Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

5 de Octubre de 2021

Susannah Buchan, científica: “Dominga puede destruir un laboratorio natural único en el mundo”

Archivo personal

La destacada oceanógrafa inglesa pasa una parte del año estudiando cetáceos en el Archipiélago de Humboldt, lugar del que se enamoró desde el día que lo conoció: “Para mí, es como el centro del Universo”, dice. Buchan advierte que abrir una ruta marítima en esa zona aumentará el riesgo de colisiones de embarcaciones con grandes mamíferos marinos y asegura que Dominga podría alejar definitivamente a las ballenas de una zona crítica de alimentación. “Es impresionante cómo todavía este lugar no está protegido de manera integral”, agrega.

Por

Cuando la oceanógrafa inglesa Susannah Buchan llegó por primera vez a Chile luego de aceptar la invitación para trabajar en el Centro Ballena Azul, en 2007, su destino fue la Patagonia. Entre canales y fiordos, se dedicó tiempo completo a estudiar la majestuosa ballena azul (Balaenoptera musculus), de la que descubrió que tiene un canto chileno. “En el sur, siempre escuché a colegas hablar de una zona en el norte llamada el Archipiélago de Humboldt. Me quedó dando vueltas mucho tiempo”, dice. Susannah conoció el paisaje de esas ocho islas ubicadas entre Chañaral de Aceituno, en el sur de la Región de Atacama, y Caleta Hornos, en la Región de Coquimbo, cuando grabó el programa Wild Chile, junto al realizador René Araneda, en 2016. “Cuando estuve ahí lo primero que pensé fue ‘chuta, ¿qué es esto?’. Vimos una gran cantidad de cetáceos: ballenas, orcas y muchos delfines… Era tan espectacular como me lo habían dicho o más”, cuenta.

Esa primera vez en la caleta Chañaral de Aceituno marcó su reencuentro con la ballena fin (Balaenoptera physalus), un animal que sólo había visto en su infancia en Bahía de Fundy, en la costa este de Canadá, donde sus abuelos tenían casa y pasaba las vacaciones de verano con su familia. En Fundy nació en ella una fascinación por las ballenas y sintió que tenía que hacer algo en su vida para que estos animales se recuperasen después de siglos de caza.

-¿Cómo fue volver a ver a una ballena fin?

-Es una ballena tan diferente a la azul: es más piolita, más esquiva y tiene marcas diferentes por un lado y otro. Yo las veía mucho cuando chica, entonces fue muy, muy bonito verlas de nuevo. ¡Yo nunca había visto tantas! En la isla Chañaral hemos visto decenas, hasta 50 ballenas fin de una. Esta es la especie de ballena con barba más cazada en la corriente Humboldt, sacaron miles y miles, entonces verla ahí nuevamente fue super emocionante. Además, era otro contexto, porque luego de haber pasado tanto tiempo en la Patagonia y ver este paisaje del norte que es totalmente diferente, descoloca al principio. Yo estaba acostumbrada a la lluvia y a lo verde, y acá era tan desértico, pero con una gran cantidad de vida, de ballenas, de krill… Es impresionante.

Desde esa primera vez, siempre regresó al Archipiélago de Humboldt. Hizo amigos, participó en actividades de divulgación científica y sus nuevas líneas de investigación hicieron de este lugar su laboratorio natural. También conoció a un destacado fotógrafo submarino español -Francis Pérez-, con quien se casó el año pasado precisamente en el norte. Como ya es costumbre en los últimos años, Susannah y Francis tienen planificado llegar a la caleta Chañaral en noviembre. 

“Para mí, personalmente, Archipiélago de Humboldt es como el centro del Universo, de verdad. Realmente me pasa algo tan especial que todos los años termino con ganas de quedarme más tiempo. Este año, por ejemplo, voy a ir por seis meses. Lo conocí y me enamoré totalmente. Es muy bonito lo que se genera en la caleta en torno a la vida marina, a la conservación y la protección. Ahí, como científica, una tiene la sensación de que es una más de todas las personas que quieren ese lugar y están trabajando por él. Hay mucho intercambio de información entre la comunidad local y los científicos, tenemos una relación muy estrecha, muy bonita, aprendemos mucho del otro. Cuando voy a la caleta no es para enseñarle nada a nadie. Realmente es un intercambio que va en dos vías, eso es súper rico”, dice.

