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10 de Junio de 2023

Crítica de streaming: Queremos tanto a Donna Summer

Crítica de streaming: Queremos tanto a Donna Summer

Once años después de su muerte, HBO Max estrenó un documental que aborda la carrera, los inicios y algunos de los tormentos de la reina del disco. El trabajo fue codirigido y producido por Brooklyn Sudano, una de las tres hijas de Donna Summer. La columnista Jimena Villegas escribe aquí las razones para ver este estreno.

Por Jimena Villegas

El 12 de mayo se cumplieron 11 años desde la sorpresiva muerte de Donna Summer, a causa de un cáncer de pulmón. La cantante, conocida -en justicia, aunque también injustamente- como la “reina de la música disco”, falleció en su casa de Naples (Florida), a los 63 años. De la leyenda que fue y de por qué ese título monárquico-musical, aunque cierto, le queda pequeño, intenta hacerse cargo el documental Donna Summer: love to love you, que se estrenó en la plataforma HBO Max hace un par de semanas. 

Coproducido y codirigido por Brooklyn Sudano, una de las dos hijas que Summer tuvo con su segundo marido, el compositor Bruce Sudano. Love to love you tiene entre sus virtudes la de mostrar tomas suficientemente largas de la estrella interpretando un buen puñado de sus decenas de éxitos.

Viéndola ahí, dueña de la escena y del vozarrón, con esa estética granulosa del siglo pasado, es imposible no valorar su gigantesco talento. Summer -nacida LaDonna Adrian Gaines– era un portento. 

No solo porque interpretaba como los dioses, cosa que ya sabíamos, sino porque componía. Metía mano en la sala de grabación, vivía armando pequeñas piezas teatrales, grababa audiovisuales artesanales en su tiempo libre y tocaba instrumentos, entre ellos el piano. Ninguno de esos matices había llegado hasta nosotros, atrapada ella en el estereotipo que los brillos del formato de la onda disco propone. 

Para las audiencias de este lado del mundo, en el que el acceso a las estrellas anglosajonas de fines del siglo XX era imaginario y se atesoraba en casetes regrabados una y otra vez, seguir en 1 hora y 47 minutos la travesía de Summer, desde un Boston quizá muy puritano a la Alemania liberal de Giorgio Moroder, y desde ahí a la cima del mainstream musical, es un regalo. En ese aspecto, Love to love you está plagado de pequeñas joyas, que aparecen en fotos, en audios, en tomas caseras.

Son extraordinarios los pasajes que la muestran -sin gran hilo- en la vida íntima. Una joven, delgada y divertida hija y hermana, siempre arrastrando a los demás al payaseo. Una amorosa pero conflictuada madre joven. Se casó por primera vez estando en Múnich, ciudad a la que llegó como parte del elenco del lisérgico musical Hair

El documental arranca mostrándola en su faceta más sexual, mientras interpreta Love to love you, que fue su primer single famoso y que data de 1975. En la opción de ese arranque está probablemente el mayor conflicto del filme. Las primeras líneas del texto, dichas por ella misma, reflejan a Donna afirmando que tenía “una vida secreta” y que ella no era como parecía ser. 

La expectativa queda, entonces, servida en los primeros 5 minutos: vamos a conocer a alguno de sus muchos personajes. Quizá la Donna interior que era recatada y nada de sexy. Tal vez la Donna reflexiva (de la que algo se intuye). O a lo mejor la madre, a veces desaliñada e incomprensible. Incapaz de dejar a un lado los escenarios para cumplir con un aparente deseo de hacer familia. Pero no es así. 

Sudano y su codirector, Roger Ross Williams -el primer afroamericano en ganar un Oscar como realizador, precisamente con un documental-, parecen haber renunciado a la tarea de meter las manos en las telas que rodearon la vida y la obra de la protagonista.

Durante el desarrollo del filme, exquisito en la edición musical y los detalles de posproducción, se habla de un abuso sufrido en la adolescencia. También de cómo creció al alero de la iglesia (y del gospel, por tanto), de cuando estuvo a punto de suicidarse. De lo rígidos que fueron sus padres, de cómo dejó a su primogénita Mimi en las manos de ellos, de cómo firmó con el sello Casablanca sin siquiera reflexionar si le convenía o del momento en que se transformó en la primera artista afroamericana en tener clip propio en MTV

Pero nada de eso está realmente profundizado. Parece más bien un listado de hitos enumerados en orden. Tampoco están ahondados sus dilemas de esposa maltratada en el primer matrimonio y por lo mismo separada. Y algo parecido pasa con la propia música disco. 

Atada a la inmoderación gay de fines de los años 70 del siglo XX, justo antes del estallido moralizante del sida. Se la ve en el documental como un sonido de rutilantes discotecas repletas de clones del Freddie Mercury ochentero. Pero, salvo por las imágenes, nada se dice realmente de esa explosión musical ni de sus consecuencias. Tampoco de la celebérrima Studio 54, que fue el auténtico epicentro de la fiebre del disco.

Lo mejor abordado quizá está en el rechazo que esa misma comunidad hizo. Convertida al cristianismo, Donna Summer declaró: “Dios creó a Adán y Eve, no a Adán y Steve”. Eso -¡ya había fake news!- mutó en un nunca dicho rechazo a la homosexualidad. Ella organizó una rueda de prensa para aclarar el tema, pero -sin explicar bien por qué- se señala que jamás se recuperó del golpe.

Queda la sensación de que tal vez Love to love you representa para Brooklyn Sudano un ejercicio de exorcización de su madre. Quizá no necesitó atar cabos ni hacer que las cosas nos cuajen del todo a los espectadores, basta con que le hayan cuajado a ella. Por lo mismo, la enfermedad que se llevó a Donna Summer y de la que no se supo sino hasta su muerte está apenas rozada: ¿para qué? Lo que importa es saber que ella y sus hermanas, porque así lo declaran, la amaron profundamente, a pesar de sus defectos y ausencias.

Para quienes, más allá de cualquier queja, Donna Summer es una de las grandes diosas del pop, Love to Love You es -de todos modos y sobre todo- una fiesta. Bajo la aparente liviandad, o muy por encima de ella, brilla ese talento suyo. El genio que, en una espléndida madurez, vimos desplegarse en el especial “VH1 Presents: Live & More Encore (1999)”, su última gran presentación y lo que cierra este documental. Como dice la canción, había música ahí y vale la pena comprobarlo.

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