Inteligencia Artificial para dummies

Hace algunos días se publicó en distintos medios la noticia de un trabajador en Estados Unidos que fue sancionado por Google luego de que asegurara que su conversación con un chatbot (modelos de lenguaje avanzado que simulan diálogos con respuestas automáticas), había sido tan real, natural y profunda que parecía haber estado hablando con un humano. Su opinión sobre la naturaleza y las capacidades de la Inteligencia Artificial (IA) fue motivo de amonestación, pues la compañía aseguró que no existe ninguna prueba que respalde sus afirmaciones.

Pero más allá de la anécdota, la instancia es una buena oportunidad para repasar algunos conceptos básicos en torno a la Inteligencia Artificial, entender realmente lo que significa y para qué sirve. 

La Inteligencia Artificial aún genera entre algunas personas respuestas espontáneas relacionadas con “robots”, “películas de ciencia ficción” o “un futuro donde nos gobernarán las máquinas”, pero si dejamos de lado estas creencias, podemos decir con certeza que 1956 fue el año donde el concepto de Inteligencia Artificial nació como lo conocemos hoy: fue en la Conferencia de Dartmouth, donde tres científicos lo explicaron como “la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de cálculo inteligentes”.

Más de 65 años después, la Inteligencia Artificial se puede usar con distintos fines, es una herramienta que nos permite hacer las mismas tareas que veníamos haciendo antes, pero de forma mucho más eficiente. Hoy, su uso más conocido y llamativo está en la robótica, donde la Inteligencia Artificial permite programar tareas repetitivas que gracias al uso de la tecnología, pueden ejecutarse con rapidez y exactitud. Pero además de eso, en términos prácticos la Inteligencia Artificial ha modificado la forma en que trabajamos, nos conectamos con otros, utilizamos distintos servicios, elegimos qué programa de televisión ver o qué producto comprar en una tienda online. Incluso cuando interactúas vía chat con alguna empresa, generalmente la primera etapa es un chatbot, tal como el ejemplo mencionado en el primer párrafo. 

Su opinión sobre la naturaleza y las capacidades de la Inteligencia Artificial (IA) fue motivo de amonestación, pues la compañía aseguró que no existe ninguna prueba que respalde sus afirmaciones.

En materia laboral, la reticencia muchas veces tiene que ver con el desconocimiento y es importante considerar que la Inteligencia Artificial no viene a reemplazar a los humanos, pero sí a la parte robótica que están realizando los humanos en sus funciones. Las empresas que aprenden e incorporan Inteligencia Artificial dentro de sus operaciones tradicionales generan a la larga mejores resultados y mayor productividad. De hecho, un estudio elaborado por la consultora Accenture para calcular el impacto de la Inteligencia Artificial en la economía mundial revela que ésta podría llegar a duplicar las tasas anuales de crecimiento económico en 2035, cambiar la naturaleza del trabajo como lo conocíamos hasta hace algunas décadas y establecer una nueva relación entre el hombre y las máquinas.

En términos prácticos, la Inteligencia Artificial ha modificado la forma en que trabajamos, nos conectamos con otros, utilizamos distintos servicios, elegimos qué programa de televisión ver o qué producto comprar en una tienda online.

Es importante tener en cuenta que aunque se sienta la Inteligencia Artificial como algo lejano a primera vista, todos somos parte de ella y muchos de los servicios que son parte del día a día están optimizados por Inteligencia Artificial. En el caso de las empresas, están a la vanguardia aquellas que ven a las nuevas tecnologías como aliadas en vez de enemigas. El gran valor de la Inteligencia Artificial es permitirnos anticipar los problemas que puedan surgir, preverlos y generar mejores respuestas de cara a los usuarios. Mientras mejor lo comprendamos, mayores serán los beneficios para todos.