Luego agrega: “En términos científicos, el Archipiélago de Humboldt es un sistema súper particular debido a un foco de surgencia costera, un fenómeno oceanográfico que ocurre en pocas partes y justo uno hay uno al sur de la bahía de Coquimbo. Eso permite la existencia de una productividad única y todo eso se va concentrando en el Archipiélago Humboldt. Eso lo hace muy particular, único en la costa de Chile, y nos ha permitido, como el archipiélago está cerca de la costa, tomar ese sistema de archipiélagos como un laboratorio natural para entender distintos procesos marinos”.

***

El pasado 11 de agosto, en una sesión extraordinaria, la Comisión Ambiental de Coquimbo (Coeva) aprobó el controvertido proyecto minero portuario Dominga. Susannah estaba en islas Canarias. “Seguí la sesión vía online y también estaba super conectada con la organización de base comunitaria que creamos el año pasado, que tiene sede en caleta Chañaral de Aceituno“. En ese grupo de WhatsApp -donde están otros colegas científicos; el buzo y fotógrafo submarino César Villarroel; el capitán de bote Patricio Ortiz; la operadora de turismo Marinella Maldonado; el presidente de la Comunidad Indígena Los Changos, el sociólogo Felipe Rivera; el cinematógrafo de vida salvaje Mauricio Handler, y Francis Pérez, entre otros- iban comentando cada detalle de la reunión.

“Para mí, personalmente, Archipiélago de Humboldt es como el centro del Universo, de verdad. Realmente me pasa algo tan especial que todos los años termino con ganas de quedarme más tiempo. Este año, por ejemplo, voy a ir por seis meses. Lo conocí y me enamoré totalmente. Es muy bonito lo que se genera en la caleta en torno a la vida marina, a la conservación y la protección”.

El desenlace fue un golpe duro. “Fue como una patada en la guata, pero era un poco esperable también”, comenta la oceanógrafa. “Yo creo que estas cosas activan a la gente, entonces inmediatamente hubo llamadas y reuniones con los colegas científicos y con las ONG para ver cómo se va a enfrentar el tema. A veces uno pierde las batallas, pero eso no significa que la guerra no se vaya a ganar. Mi interés como investigadora es poder tomar la información científica que tenemos del lugar y ponerla al servicio del público general a través de medios de prensa y también de las ONG que están desafiando a este proyecto”. 

Susannah, quien conoce la historia de la tramitación ambiental de Dominga, también sintió el golpe de la reciente publicación de Ciper sobre la vinculación del Presidente Piñera con el proyecto. “Me parece triste y pone seriamente en riesgo el liderazgo de Chile en conservación marina a nivel mundial. No me interesa la política, me interesa la ciencia. Y por años, y durante distintos gobiernos de derecha e izquierda, los argumentos técnicos y científicos han estado clarísimos para la creación de un área marina protegida. Como comunidad científica, pedimos al gobierno responder a ella a la brevedad y ver la protección integral de esta zona”.

“A veces uno pierde las batallas, pero eso no significa que la guerra no se vaya a ganar. Mi interés como investigadora es poder tomar la información científica que tenemos del lugar y ponerla al servicio del público general a través de medios de prensa y también de las ONG que están desafiando a este proyecto”. 

-¿Cómo le explicas a la gente o a un tomador de decisión la importancia de este lugar?

