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Opinión

28 de Octubre de 2024
Imagen: Sandro Baeza/The Clinic

Irací Hassler y Emilia Ríos: ¿Adiós a los municipios feministas?

Foto autor Isabel Plant Por Isabel Plant

A raíz de las derrotas de las alcaldesas de Santiago y Ñuñoa, Isabel Plant plantea que algo cambió en estos años, desde que llegaron a sus puestos de poder: "Junto con el amaine de la última ola feminista. Ambas en su gestión, cumplieron con instalar el enfoque de género, pero al igual quizás que el gobierno al que adhieren, hubo un choque en el aterrizaje de los discursos a las realidades".

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En 2021 parte fundamental de su discurso era el feminismo. Como dos mujeres jóvenes del Frente Amplio, de pañuelo verde y pasión por la causa, Emilia Ríos e Irací Hassler fueron íconos del desembarco de una nueva generación de izquierda en las alcaldías.

Algo cambió estos años, junto con el amaine de la última ola feminista. Ambas en su gestión –una en Ñuñoa, la otra en Santiago-, cumplieron con instalar el enfoque de género, pero al igual quizás que el gobierno al que adhieren, hubo un choque en el aterrizaje de los discursos a las realidades.

“Por una Ñuñoa feminista, vota Emilia Ríos”, era uno de los slogans de campaña de la politóloga en las elecciones anteriores. Fue la segunda mujer alcaldesa de Ñuñoa en los 130 años de historia de la comuna. Fue la misma Ríos quien impulsó una Red de Municipios Feministas en 2022, que tuvo reuniones presenciales para instalar trabajos conjuntos, y que hasta hace un año incluía a Peñalolén, Quinta Normal, Cerro Navia, Maipú, Macul, Viña del Mar y más. Lo que se requería para este título era un acuerdo con el Concejo Municipal, y operar con un organigrama y visión de género más amplia. No logro encontrar registro de que hayan tenido reuniones más allá de enero de 2023, pero me puedo equivocar. Si lo hicieron, no las publicitaron.

Ríos sí cumplió con promesas de equidad, por ejemplo, inaugurando en 2022 la Casa de las Mujeres en la comuna, donde hay un departamento que asesora en diferentes ámbitos, desde la violencia a programas de autonomía laboral. Además, la alcaldesa adhirió a la comuna al Sello de Igualdad de Género del PNUD. Pero en el documento de la última cuenta pública de Ñuñoa, ambos hitos son sólo un recuadro destacado, como muchos otros que hablan de adultos mayores y asociaciones comunitarias, y en el capítulo que va después de los temas de seguridad, medio ambiente y vivienda.

En Santiago, Irací Hassler fue la segunda mujer en ocupar el cargo y la primera militante comunista. Instauró una Subdirección de Igualdad de Género, Diversidad Sexual e Inclusión, que buscó implementar el enfoque en todas las áreas. “La meta es transformar a Santiago en una comuna feminista”, explicó en ese momento. En 2023 inauguró la Casa de la Igualdad – a cuya primera celebración de aniversario, hace unos meses, asistió Michelle Bachelet-, donde se realizan asistenticas sicológicas, legales, hasta físicas (como kinesiologías) y todo tipo de talleres culturales, capacitaciones y más.

Pero en un video de septiembre pasado, buscando la reelección, la palabra feminista se había esfumado, y Hassler destacaba en vez que “Santiago avanza hacia una ciudad de cuidados”, hablando sobre la inequidad que existe sobre el rol no remunerado de las mujeres en la sociedad referente a esta materia. 

Al igual que el gobierno de Boric, la avanzada feminista municipal pareciera haber sido fue subyugada a la realidad y a las preocupaciones de un electorado con menos paciencia ante el progresismo. La inequidad y violencia de género es feroz, pero en la conversación social dejó de ser la prioridad número uno, por lo que las mismas políticas feministas tuvieron que adaptarse.

Y, quizás, camuflarse: mientras el feminismo pareciera haber quedado entrampado junto a una serie de términos enredosos – los territorios, las disidencias- generando el rechazo de una ciudadanía que necesitaba ejemplos tangibles a sus problemas concretos, el tema de los cuidados se transformó en un paraguas más amable para incorporar no sólo a las jóvenes, sino que a todas las generaciones de hombros sobrecargados por su género.

¿Significa la derrota de Irací Hassler y Emilia Ríos una del movimiento también? Probablemente no; difícil que todo el electorado las esté castigando por ser feministas. La evolución en estos cuatro años de las demandas de género en sus administraciones quizás pueda arrojar lecciones de cómo implementar los cambios que se necesitan sin alienar a nadie. Quizás no se requieren declaraciones como ser “municipios feministas” si eso va a ser un imposible o quedar sólo en títulos vacíos, o adscribir a sólo un tipo de feminismo, siendo que es un movimiento múltiple, de coexistencias, complementariedades y constante evolución.

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