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Opinión

27 de Febrero de 2020

Columna de Irene del Real: Nuevos paradigmas

EFE

"Si queremos un proceso constituyente que nos represente a todas y a todos, necesitamos que este proceso sea legítimo, ¿y como logramos eso si ya no nos sentimos representados por nuestra actual clase política?".

Irene del Real
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Autora:
Irene del Real, vicepresidenta de Fuerza Común.

En los últimos días se ha hablado de los independientes posicionándolos como un grupo sin definición ideológica que coquetea con el populismo y la anti institucionalidad, posición bastante condescendiente ante un grupo movilizado que tiene el potencial de cambiar la balanza política del país. Si miramos hacia atrás, un proceso de conflictos diversos, locales y nacionales culminaron el 18 de octubre. Fecha desde la cual nuestra sociedad se ha transformado radicalmente. Pasamos de la apatía a organizarnos e asambleas o cabildos y a una conversación constante sobre el Chile que queremos. En otras palabras: pasamos a politizarnos. Este proceso de politización incluye cuestionar y exigir lo justo o lo digno a nuestra clase política, y al mismo tiempo querer ser participes activos del proceso constituyente abierto por la movilización social.

Este nuevo Chile organizado va de la mano con una clase política deslegitimada, desgastada por 30 años funcionando al alero de una constitución que ha impedido hacer los cambios sociales que necesitamos. Una clase política que se ha acostumbrado a consensos sometidos por una lógica constitucional tramposa que ha hecho que la representatividad se haya perdido. Por ende, si queremos un proceso constituyente que nos represente a todas y a todos, necesitamos que este proceso sea legítimo, ¿y como logramos eso si ya no nos sentimos representados por nuestra actual clase política?.

Durante estos últimos meses han aparecido diferentes espacios con el objetivo de responder esta pregunta. Son espacios formados por ciudadanos organizados y auto convocados que nunca habían militado, o ciudadanos desencantados de sus antiguas militancias, todos quienes nos identificamos como independientes. Muchos de estos espacios no son un esfuerzo anti institucional, sino un acto de reapropiación de la política, a la cual queremos pensar de una manera diferente.

¿En qué consiste esta diferencia?

Queremos evitar la organización poco horizontal que representa la mayoría de nuestra política tradicional, una política tradicional caracterizada por la falta de conexión con el territorio, donde las bases no son escuchadas ni tienen incidencia en la elección de quiénes serán sus candidatos, quienes a veces ni siquiera son de su distrito y -en muchos casos- de su región.

Se trata de legitimar este proceso constituyente que el mismo movimiento social permitió. Se trata de que esta Nueva Constitución que tanto anhelamos sea formulada por el Chile real y, por ende, sea un espejo de quienes somos; y no únicamente de la élite socio económica que compone la gran mayoría de la clase política tradicional. Somos un tejido social diverso y complejo. Un tejido social mucho mejor representado por los ciudadanos independientes auto convocados que se han organizado en todo el país. Es por eso que los independientes están pasando a jugar un rol esencial. Su participación en la política cumple el rol de legitimarla.

Los independientes representan un nuevo deseo de participación que está redefiniendo de manera muy esencial cómo hacemos política. Un deseo de recuperar la capacidad de dialogar e incidir en la convivencia. Un deseo de interactuar de una forma distinta. Un nuevo paradigma con el potencial de cambiar la estructura política de nuestro país y dar paso a una Nueva Constitución representativa y legítima.

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