-Lo increíble con el Archipiélago Humboldt es que es el lugar de Chile donde hay más antigüedad de información científica sobre el ecosistema marino, tal vez junto con Magallanes o algunas zonas de la Patagonia. Y, a pesar de eso, es impresionante cómo todavía este lugar no está protegido de manera integral y los Dominga van a seguir pasando hasta que no tengamos esa protección. ¿Qué sabemos de ahí? Con toda esta información científica, sabemos que la ballena fin es una especie en categoría de peligro de extinción por el Ministerio de Medio Ambiente, que fue la especie más cazada en Chile y, aparentemente, donde más se alimenta es en la costa de Chile. Entonces, si van tantos animales a alimentarse y cada ballena fin está consumiendo una tonelada de krill al día en épocas de alimentación, eso indica que es un lugar muy productivo. Luego tenemos al pingüino de Humboldt, que aparentemente el 80% de su población vive en tres de las islas; tenemos al chungungo, cuya categoría de conservación es en peligro de extinción, que también vive ahí en los bosques de macroalga; tenemos tanta fauna importante para la salud de los ecosistemas marinos de la corriente de Humboldt que se concentra en esa zona, que la deberíamos estar protegiendo como oro. Los puertos hay que ponerlos en alguna parte y ya hay puertos en esa zona. No digo que no debe haber puertos, pero un puerto en medio del hotspot de biodiversidad marina en Chile no me parece sensato.

-De acuerdo con lo que has estudiado, ¿cuáles son los impactos de Dominga que más te preocupan?

-Hay varios, pero voy a hablar de los cetáceos: el impacto de abrir una nueva ruta marítima en medio del Archipiélago de Humboldt es como abrir una carretera en medio del hábitat crítico de una especie en peligro de extinción. Eso va a llevar a un mayor riesgo de colisión, sin duda. Este año tenemos un año récord de colisiones entre barcos y ballenas, principalmente de ballena fin en el norte de Chile. Y lo que plantea este proyecto es poner una carretera marítima en medio del hábitat más crítico, hasta donde sabemos, de la ballena fin en el norte de Chile. Si la ballena fin ya está siendo colisionada, con una nueva carretera vamos a tener más colisiones de todas maneras y hay que recordar que esta especie se está recuperando de la caza, está en peligro de extinción y deberíamos estar resguardando su hábitat y no poniendo más amenazas.

“Tenemos tanta fauna importante para la salud de los ecosistemas marinos de la corriente de Humboldt que se concentra en esa zona, que la deberíamos estar protegiendo como oro. Los puertos hay que ponerlos en alguna parte y ya hay puertos en esa zona. No digo que no debe haber puertos, pero un puerto en medio del hotspot de biodiversidad marina en Chile no me parece sensato”.

-Si se instala un puerto ahí, ¿debiera la ruta pasar por un estudio de impacto ambiental?

-Deben hacer estudio -pero serio- de modelamiento para entender exactamente lo dinámico que es el uso de ese hábitat por parte de las ballenas. Luego, sobreponer el tráfico marítimo: hacer una serie de modelamientos de riesgo de colisión con datos oceanográficos, datos sobre las ballenas, datos sobre el tráfico, todo eso sobre 25 años. Ahora, si Dominga instala un nuevo puerto, esa infraestructura puede ser ocupada no sólo por Dominga -que significa un barco grande a la semana-, sino que también puede haber otros usuarios a futuro. Es un proyecto a 25 años con un efecto acumulativo y eso no se ha considerado en ninguna parte de la evaluación de impacto ambiental. Me parece una deficiencia importante. Luego está el tema ruido, que es un tema menos letal, pero crónico. A nosotros los seres humanos nos protegen del ruido en nuestras ciudades porque sabemos que el ruido tiene un impacto subletal, que no te mata pero te estresa y eso sí tiene efectos demostrados sobre la salud humana a nivel de individuo y de población. En el caso de los cetáceos sabemos que también tiene impacto. Lo último que presentó la empresa apunta a evaluar el impacto del ruido sobre los mamíferos marinos, pero no es un estudio, es una recopilación de literatura, no hay nada nuevo que se presente ahí. Además, están mal aplicados los criterios: la preocupación mayor no es el ruido de un barco en el oído de una ballena, si no que el tráfico marítimo constante sobre 25 años aumenta los niveles de estrés fisiológico, enmascara las comunicaciones, e impide sus actividades diarias, como la alimentación Si estamos hablando de más ruido en una zona de alimentación, estamos hablando de que finalmente los animales pueden abandonar esa zona y, por ende, van a perder oportunidades de alimentación. La misma empresa en el documento que presentó ahora dice que los mamíferos marinos cuando escuchan un ruido que los perturba se van a ir del lugar. ¡Se acaban de disparar en el pie con eso!, porque ese impacto es justamente de los más graves si pensamos que ocurre sobre 25 años.

