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31 de Enero de 2022

“Todo lo que somos y tenemos se lo debemos al océano”: La defensa de la bióloga marina Catalina Velasco

La imagen muestra a Catalina Velasco frente a un collage del océano, con pescados, algas y más Patricio Vera

Tras la publicación de "Vida sumergida", la bióloga marina y divulgadora científica conversa con The Clinic sobre la "ceguera oceánica" con la que vivimos y cómo combatirla. "De una u otra forma somos océano, llevamos el océano en nosotros", dice la también exploradora de National Geographic, quien entrega recomendaciones de libros y películas para aprender más sobre el océano y cómo este determina nuestra existencia, desde lo que comemos, hasta lo que respiramos.

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“Incluso si nunca tienes la oportunidad de ver o tocar el océano, el océano te toca con cada respiración que tomas, con cada gota de agua que bebes, con cada respiración que tomas, con cada gota de agua que bebes, con cada bocado que comes. Todos, en todas partes, están conectados y dependen por completo de la existencia del océano”, ha dicho en varias ocasiones la oceanógrafa Sylvia Earl.

Se trata de algo que Catalina Velasco (30) se fue dando cuenta a lo largo de su vida.

Su primer recuerdo con el mar es, como el de muchos, de vacaciones en la playa en verano. A menudo viajaba con su familia a Tongoy y volvía a casa con memorias del calor, la sal, el olor a bloqueador solar, las palmeritas y el océano. Por supuesto que el océano.

En él se metía y nadaba, nadaba, nadaba, hasta que las personas en la playa se veían chiquititas y sentía que sus dedos se arrugaban. Su amor por esos recuerdos y por el océano no hizo más que crecer: piensa en el buceo como uno de los momentos más determinantes de su vida, en Sylvia Earl como un gran referente y en su decisión de estudiar Biología Marina como una inmersión en el conocimiento -y también en los misterios- del océano.

“Cuando buceo, puedo ver todo aquello que aprendí. Voy de roca en roca y siempre hay mucha vida. Algas de colores, pequeños peces entre ellas, cangrejos. Es un mundo nuevo. Una experiencia enriquecedora que yo recomiendo a todos. Siempre digo que es ‘bucear en el bosque’. Te puede cambiar la vida, de verdad estás en otro mundo”, comenta.

Cortesía de Catalina Velasco.

Es a ese “otro mundo” al que Catalina Velasco -hoy bióloga marina, divulgadora científica y exploradora de National Geographic– brinda homenaje en su libro “Vida sumergida” (La Pollera, 2021), en el que detalla por qué necesitamos el océano, hace un recorrido a través de cómo este hizo habitable la Tierra y culmina ahondando en sus amenazas y qué se puede hacer para contrarrestarlas.

La “ceguera oceánica”

“Tenemos una ‘ceguera oceánica’ que nos impide reflexionar profundamente sobre nuestra conexión con el gigante azul”, dice Catalina Velasco. Ella misma reconoce que fue presa de esa ceguera durante mucho tiempo, en parte por haber crecido en Santiago, lejos de esa gran masa que cubre casi el 71% de nuestro planeta.

“Acercarse al océano de forma literal es maravilloso, porque nos conecta inmediatamente a todos a quienes nos gusta ir a la playa y quedarse mirando las olas. Pero es necesario ir más allá: mirar el océano con ojos de explorador, saber qué está pasando en su entorno, qué organismos hay, plantearse preguntas”, afirma, añadiendo que cualquier persona puede acercarse al océano viendo documentales, leyendo libros, buscando información en la prensa y en las legislaciones.

“Todas esas son formas de ir combatiendo esta ceguera oceánica que es natural que tengamos porque somos seres terrestres. Tenemos el sesgo de estar en dos patas erguidos, caminando sobre la tierra. No podemos respirar bajo el agua, no podemos ver bajo el agua, no estamos  adaptados en este momento para el mundo submarino, entonces tendemos a voltear la vista hacia otros lados, como la Cordillera, en el caso de Chile”, comenta.

Cortesía de Catalina Velasco.

A pesar de eso, sostiene Catalina Velasco, más del 38% de la población mundial vive a menos de 100 km del océano y más del 67% a menos de 400 km. Además, cerca de las zonas costeras, la población es unas 2,5 veces mayor que hacia el interior y una serie de investigaciones han mostrado que vivir cerca de océanos mejora el bienestar y la salud mental de los seres humanos.

“Solo tenemos a un océano”

La bióloga marina resalta que “solo tenemos a un océano, no cinco”: “A nivel mundial contamos con una única gran masa continua de agua salada, a la que le han sido asignados distintos nombres por motivos geográficos, científicos, históricos y de navegación. Todos los océanos están conectados y, a su vez, nos conectan también a nosotros de diversas formas, estemos donde estemos”.

Esa conexión, sostiene, se puede dar a través de muchos factores. Aunque cree que debemos amar el entorno natural por lo que es, y no porque nos entrega capital, Catalina Velasco destaca que según la OCDE el océano aporta 1,5 mil millones de dólares anuales en valor añadido a la economía mundial, y que, de acuerdo con la FAO, unas 60 millones de personas en todo el mundo trabajan en la actividad pesquera.

Cortesía de Catalina Velasco.

El océano también nos conecta con el ciclo del agua. Puede sonar como un proceso sencillo, como el que se aprendió en el colegio, “pero en realidad es complejo, pues las moléculas del agua deben viajar miles de kilómetros para alimentar un sistema que mantiene la vida sobre la Tierra”, dice la experta.  

