EDITORIAL – La casa hipotecada

A casi tres años de la revuelta social, esta primavera nos sorprenderá más empobrecidos y con índices de delincuencia que hacen imposible la paz social. Y a la luz de innumerables encuestas, probablemente, sin la promesa de una nueva Constitución. Un país sumergido en el marasmo y la anomia producto de la nula responsabilidad y sentido del deber de sus líderes políticos.

Por un lado, la izquierda fragmentaria. Por el otro, una derecha que dice querer cambiar todo, pero sabemos que si lo hace, es para que nada cambie. La refundación y el conservadurismo. La nueva y la vieja élite cara a cara con un factor común: trabajar con cuidado esmero para radicalizar un país ya polarizado. 

Y para entregar certezas ante un eventual triunfo de la opción Rechazo el 4 de septiembre, el presidente Boric ha anunciado nada más ni nada menos que se instauraría un nuevo proceso constituyente, idéntico a este que tanto ha tensionado al país.

Por un lado, la izquierda fragmentaria. Por el otro, una derecha que dice querer cambiar todo, pero sabemos que si lo hace, es para que nada cambie. La refundación y el conservadurismo. La nueva y la vieja élite cara a cara con un factor común: trabajar con cuidado esmero para radicalizar un país ya polarizado”.

¿Está salvando los muebles de la casa para seguir gobernando después del plebiscito o es una jugada magistral? ¿Arrinconó a la derecha poniendo el peso de la prueba en un sector a la vez que apostó al hastío? Al parecer, ha instaurado una nueva modalidad de apruebo que se viene a sumar al “apruebo feliz” o a secas, y al aprobar para reformar: el apruebo para terminar de una vez con un proceso que a estas alturas parece una amenaza de pesadilla. “Fatiga constitucional”, el eufemismo de hastío.

Septiembre nos sorprenderá con una nueva primavera, que tal vez se transforme en un nuevo Acuerdo Nacional liderado por el presidente Boric, un segundo 15 de noviembre que derive en una modificación constitucional en el legislativo para iniciar otro proceso. ¿Cómo sería este proceso?

Al asegurar la continuidad de un proceso constituyente al parecer ya dado por fallido por todos, el presidente ha arriesgado la palabra y ha tomado el control de la discusión en los medios y en la élite, una élite nuevamente desconectada de sus ciudadanos. Por un carril paralelo, y al parecer muy atrasado, se instala la discusión para rebajar los quórums supramayoritarios de la Constitución vigente.

Septiembre nos sorprenderá con una nueva primavera, que tal vez se transforme en un nuevo Acuerdo Nacional liderado por el presidente Boric, un segundo 15 de noviembre que derive en una modificación constitucional en el legislativo para iniciar otro proceso. ¿Cómo sería este proceso?”

Con la cuestionada experiencia de la Convención aún en la retina, y con una clase política llamada a dar pruebas de blancura y garantías, mucho se habla de la famosa “casa común”, en circunstancias que cambian la chapa o esconden las llaves no bien uno se da vuelta.

Sin duda, el presidente Boric, por primera vez desde que asumió, asumió una real posición del liderazgo dentro su sector. No por nada después de la estupefacción inicial de sus partidarios, solicitó su confianza y algunos más felices que otros, todos se han alineado con su relato.  La contracara de este hecho inédito, es que de pasada le soltó la mano a la opción Apruebo así sin más.

La discusión instalada ya no es sobre el texto ni sus virtudes, ni siquiera sobre lo susceptible de ser mejorado. La narrativa del Apruebo no se sostuvo y ya no importa si es la casa de todos, tampoco quién tiene las llaves.

Hoy, la famosa casa ha sido hipotecada, nada menos que por el Presidente de la República. Veamos quién ejecuta la deuda.