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Fotos: Felipe Figueroa/The Clinic

Entrevistas

23 de Noviembre de 2024

Jean Philippe Cretton: “Nunca he sido un consumidor de tele, no lo digo en la parada cool”

Jean Philippe Cretton regresó este semestre a TVN para conducir la primera temporada de un programa de talentos. Abrochó así un paquete de actividades profesionales en los que se añaden los podcasts y tocatas de covers, además de la creación de sus propias canciones. Listo para cumplir 40 años, asegura que logró cumplir con algo por lo que trabajó duro y es su sueño de siempre: dedicarse profesionalmente a proyectos relacionados con la música. En esta entrevista habla de su plan de ir con la mochila lo más ligera posible y de por qué no sigue noticias.

Por Jimena Villegas
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A ojos de esta observadora, el ciudadano Jean Philippe Cretton Vásquez califica fácilmente para ganar el premio al más dulce y amable en muchas cuadras a la redonda. De tan amable y dulce no parece venir de este mundo, sino de otro que -siguiendo la lógica de los juegos que él mismo promueve en sus lives de Instagram- existe en el tiempo y el espacio de una dimensión paralela. 

Nada parece alterarlo demasiado. Ni siquiera los fans de todas las edades que, sin mediar explicación ni pedido de disculpas por la impertinencia, interrumpen esta conversación para hablarle, saludarlo o pedirles fotos. Él, con una sonrisa afable y una cortesía propia de caballero medieval, los mira y accede a todo, incluso a repetir una toma que a alguien le ha quedado mal hecha, no se sabe por qué.

–¿Cómo sobrelleva el acoso? 

–Obviamente hay momentos en que puede dar un poco lata, pero son tantas las cosas lindas que me dado esta pega (se ríe). Nunca me imaginé que iba a vivir como vivo ahora y en todo sentido. Desde el sueldo que gano hasta la posibilidad de los viajes que tengo y de conocer gente, de sentirme querido. Porque finalmente esta es una forma de sentirse querido. Así que hacerse una foto más o una foto menos no tiene importancia. 

Es la tarde de un lunes y Jean Phillipe Cretton está sentado todo vestido de negro con una camiseta dedicada a la banda de metal Pantera. Lo acoge una vieja banca de esa gran explanada que es el patio central en TVN. Está ahí porque en la estación estatal parece no haber un espacio específico para que sus rostros puedan conversar con cierta intimidad. También porque él fuma mucho y ahí se puede. De hecho, en esta esquina desangelada y lúgubre, aunque se esté al aire libre, huele a cenizas y a colilla vieja.

Cretton, de 39 años, está de regreso en la estación estatal. No comenzó ahí su carrera, sino que como notero en “CQC” de Mega. Pero sí inició su trayectoria de aspirante a rostro en la televisora pública, cuando asumió en 2009 la conducción del programa juvenil “Calle 7” y tomó la posta dejada por Karen Doggenweiler y Martín Cárcamo. Cuatro años después dio el salto al horario estelar, tras aterrizar en “Mentiras verdaderas”, de La Red, para reemplazar a Eduardo Fuentes. Tenía 28 años.

Desde entonces, ha desarrollado una carrera exitosa, esencialmente como presentador de programas de entretención y conversación. Su corazón, no obstante, late por la música. Toda la música, dice él, la que sea. Por eso -explica- es que hoy está en el mejor de los mundos. Las cinco producciones a las que tiene atado su nombre se cruzan con la música. Para eso -añade- ha trabajado duro todos estos años y afirma: “Lo logré, ¿cachai?”.

–¿Aunque lograrlo implique andar como pluriempleado?

–Lo divertido es que, como buen acuariano, mi idea hace unos meses era trabajar en menos cosas. En un momento dije: “Ya voy a bajar un poco la máquina”. Pero me empecé a meter en proyectos y sí, ahora estoy como pluriempleado, pero también como plurifeliz. Es largo, con fines de semana incluidos, a veces hasta muy tarde y, además, tengo que armarme ventanitas para mi actividad como papá, porque soy un papá super presente.

