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Agencia Uno

Mundo

26 de Julio de 2019

Greenpeace exige al Gobierno ruso controlar incendios forestales en Siberia

La organización acusó que el 90% de los incendios se encuentran en las "zonas de control" que, al contrario de lo esperado, incluyen poblados.

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La organización ecologista Greenpeace inició este viernes la recolección de firmas para exigir al Consejo de Estado de Rusia controlar de modo urgente los incendios forestales que azotan Siberia y el lejano oriente ruso.

La petición presenta tres exigencias principales: el envío de fuerzas adicionales para combatir las llamas, informar adecuadamente sobre los frentes de humo y revisar las “zonas de control” anti incendios para evitar la repetición de estos desastres en el futuro.

Según Greenpeace, los reiterados incendios forestales en el este del país “hace mucho dejaron de ser un problema local de las regiones de Siberia y el lejano oriente y se convirtieron en una catástrofe ecológica de escala nacional”

La ONG recordó que los incendios forestales este año han abarcado una superficie de más de 11 millones de hectáreas, y en estos momentos arden alrededor de 3 millones de hectáreas de zonas boscosas.

Greenpeace denunció que las autoridades locales decidieron no sofocar los incendios en las “zonas de control”, territorios en los cuales se toma la decisión de luchar contra el fuego o no en dependencia de la relación entre los gastos para la extinción y los daños causados por las llamas.

La organización ecologista indicó que el 90% de los incendios actuales azotan justamente esas zonas, en las cuales no debe haber poblados, terrenos de valor o arrendados para la tala.

Sin embargo, advirtió Greenpeace, estos territorios están demarcados de tal modo que incluyen cientos de poblados, por lo que es preciso revisar de modo urgente los límites de estas “zonas de control” y excluir de ellas aquellas en las que viven y trabajan personas.

Además, la ONG se refirió a la inmensa nube de humo que actualmente cubre extensos territorios de Siberia y el lejano oriente ruso, llegando hasta los Urales y en algunos casos hasta la república rusa de Tartaristán, lo cual es una amenaza para la salud de la población local.

Greenpeace denunció que ante esta situación las autoridades no toman ninguna medida para ayudar a la población y aseguran que el esmog no es perjudicial.

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