-¿Dominga podría destruir un lugar único en el mundo?

-Absolutamente. Y ni siquiera hemos hablado del riesgo de derrame. Pero sí, absolutamente puede destruir ese laboratorio natural único en el mundo, que además fue reconocido internacionalmente como Hopespot de biodiversidad por la Fundación Mission Blue y con un tremendo futuro como polo internacional para el avistamiento de fauna.

-¿Por qué crees que, en Chile, los tomadores de decisión no toman en cuenta la evidencia científica para resolver ciertas cosas?

-Yo creo que ningún país es perfecto en eso. Lo que sí veo en Chile es que la gente se moviliza mucho. En Europa, muchas veces pasan barbaridades y todos callados, postean un par de cosas en Facebook y luego vuelven a sus vidas. Lo que ocurre en Chile, en cambio, me da mucha energía. O sea, los trabajadores de Conaf hicieron una declaración rechazando los argumentos para aprobar Dominga, los científicos también alzaron la voz, la gente se está moviendo y marchando. Hay mucho movimiento, eso me motiva y me encanta Chile por eso. Ahora, respecto a la toma de decisión, el problema es que hay ciertos mecanismos que todavía no son imparciales, como el mismo Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. Es muy curioso que la misma empresa presente un estudio para evaluar un proyecto. 

-¿Debería ser un organismo independiente el que haga ese estudio?

-Sí, debería ser independiente. Lo bueno es que las autoridades se están poniendo más exigentes, entonces cuando se presentan los proyectos hay cada vez más observaciones, como el tema del ruido submarino, que fue de las últimas observaciones que se hizo a Dominga. Pero ellos presentaron un informe que es una recopilación bibliográfica, ellos no presentaron estudio, no fueron a terreno a colectar datos, no hicieron modelamiento, ¡nada! El sistema debiera ser más independiente y con unos criterios técnicos más rigurosos. En ese sentido, por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente está trabajando en una guía técnica para la evaluación del ruido submarino. Hay cosas que están en camino, pero es lento, porque la toma decisión siempre es lenta, pero hay mucha gente que tiene voluntad y ganas de mejorar los criterios técnicos. Pero claro, cuando Dominga presentó estos últimos informes esa guía técnica todavía no estaba.

“Lo que sí veo en Chile es que la gente se moviliza mucho. En Europa, muchas veces pasan barbaridades y todos callados, postean un par de cosas en Facebook y luego vuelven a sus vidas. Lo que ocurre en Chile, en cambio, me da mucha energía. O sea, los trabajadores de Conaf hicieron una declaración rechazando los argumentos para aprobar Dominga, los científicos también alzaron la voz, la gente se está moviendo y marchando. Hay mucho movimiento, eso me motiva y me encanta Chile por eso”.

-De alguna manera, en Chile se ha normalizado que las comunidades, ONG y los científicos se enfrenten a proyectos de grandes empresas y el Estado se ponga del lado de la industria.  ¿Qué te parece eso?

-La cancha no es muy pareja y no es muy justo, porque no estamos jugando con los mismos recursos, entonces es complejo al momento de enfrentarse a estos grandes intereses económicos con una visión muy extractivista y cortoplacista. Las comunidades tienen súper poco poder frente a eso. Pero lo positivo acá es que hay que pensar en la masa crítica. La reacción que hemos visto frente a esa votación, las movilizaciones. Yo creo que estamos llegando a una masa crítica de personas donde no nos vamos a quedar callados y cada vez más científicos y comunidades están levantando la voz. Es verdad, la cancha no es pareja y justa, pero por suerte somos muchos más y eso me da fe y energía de seguir hablando de este tema y trabajando para este lugar, porque creo que ya somos masa crítica para defender este lugar. En Chile los últimos dos años nos han enseñado mucho sobre los movimientos sociales. Esto sí prendió.

También puedes leer: Columna de Martín del Río: ¿Hay esperanza? A ratos cuesta, pero sí queda ¡Y MUCHA!


Volver al Home

Notas relacionadas

Deja tu comentario