–¿Suena como una manera de no vivir?

–Al revés. Es como esa vieja frase cliché y cursi que dice que cuando trabajas en lo que te gusta no estás trabajando. O sea, yo lo paso bien, me siento útil y aprendo muchas cosas. Entonces sí, por momentos me canso. Pero, a diferencia de otras épocas de mi vida, lo primero que hago ahora cuando despierto es agradecer que tengo tanto trabajo.

***

TVN tiene a Jean Philippe Cretton al aire, desde el 29 de septiembre, a cargo de la conducción de “Mi nombre es”, un formato de talentos que vivió sus primeras cinco temporadas locales en Canal 13 y en el que los concursantes imitan a cantantes famosos. En ese espacio, comparte pantalla con Luis Jara, Amaya Forch y Gonzalo Valenzuela, que están en el jurado. Según datos del canal, el programa sacó a la red pública del cuarto lugar en el prime time. Abrió, además, sitio a un producto hecho en casa donde antes había una telenovela turca.

Hasta la fecha, “Mi nombre es” ocupa el tercer puesto de audiencia hogar, con 6,4 puntos, detrás de Canal 13 y Mega. El jueves 5 de diciembre Cretton, además, conducirá en horario estelar la transmisión de los Premios MUSA 2024, una instancia empujada por el consorcio español Prisa, que en Chile tiene 10 radios y que existe desde 2020. La instancia destaca a músicos nacionales en 15 categorías.

El conductor tiene otros cuatro proyectos andando. Uno es “Power Trío Music”, un podcast junto a Sergio Lagos y Rayén Araya, con capítulos de estreno los domingos a las 21:30 horas y que puede verse en Zapping, YouTube y Spotify. Otro es “Me suena”, también un podcast, junto al periodista Mauricio Jürgensen, con quien además comparte “Cretton & Jürgensen La Fogata”, un formato de tocatas, con versiones de canciones antiguas y conversación, que los lleva durante los fines de semana a presentarse en locales por ciudades de Chile.

El quinto emprendimiento es su propia propuesta musical como solista, Crettino, que cuenta hasta ahora con dos discos: “33” y “Ánima mundi”. Lanzada en 2018, en ella están sus propias composiciones, canciones de letras que hablan del tiempo y de la vida, temas de los que -se nota- se siente orgulloso: “Yo siempre he dicho que mis canciones no son de fácil acceso y que no van a sonar en la radio, pero son mi diario de vida. Ahí está todo”, afirma. 

–¿Cómo se le ocurrió ponerle Crettino a un proyecto? Sin la doble letra T, habla de alguien con retraso.

–Sí, tiene una connotación muy negativa. Siempre quise que me pusieran algún apodo en el colegio y nunca me pusieron ningún apodo. Finalmente consideré que, si el apodo tenía que llegar, o iba a ser por una cuestión física o por un juego de nombre con mi apellido. Entonces yo mismo empecé a jugar con mi apellido. Eso no tuvo mucho impacto en mis compañeros (se ríe). 

–¿Nunca se ha arrepentido o le han pasado la cuenta por el nombre?

–Hubo un momento en que me arrepentí. Intenté hacer una movida para cambiar el nombre al proyecto musical, pero era un cagazo porque perdía todo lo que había construido. Tenía que hacer todas las carátulas de nuevo, subir los discos de nuevo y todas las escuchas que tenía se iban a cero. Al final lo dejé así. Igual a la gente como que le gusta (vuelve a reírse).

