Alkys Mendoza: de los eventos a la venta de picoteo a domicilio

Hace dos años y medio, Alkys Mendoza (53) se vino de Venezuela por la situación política que atraviesa su país. Al poco tiempo, se puso a trabajar en una multinacional de cafetería. Preparaba las masas dulces del local hasta el comienzo de la pandemia, momento en el que perdió su trabajo y tuvo que volcarse totalmente al segundo trabajo que tenía: Biscotti Eventos.

Se trata de un emprendimiento familiar que empezó a principios de año,  en el que participan principalmente cuatro personas: Alkys, su sobrino, su sobrina y su pololo. Ella se encarga de cocinar y el resto se distribuye las tareas de marketing, sacar fotos para las redes sociales y administración. Hace poco se sumó un vecino al equipo para apoyarlos con los repartos, quien era transportista y también quedó sin trabajo recientemente.

En un principio ofrecían servicios de banquetería en eventos corporativos. Organizaban coffee breaks para las empresas, pero la pandemia los obligó a buscar nuevas ideas para poder subsistir. Se les ocurrió vender desayunos para el Día de las Madres y les fue muy bien. Desde entonces, no han parado de ampliar su menú de opciones

Ahora también venden tortas, kits de cocina enfocados a los niños y cajas con picoteo dulce y salado para celebrar cumpleaños, aniversarios, bautizos, baby shower, entre otros. Siempre destinados a un número pequeño de personas, considerando que el Covid aún no ha terminado. Son de Las Condes, pero hacen repartos por todo Santiago.

¿Cómo fue cambiar de modalidad?

-Cuando decides emprender, tienes la ilusión de que todo salga bien y poder hacer cosas para que los demás puedan sentirse contentos. Es gratificante, porque se puede generar ingresos para tu familia y para otras personas que también se quedaron sin trabajo. Hay personas que te agradecen por lo que les entregas y pasan un momento feliz.

¿Trabajan todos los días?

-Todos los días, porque esto es un emprendimiento y tienes que trabajar mucho. Los días que tenemos pocos pedidos son los días en que vamos a comprar los materiales que necesitamos para cocinar. De todas formas, siempre trabajamos y nos apoyamos entre todos.

“Es gratificante, porque se puede generar ingresos para tu familia y para otras personas que también se quedaron sin trabajo. Hay personas que te agradecen por lo que les entregas y pasan un momento feliz”.

¿Qué ha sido lo más complejo de enfrentar durante la pandemia?

-Es difícil trasladar los elementos de un lado para otro, porque tienes que tener mucha precaución de no contagiarte. También hay que tener cuidado de usar todas las medidas necesarias en los sitios donde vamos a dejarlos, ya que la mayoría son edificios y condominios. 

¿Qué significa la cocina para usted?

-Es algo muy bonito. Cuando cocinas siempre lo haces con cariño, porque otra persona se lo va a comer. Por ahí viene el tema de que uno tiene que comenzar a hacer bien las cosas. Para mí, la cocina tiene algo muy especial que implica muchos estados y aunque tú no estés de buen ánimo, tienes que tratar de que eso te quede bien, porque son muy importantes las energías que le transmites a lo que estás preparando.

“Para mí, la cocina tiene algo muy especial que implica muchos estados y aunque tú no estés de buen ánimo, tienes que tratar de que eso te quede bien, porque son muy importantes las energías que le transmites a lo que estás preparando”.

SU OTRA PASIÓN

En Venezuela, Alkys hizo un diplomado en panadería y repostería y luego estudió para ser chef. Pero la cocina no es su única pasión: es una educadora diferencial con 25 años de experiencia. Hasta ahora, no ha logrado validar su título exitosamente, por lo que no ha podido ejercer esta profesión en Chile.

Sin embargo, trata de acercar su profesión a su trabajo del día a día: la gastronomía. Eso fue lo que la inspiró a crear kits de cocina enfocados a los niños con todos los materiales necesarios para que puedan decorar galletas, tortas, cupcakes y pizzas y así poder ayudar a que desarrollen sus habilidades.

¿Siempre le gustó la cocina?

-Sí, siempre me gustó y trataba de mezclarla con mi vocación por los niños. En Venezuela, yo trabajaba con niños del trastorno del desarrollo como autismo. En el colegio donde trabajaba me preocupaba que llevaran una dieta libre de gluten y cafeína. También enseñaba a las mamás a cómo poder buscar alternativas de cocinar para ellos.

¿Es por eso que los kits van dirigidos a los más pequeños?

-Es que tienes que seguir trabajando en la casa con ellos y potenciar las habilidades sociales y motoras. Los niños pueden aprender colores, formas y de paso interactuar con los papás, que a veces cuesta mucho por el trabajo. Por ahí nos enfocamos, porque aunque lleves a un niño al colegio, los cuidados siguen en casa porque ahí es donde el niño pasa más tiempo.

¿Cómo cree que la cocina puede ayudar a los niños?

-Los niños aprenden mucho a ser más tolerantes y a compartir. La cocina te da para eso y tú los orientas dándole herramientas y enseñándoles que deben tener cuidado con ciertas cosas. Esta tiene la parte bonita de que es muy colaborativa, de repente uno corta, el otro prepara… Eso también se puede llevar a la parte pedagógica. 

“Los niños aprenden mucho a ser más tolerantes y a compartir. La cocina te da para eso y tú los orientas dándole herramientas y enseñándoles que deben tener cuidado con ciertas cosas”.

¿Qué otros planes tiene a futuro?

-Si se da la oportunidad de trabajar con niños aquí, estoy abierta, pero por ahora estoy enfocada en Biscotti eventos. En realidad, también me gustaría volver a los eventos volcados más a la parte corporativa y luego estudiar algo de cocina para complementar mis estudios. También me gustaría estudiar pastelería regional chilena. Ya he aprendido a hacer algunos platos típicos, pero me gustaría perfeccionarme en la parte de la gastronomía chilena.

¿Ha disfrutado lo que hace?

-Claro. Tú tienes que disfrutar de las cosas que haces, porque si algún día decides estudiar algo es porque te gusta y te inspira. Siempre hay que hacer las cosas que uno disfruta y así salen mejor.