Ese vínculo se da a través de muchas otras formas: la regulación del clima, el transporte marítimo o los alimentos que consumimos. A modo de ejemplo, Catalina Velasco comenta que, de acuerdo con la FAO, el pescado representa el 17% de la proteína animal consumida en el mundo y el 26% de aquella consumida en los países menos desarrollados.

Más del 38% de la población mundial vive a menos de 100 km del océano y más del 67% a menos de 400 km. Además, cerca de las zonas costeras, la población es unas 2,5 veces mayor que hacia el interior y una serie de investigaciones han mostrado que vivir cerca de océanos mejora el bienestar y la salud mental de los seres humanos.

“Nuestra vida nació con el océano”

Sin dudarlo, la divulgadora científica dice que “gracias al océano estamos vivos y nuestra vida nació con él”. “Lo digo porque, si lo piensas desde nuestros orígenes, nuestros primeros antepasados, los pequeños organismos unicelulares vivían en el océano. Luego, gracias al océano y a la actividad fotosintética que había en él hubo un aumento de la cantidad de oxígeno en la atmósfera, y eso permitió que todos estos organismos que estaban en el océano salieran a la tierra, la colonizaran y comenzaran a evolucionar nuestros ancestros hasta lo que somos el día de hoy”, detalla. “El océano creó la atmósfera que conocemos y entre ambos existe una relación íntima y estable, la mejor historia de amor jamás contada”, agrega.

“De allí venimos. Además, también somos agua. Es nuestra composición. Entonces, de una u otra forma somos océano, llevamos el océano en nosotros. Todo lo que somos y todo lo que tenemos se lo debemos al océano”, comenta.

Cortesía de Catalina Velasco

La experta da algunos ejemplos. Menciona que diversos medicamentos y productos para usos biotecnológicos vienen del océano. Menciona que, en el año 2000, Eric Kandel ganó el Nobel de Medicina al comprender la base biológica del aprendizaje y la memoria estudiando células nerviosas de las babosas marinas Aplysia. Menciona que, ocho años más tarde, Martin Chalfie, Osamuu Shimomura y Roger Tsien recibieron el Nobel de Química por el descubrimiento de la proteína verde fluorescente en la medusa Aequorea victoria, la cual ha tenido muchas aplicaciones en campos de la bioquímica, microbiología, ingeniería genética y fisiología.

“Más personas han pisado la luna”

El océano es tan variado, dice Catalina Velasco, que alberga los microorganismos más pequeños, los invertebrados más grandes y también los vertebrados más longevos. Por eso, comenta, “el océano es mucho más que agua y sal”.

Hasta ahora, hay al menos 155.000 especies marinas descritas, pero se estima que aún queda por conocer el 90% de la biodiversidad marina total. La bióloga marina lo resume así: “Más personas han pisado la luna que el punto más profundo del océano. De hecho, se calcula que menos del 20% de este ha sido explorado o mapeado”.

De acuerdo con la FAO, el pescado representa el 17% de la proteína animal consumida en el mundo y el 26% de aquella consumida en los países menos desarrollados.

La tecnología aún presenta grandes limitaciones para poder revelar el océano en su totalidad. “Esta columna gigante de agua entorpece un poco la exploración. Como dije, no somos organismos acuáticos, no es como que digamos: ‘ya, ok, me voy bajo el agua’. No es como cuando tú te pones tu mochila y vas a explorar un bosque o te vas al cerro a sacar muestras de una pequeña briofita, o te vas al Amazonas a buscar insectos. Por supuesto que tiene su dificultad tremenda, pero así y todo es mucho más accesible que decir, ‘ok, voy a sumergirme 10.000 metros’”, explica.

Cortesía de Catalina Velasco

“La tecnología muchas veces está a nuestro favor, es nuestra aliada, pero todavía falta mucho para poder conocer el océano. Y como hemos visto a lo largo del tiempo con una serie de accidentes de submarinos, por ejemplo, si algo sale mal… Fue nomás”, afirma.

“No hay que temerle a un océano con tiburones”

Al pensar en problemas como la sobrepesca, el plástico, el tráfico marino y su contaminación acústica y la salmonicultura, Catalina Velasco plantea que es urgente pensar en estrategias para proteger el océano.

“No hay que temerle a un océano con tiburones, sino a uno sin ellos. Cuando cambian las condiciones ambientales pueden producirse alteraciones en la biodiversidad con consecuencias catastróficas, porque al estar todo conectado la desaparición de una especie puede generar un efecto en cascada que afecte por completo el ecosistema”, dice.  

“Más personas han pisado la luna que el punto más profundo del océano. De hecho, se calcula que menos del 20% de este ha sido explorado o mapeado”.

En su opinión, es muy importante que la educación ambiental sea parte del currículum escolar. “Desde que nacemos venimos con una desconexión con la naturaleza, entonces al menos en el colegio deberíamos poder reconectarnos”, dice. Añadido a esto, destaca la importancia de crear áreas marinas protegidas. Dice que en esta materia Chile es un “líder mundial”, pero que “esta conservación debe ser efectiva”.

Cortesía de Catalina Velasco.

Catalina Velasco también considera que urge contar con una nueva Constitución ecológica que reconozca “la relación indisoluble que tenemos con la naturaleza y que de ahí podamos repensar cómo nos relacionamos con la naturaleza y, por ende, con el océano”.

Para dejar de ser “ciegos”

Pensando en la “ceguera oceánica” sobre la que hablaba Catalina Velasco, The Clinic le pidió recomendaciones de películas y libros -más allá del suyo- que ahonden en esa materia. Estas fueron sus indicaciones:

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