***

Aunque él diga que toda su biografía corre por las venas de cada una de sus canciones, también se puede creer -y con facilidad- que, en los breves lives que hace periódicamente en su red social Instagram, es donde se revela una parte clave de las obsesiones e intereses de Jean Philippe Cretton. Sentado ante una cámara solitaria y sin guión ni muela, abre micrófono para bromear con la audiencia, hacer preguntas al aire y discurrir en torno a asuntos filosóficos diversos. Se hace tentador apostar por el desarrollo de un diálogo que apele al contenido que sale de esos monólogos.

–El otro día, en un live, decía que había viajado en el tiempo. No lo ha hecho, ¿verdad?

–¿Quién sabe? A lo mejor estamos todos repitiendo algunos ciclos. Ese rollo del déjà vu lo encuentro súper interesante. Dicen que es una cuestión muy científica nomás, un cambio rápido en la visión, un segundo que genera esa sensación. Pero a mí me ha pasado y, de hecho, me pasó hace poco. Estaba animando acá, presentando alguien y me dio una cuestión muy fuerte de: “esto ya pasó”. La cuestión duró un segundo, pero fue: “¡oooooh!”. La verdad, me encanta pensar que esas cosas suceden.

–¿A qué se deben estas inquietudes espacio/temporales?

–Ya de chico jugaba mucho solo. Creo que el ejercicio de la soledad, y sobre todo en una etapa de infancia, hace que exista un desarrollo muy grande de la creatividad. O sea, no te queda otra que empezar a armar un mundo imaginario. Me acuerdo de que jugaba a la pelota solo. Inventaba equipos y esos equipos tenían jugadores que yo reconocía como para seguir jugando a los días siguientes. Eso hacía que también fuese relatando los partidos. Yo creo que ese relato de partidos, de alguna manera, jugó para lo que hago hoy. 

–¿A qué se refiere? 

–A esa conexión de ideas. Poder conducir algo o animar algo requiere una conexión. Después, en la adolescencia, eso se hizo mucho más intenso buscando el sentido: de dónde vengo, qué soy, por qué estoy aquí. Todas esas preguntas existenciales que seguramente jamás vamos a responder, pero que nos encanta plantearnos (se ríe). Mi primer disco solista que se llama “33”, lo hice a esa edad y obviamente tiene un sentido importante en la numerología y la espiritualidad. Es un disco entero bien psicodélico, y “Ánima mundi” tiene que ver con el alma del tiempo.

–Usted habla de soledad y vive solo. Como que la soledad es una compañera suya. 

–¡La Sole! Sí, la Sole ha sido fiel compañera. Pero, como toda buena amiga, te entretiene y a veces te alecciona (se ríe). Disfruto la soledad. La disfruté mucho, tal vez excesivamente, y ahora estoy en una etapa de vida en que me gusta más compartir. Como en la película “Into the wild”, cuando Alexander Supertramp en todo su periplo finalmente se da cuenta de que la felicidad es real cuando está compartida. Creo que eso también tiene mucho de este camino del héroe, tan mesiánico, de retirarse para luego volver y valorar lo que no tenías cuando estabas retirado.

–Usted está siempre apelando al humor y riéndose. Da para preguntarse si su sentido del humor esconde algo. 

–Sí, yo creo que sí. No sé si les pasará a los colegas o las colegas, pero en mi caso sí hay una suerte de desdoblamiento. En el ejercicio de comunicar hay que empezar a trabajar hacia el resto, pero hay otro ser interno que habita en mí y que quizás es menos políticamente correcto. Es el que escribe las canciones, que no son canciones que podrían caer bien y que son de difícil mastique. También está el humor de “Mediomundo” o de Andrés Rillón y Julio Jung, que a mí siempre me gustó mucho.

–Pero sus canciones son más bien tristes.

–Sí, claro. Pero me refiero a que tanto mi humor como lo que digo en las canciones sale de una zona un poco más oscura. Recuerdo que una vez me leí la carta astral y soy acuario con ascendente en géminis. El astrólogo me dijo: “El géminis es el que te hace animar en la televisión y el acuario, el que te hace escribir las canciones”. 

