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Opinión

27 de Mayo de 2019

Columna de Ingrid Krauss: Patrimonio y la importancia de la memoria

Por Ingrid Krauss* Quiero comenzar con una frase que la he escuchado años anteriores y que comparto completamente: “cada año el día del patrimonio ha tomado más fuerza en Chile” , tanto así, que desde hace un par de años, se pasó de considerar un sólo día a dos. Esta celebración se ha transformado en […]

Ingrid Krauss
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Por Ingrid Krauss*

Quiero comenzar con una frase que la he escuchado años anteriores y que comparto completamente: “cada año el día del patrimonio ha tomado más fuerza en Chile” , tanto así, que desde hace un par de años, se pasó de considerar un sólo día a dos. Esta celebración se ha transformado en un fenómeno social que ha ido aumentando paulatinamente. Sábado y domingo se repletan museos, palacios, bibliotecas, espacios de conmemoración, y tantos otros. Es un día de fiesta que se celebra en familia o con los amigos, los ciudadanos se congregan según sus intereses, y las opciones han aumentado a más de 1000, manteniéndose como el favorito de los últimos años la casa de Moneda.

El día del patrimonio nos sentimos más cercanos los unos a los otros, porque ese día identificamos un denominador común, nuestro pasado, que se refleja de una u otra manera, en la arquitectura, en la historia, en la ciudad. Lo cual implica un re-conocimiento de nuestra cultura. El enfoque puede ser tan variado como las opciones a visitar, que van desde el Palacio de la Moneda, la Universidad de Concepción ( mi favorita) hasta el Centro de energías nucleares (aunque inusual, también está en la lista).

Pero volviendo a lo que nos convoca, sin duda las celebraciones que me parecen más atractivas son las que se suceden en los barrios, ese patrimonio local que no es sólo contemplativo si no que se vive, se comparte, donde es posible retomar los “malones” de nuestros padres o las comidas comunitarias, se incluye música, por supuesto, algunas exposiciones fotográficas, y se arma un relato según la memoria colectiva. Se suman “rutas patrimoniales” que guían al visitante por los espacios más emblemáticos para los habitantes del barrio, vecinos y/o cercanos, lugares como son el club deportivo, la plaza, una esquina, o las propias casas. Ahí es donde el patrimonio se experimenta, se siente y “se construye” , y digo se construye porque inevitablemente el presente deviene pasado, luego, que este pasado sea relevante o no, aún no lo sabemos, aunque quizás lo intuyamos.

Esta unión comunal se vuelve también un punto de interés para los foráneos a la célula barrial, familiares lejanos, amigos, invitados y más. Y es que los barrios de principio de S. XX son muy atractivos sobre todo cuando los “nuevos barrios” carecen de cualidades físico espaciales como los del siglo pasado. Estos conjuntos habitacionales resaltan por su armonía, generalmente son barrios bien ubicados y conectados con la ciudad, de proporciones amables con el habitante y baja densidad. Son construcciones sólidas con atributos arquitectónicos fuera de lo común; poseen una adecuada relación de áreas verdes por m2 lo que genera espacios de reunión, las calles a veces adoquinadas hacen que las velocidades de tránsito disminuyen, y el paso se ralentice, lo que genera un modo de habitar particular. Además algunos tienen la suerte de contener a los portadores de oficios tradicionales que hoy están en extinción: zapateros, costureros, mueblistas, restauradores. En fin al describirlos pareciera que son una mina de oro, por esto los barrios antiguos han comenzado a ser re-ocupados, apareciendo con ello el monstruo de la gentrificación. Pero ese es otro extenso tema.

Estas iniciativas de celebración y valoración del patrimonio local me parecen clave para generar un sentido de pertenencia e identidad que tanto nos hace falta, además del poder que se logra cuando las comunidades están bien organizadas y con objetivos claros y comunes. Ya hemos visto casos con resultados positivos donde se ha logrado detener a los gigantes inmobiliarios en pos de defender los modos de habitar pre existentes de un barrio antiguo, u otros casos, no tan exitosos, como el de la Remodelación Paicaví, en Concepción. Conjunto habitacional representativo de la arquitectura moderna de Concepción que será intervenido para construir una automotora.

Lo que más me entusiasma y me motiva de trabajar en esto no es sólo la historia o la conservación de los edificios antiguos, sino que el valor emocional asociado a un espacio que trasciende generaciones. El poder de evocar un momento pasado, es un pequeño viaje.

Por otro lado está el sentido educativo del patrimonio, ya que nos habla de un tiempo determinado, de una forma constructiva específica, en una zona geográfica, de lo bueno y lo malo. También habla de nuestros errores como sociedad, urbanistas y arquitectos, casos que aparecen con los desastres naturales, poblados arrasados por tsunamis o destruidos por terremotos, aquí radica la importancia de la memoria que nos enseña cómo podemos estar más preparados para situaciones de esa índole, documentando, registrando, aprendiendo de los errores y recordando. Aunque se ha buscado una forma de proteger el patrimonio monumental y local a través de las declaratorias de CMN (Consejo de Monumentos Nacionales), o de la modificación de los PRC (planes reguladores comunales), sin duda, queda mucho por hacer. Faltaría aumentar la participación ciudadana en los proyectos. Sería necesario mejorar los modelos de gestión, contar con mayor financiamiento por parte del estado, revisar las leyes y normativas. Además, se podrían potenciar las intervenciones con un trabajo integrado de los diferentes ministerios, instituciones y centros educacionales, entre otras muchas cosas.

Vale la pena aclarar que con todo lo que aquí expongo, no me quiero referir sólo a lo físico o construido, si no a la necesidad de integrar y vincular a la comunidad y el patrimonio cultural como las tradiciones de nuestros pueblos originarios al espacio contenedor (que también puede ser natural).

De más está decir que queda mucho camino por recorrer, pero espero que el fin de semana se haya disfrutado de nuestra memoria, que nos permita construir un mejor futuro.

*Arquitecta y restauradora

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