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30 de Octubre de 2019

Columna de Cristián Arcos: Charles Mariano, el jugador del pueblo

Agencia UNO

Nunca ha olvidado su origen. Sigue siendo el hombre criado en Puente Alto. Por eso cuando fue consultado por la actual situación que vive el país, refirió su diagnóstico a lo que vivió él y su familia.

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Si algo comparten las principales figuras de la mejor generación de futbolistas chilenos de toda la historia, es que juegan de acuerdo a su personalidad. En la cancha despliegan no solo sus condiciones técnicas, sino también su crianza, su carácter, el barrio en el que crecieron. Por eso vemos en Gary Medel a un jugador aguerrido, capaz de superar a futbolistas más altos, más fuertes y más veloces merced a un pundonor erigido en la Población La Palmilla de Conchalí. Vemos en Arturo Vidal a un jugador con hambre insaciable de triunfos, que jamás se rinde, demostrando el carácter que esculpió en San Joaquín.

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En Jean Beausejour lo mestizo de su sangre se expone en cancha, dueño de una potencia física y capacidad de recorrido inusual en nuestro medio. Vemos en Alexis Sánchez a un delantero astuto, hábil, ingenioso, reflejo de quien se cría en Tocopilla, junto al mar, con escasas posibilidades de salir de su zona a menos que se dedicara a jugar fútbol.

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Y está Charles Aránguiz, quizás el más “chileno” de todos los nuestros. Porque el volante del Bayer Leverkusen juega tal como vive: silencioso, callado, un obrero en el campo. Y siempre, o casi siempre, termina siendo el mejor del equipo. Lejos de las luces, de las cámaras y micrófonos, Charles Mariano Aránguiz Sandoval prefiere hablar en la cancha. Su desempeño es su mejor discurso. En el Mundial de Brasil 2014 fue el mejor chileno. En la Copa América 2015, otra vez fue el mejor. En el último torneo continental, fue el más rescatable de todos. 

Charles Aránguiz nació y creció en la población Nueva Esperanza de Puente Alto. Desde ahí se dio la vuelta larga para triunfar en el fútbol. Muy joven se fue a jugar a Calama, defendiendo los colores de Cobreloa. Pasó por Colo Colo y Quilmes de Argentina antes de llegar a la Universidad de Chile, donde explota por su gran nivel en el equipo de Jorge Sampaoli. Una exitosa estación en el Internacional de Porto Alegre para llegar al Bayer Leverkusen de Alemania, donde va para su quinta temporada. En este largo recorrido nunca ha olvidado su origen. Sigue siendo el hombre criado en Puente Alto. Por eso cuando fue consultado por la actual situación que vive el país, refirió su diagnóstico a lo que vivió él y su familia. 

“No me manejo mucho en política, pero por la forma en que he vivido y por la experiencia que tengo ahora, fue muy grave lo que pasó con Carabineros, los milicos, la policía. Hubo muertes. Entonces, fue todo muy fuerte hacia la gente que protestaba pacíficamente. Creo que al Presidente se le escapó de las manos el tema. Este era un tema que iba a explotar en cualquier momento. No solamente fue el alza del Metro que estalló todo esto. Hay muchas cosas. Esto se veía venir. Yo vivo en población y, más o menos, sé lo que sufre la gente, las necesidades que tiene y estoy con ellos”, señaló en Radio Cooperativa. Su testimonio se unió a otros como Claudio Bravo, Arturo Vidal, Jean Beasejour, Alexis Sánchez, Christiane Endler, Fernanda Pinilla, José Pedro Fuenzalida, Gary Medel y muchos más, de diferentes equipos, distintas edades y géneros, opuestas tendencias políticas, pero con un discurso muy similar.

Sin embargo, el mensaje de Aránguiz despertó la furia de Lord Voldemort, quien lo atacó de manera despiadada. “Seguramente le cree más a sus amigos narcotraficantes que tienen a las poblaciones secuestradas por la droga y la violencia. Qué fácil es hablar desde la distancia sin ver cómo el país se destruye”, escribió a través de su cuenta de Twitter. Detrás de su mensaje está exactamente aquello que los chilenos queremos cambiar y que azota a los ciudadanos en su diario vivir: el prejuicio más absoluto, el estigma respecto al origen, el desprecio por la opinión que proviene de estratos, supuestamente, menos preparados. Ocurre todos los días en todos los ámbitos. A la gente se le mide por su lugar de nacimiento o crianza y no por sus competencias. Los altos cargos políticos, del Estado, de las empresas, de las industrias, de la televisión, provienen casi siempre del mismo sector. El resto, existe solo en los discursos. 

Cuando el candidato que obtuvo un 7% en las elecciones del 2017 vincula al futbolista con el narcotráfico, quizás se refiera a un reportaje emitido por TVN hace un tiempo, donde Aránguiz aparecía en algunas fotografías acompañado por personas que, efectivamente, están ligadas a delitos. Pero si hablamos de amigos, Lord Voldemort ha defendido públicamente a Cristián Labbé, condenado en primera instancia a tres años de presidio efectivo por torturas. También defendió al exbrigadier Miguel Krassnoff Martchenko, uno que suma más 650 años de presidio por delitos de homicidio, secuestro, apremios ilegítimos y torturas. Pese a esas situaciones comprobadas y ratificadas, Lord Voldemort señaló que “conozco a Miguel Krassnoff y no creo todas las cosas que dicen de él”.

Es probable que Charles Aránguiz, tal como hace en la cancha, no responda. Porque juega callado. No llora. No se victimiza. Ni se tira al suelo. No exagera. Puede jugar bien o mal, perder o ganar, pero no culpa al resto de sus errores. En la cancha y fuera de ella, se hace cargo de sus acciones y palabras. Si Lord Voldemort quería ganar adeptos a través de sus provocadores mensajes, le pegó al hombre menos indicado. El jugador más querido por los hinchas y más querido por sus propios compañeros. No Voldemort. Con Charles Mariano no se meta. Charles Aránguiz representa al chileno que somos y el que queremos ser.

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