***

Jean-Philippe Cretton cumplirá 40 años en enero próximo. Es una “bonita edad”, dice él. Afirma que llegará a instalarse en ella tranquilo, contento, incluso equilibrado. Será así porque, en este ir y venir del festival de experiencias que es la vida, ha empezado a limpiar. Deja atrás la fase de estresarse por no saber bien lo que se quiere y lo que no, pero todavía es lo suficientemente joven y sano como para no tener que hacer las listas de los achaques y de los fármacos que les ponen coto a esos achaques. Sabe, eso sí, que los descuentos de la edad “están cada vez más cerca”.

Antes de las cuatro décadas tomó la decisión de no engendrar más hijos y para eso pasó por el quirófano y una vasectomía. Ad portas de las cuatro décadas tiene la vida económica bastante solucionada, una mochila lo más ligera que le es posible y una moto Royal Enfield recién comprada. Cretton afirma: “No te voy a mentir, en un cierto momento me entré a abrumar un poco. Me metí en los cuestionamientos obvios, eso que los gringos llaman midlife crisis. Pero quizás fue también que mi vida laboral siempre se configuró mucho como desde el cabro que está buscando la oportunidad, porque mis colegas tienen ese idioma y el discurso alimentó en mí una sensación de permanente juventud”. 

–¿Cómo de Peter Pan?

–Claro. Y, de repente, darme cuenta de ya no era el joven ni el cabro chico fue como: “¡Wow, ya estoy más grande!”. Y cuando empecé a analizar lo que eso significa me encantó. Me encantó sentir que estoy en un muy lindo equilibrio mental y físico.

–¿Cómo define esta cuarta década?

–Como del equilibrio en el autoconocimiento, de saber para qué eres bueno y para qué no, qué se soporta y qué no. Ese mapita bien delineado hace que tu vida gire en torno a lo que yo creo que siempre ha sido la mayor definición de la felicidad: la tranquilidad. Existe una mirada muy cultural o de industria de la búsqueda de la felicidad. Pero la felicidad es muy volátil, un estado como cualquier otro, como la tristeza, como el éxito o como el fracaso. Llegan y se van, están un rato. Pero, si tú logras cimentar una base de tranquilidad, puedes lidiar con todos esos momentos mucho mejor. 

–¿A usted el autoconocimiento le ha dado la tranquilidad? 

–Sí, y la experiencia también. Creo que es un recorrido que hacemos todos y todas. En algún momento hay que estar súper consciente de las cosas que están pasando y aprender de lo que viviste y anticipar lo que podría venir. Siento que la vida es un regalazo y que hay que vivirlo en profundidad como tal. La vida es como un gran pack que trae de todo y es bonito navegar también por las aguas subterráneas. 

–¿De qué se arrepiente?

–Nunca ha estado en mí el arrepentimiento, en ningún tema de la vida. Siento que toda decisión que se tomó en su momento o toda situación a la que me vi enfrentado tiene su justificación. 

–¿No se ha arrepentido de la vasectomía? 

–No, no. Lo que yo imagino de aquí en adelante para mi vida es tratar de que las cosas sean lo más simples posible. Cuando me hice la vasectomía mi hija tenía como seis años. Pensé: “Si tengo una guagua ahora, son seis años de diferencia”. O sea, cuando mi hija fuera a estar saliendo de la universidad, el otro o la otra iba a estar todavía en el colegio. Pensé que no, porque la quiero vivir simple. Sé que puede ser una decisión un poco controversial, a mi mamá le costó mucho entenderlo. Me dijo: “¿Y si te enamoras de nuevo y conoces a otra persona?”. Eso no lo sopesé tanto.

–Da la impresión de que a los hombres les cuesta mucho la vasectomía, porque entran a cuestionar la masculinidad.

–Bueno, de hecho, yo salí a hablar del tema no por exhibicionismo, sino porque me di cuenta de eso. En gente que tiene un buen nivel de educación y que me decía: “¿Oye, pero no se te va a parar más?”. Pensé que, si tengo tribuna para comunicar, ocupémosla también para hablar de cosas que son realmente importantes.

–Salió a aclarar prejuicios.

–Claro. Pensé que había que aclarar algunos puntos y mitos. Desde esto de que no se te va a parar hasta del precio. Sobre todo, con hombres que ya están resueltos, que no quieren más cabros. Entre que su pareja siga metiéndose esas dosis de hormonas y hacerse una operación que dura 20 minutos y está ahí, es muy fácil.

–En “Calle 7” le tocó al aire la caída del avión Casa 212 en el que murió Felipe Camiroaga. ¿Qué recuerda de eso?

–Fue súper tenso. Los rumores empezaron a eso del mediodía. El “Calle 7” iba a las 6 de la tarde, en vivo. Durante todo ese rato el ambiente fue muy, muy, muy lúgubre. Además, lo que en un principio era un manto de dudas, de a poquito, fue tomando forma. De hecho, si mal no recuerdo, como a las 3 de la tarde en un enlace en UCV, el alcalde de Juan Fernández ratificó en vivo la noticia. TVN era el canal primeramente involucrado en el tema y nosotros partimos al aire como si no hubiese pasado nada: “¡Y vamos con los concursos, 50 puntos para allá y vamos para acá!”.

–Qué incómodo, ¿no?

–¡Todos estábamos muy incómodos! Todo el rato yo decía para arriba, a la dirección: “Chicos, tenemos que salir diciendo algo. Hay que decir algo”. Y me contestaban: “No, no, no, no”. Claramente el canal no podía salir diciendo cualquier cosa, porque era la voz oficial. Al final del programa, como a las 19:40, me dice Freddy Stock en la muela: “Repite esto tal cual”. Y eso también me carga. Si te dicen entrega una idea está bien, pero repetir. Yo estaba chico, tenía 25 años, y tampoco tenía las herramientas, así que empecé: “Hoy, a eso de las tanto, se produce un accidente”. Y seguí así, muy nervioso. Ahora, eso era en el rollo profesional, pero en realidad el rollo era humano. 

–Hay quienes dicen que TVN nunca se recuperó realmente de ese golpe. 

–Sí, yo creo que es así. Estamos hablando de una institución, pero también lo podemos llevar a las personas. Cada cual vive su luto como estima conveniente, cada quien ve cómo lo soluciona. Pero siento que en TVN se hizo un luto muy largo por el accidente de Felipe. Era evidente, porque él era la figura principal del canal, el canal prácticamente giraba en torno a él. Entonces el luto fue grande, pero tal vez duró demasiado. Sí siento que ahora al fin se respira nueva energía y se nota.

***

Como Sergio Lagos, Julio César Rodríguez o Priscilla Vargas, entre otros rostros de la televisión chilena, Jean Philippe Cretton estudió periodismo en la Universidad Andrés Bello. Aunque no ejerce el periodismo de reporteo y de calle se define como un comunicador: “Quizás mi paso por esta dimensión tiene que ver con la comunicación en sus distintas vertientes”. Comunicar -explica- es a fin de cuentas lo que hace en todas sus facetas.

Cuenta que estudió periodismo pensando en la música, que es la gran pasión de su vida. Se imaginaba a sí mismo “como un Alfredo Lewin”, el vocalista de la banda Diva que se convirtió en VJ de MTV Latino y hoy es conductor de radio y televisión: “Me imaginaba que iba a estar cubriendo conciertos acá o afuera, escribiendo reportajes sobre los nuevos discos que aparecían, muy metido en la industria. Nunca tuve mi foco en la tele”.

–¿Y cómo cayó en la tele?

–Fue azaroso. Siempre lo vi como un juego de… ¿dos meses? Partió con el casting de “CQC”, que era al aire y dije: “Bueno, voy a jugar un rato y lo pasó bien”. Iba a hacer tallas con los compañeros de la universidad (se ríe). Pero un día iba en la micro hacia Mega y aterricé. Dije: “Chucha, estoy en la final”. Había un 50% de posibilidades de que yo ganara, y gané. Era un domingo en la noche y el lunes había que estar trabajando. Estaba en cuarto año de universidad. A veces estaba en clase y sonaba el teléfono y me tenía que ir a cubrir algo. Me empezó a gustar y empecé a sentir que lo hacía bien. 

–¿Y terminó la universidad? 

–Sí. Hice los dos últimos años trabajando.

–En un live confesó que ya no ve tele. ¿Cómo alguien que es periodista y vive de la tele ya no ve tele?

–(Se ríe) No es tanto como que dejé de ver tele, porque en verdad nunca vi mucha tele. Cuando era pendejo veía las teleseries, casi todas las de TVN y no lo digo de camiseteado, y también estelares como “Viva el lunes”. Pero, en rigor, nunca he sido un consumidor de tele. No lo digo en la parada cool, porque hoy día es muy cool decir: “Yo no veo tele”. Lo que pasa es que mis intereses van por otros lados, por la música o las películas o las series.

–Pero en el live hacía una crítica. Decía que no quería que le construyeran la realidad, que prefiere construírsela solo.

–Eso tiene que ver, más que con la tele, con la información en general. Fue una decisión que tomé hace un año exacto, en noviembre del año pasado. Yo tengo una formación periodística, aunque muy pocas veces la he ejercido directamente. Independiente de que la tenga, en un momento dije: “No quiero”. Y quizás es como esta sensación de: “¿Entonces te vas a tu mundo de Bilz y Pap?”. Sí, me quise ir a mi mundo y a mi forma de ver las cosas, porque siento que últimamente el tratamiento de la información es súper oscuro.

–¿Sí? ¿Por qué?

–Tiene una tendencia permanente al caos y creo que eso no hace bien. Ni a mí como persona ni a la sociedad en general. No hace bien que te tengan en un permanente estado de que todo está mal y de que todo va a estar peor, porque el discurso es ése. Se entiende que la encerrona del fin de semana vende, que ha sido históricamente así, pero encuentro que es excesivo. Existe una animadversión social muy grande y esto lo alimenta. Hay un nivel de pánico social, de salir a la calle, de confiar en el otro. Existe una sensación permanente de que el otro te va a atacar. Eso hace que la sociedad se haya vuelto muy tensa, pero resulta que la gracia de ser gregario y de estar en sociedad es la colaboración. 

–Pero hay cosas pasando. Están el caso Monsalve o el caso Hermosilla. Y viene la segunda vuelta, hay que salir a votar y saber por quién hacerlo. Es que me transformé en un paria, me salí. Todo lo que tiene que ver con las elecciones de ahora para mí no es tema, no he averiguado nada. 

–¿Pero votó en la primera vuelta? 

–Voté en blanco. No he querido participar de nada de lo social últimamente, más allá de las cosas que me convocan y que están relacionadas con la música. Pero la participación política es algo de lo cual decidí salirme por un rato. 

–Es una decisión súper fuerte. 

–Yo creo que más que fuerte es muy condenable. Cualquiera que pueda leer esto, puede condenarme. Pero, volviendo a lo de los 40 años, estoy haciendo lo que realmente tengo ganas de hacer y no lo que debiera hacer. Y quizás me pueden decir: “No, tienes que estar informado y tienes que votar”. Pero no es lo que yo quiero ser.

–¿Y qué quiere ser?

–Lo que estoy siendo. Un buen padre, muy metido en la crianza de mi hija. Quiero ser cada vez mejor músico y quiero ser cada vez mejor en lo que estoy haciendo, donde creo que estoy llegando a un buen punto. Y esas cosas requieren mucho tiempo, esfuerzo, dedicación y sacrificio, y creo que con eso ya está.

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