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Librerías de barrio en Providencia y Vitacura

Tiempo Libre

11 de Diciembre de 2024

“Las librerías van a desaparecer”: el llamado de dos icónicas librerías de Vitacura y Providencia por crisis en la industria

Los dueños de librerías advierten sobre el difícil momento económico que atraviesa la industria y expresan su preocupación por mantener sus negocios abiertos. Valentina Insulza, dueña de Tripantu, solicita legislar al respecto mediante una ley de precio único.

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Valentina Insulza es la dueña de la Librería Tripantu, ubicada en Providencia, frente a la plaza Loreto Cousiño. Hace un año le robaron su librería móvil, la que utiliza para ir a ferias y que tenía una carga completa de más de 300 libros. Los ladrones dejaron el vehículo abandonado porque fundieron la batería eléctrica, por lo que tuvo que invertir nuevamente en armarla. Esto representó un gasto extra que le costó cubrir en medio de los que ya tiene por su librería.

Preocupada por el futuro de las librerías de barrio, decidió escribir una carta a El Mercurio, titulada “Las Librerías van a desaprecer” donde expone las principales dificultades de estos espacios culturales. En ella destaca problemas como arriendos caros, un IVA alto, márgenes estrechos y una competencia “desigual” con las plataformas online y los libros piratas.

“Lo primero son los costos fijos altos. Las librerías tenemos que comprar una cantidad de un stock de libros que no sabemos si vamos a vender”, cuenta Valentina Insulza. A eso suma que las editoriales se llevan un porcentaje alto de cada uno de los libros, los cuales deben venderse en un volumen bastante alto para poder generar una ganancia.

Para intentar levantar el negocio, la dueña de Tripantu dice que “todos los días estamos pensando cómo sacarlo adelante, cómo hacer más estrategias de marketing para estar más en las redes sociales”. Sin embargo, se lamenta no poder competir con las grandes distribuidoras, ya que no tienen la posibilidad de ofrecer grandes descuentos. “Nuestra competencia tiene que ver con la experiencia del barrio, de ser un espacio de cultura cerca de tu casa”.

En la búsqueda de estrategias, aparece la librería móvil. “Tenemos que salir a buscar a nuestros clientes, los salimos a buscar a través de nuestra librería móvil”, dice y agrega que “vamos a eventos en distintas plazas, ferias y cafés para acercar la lectura a diferentes lugares”.

Sobre su realidad mes a mes, la dueña de la librería dice que es un “bicicleteo constante”. “Con las ganancias de diciembre, en realidad no ganamos, sino que estamos pagando la rienda de enero, la rienda de febrero y los sueldos de enero, febrero y marzo”, comenta sobre la realidad de las librerías de barrio.

Otra de las estrategias que han implementado para mantenerse a flote es buscar compradores con un volumen mayor. De esta manera, ofrecen asesoría para los libros y proponen temáticas según la edad. La dueña asegura que tiene un segundo trabajo porque, de otra manera, sería económicamente inviable el proyecto.

Para seguir sobreviviendo, Insulza pide que el proyecto de ley de precio único pueda ser una salida para la crisis. Este busca regular el mercado en el sentido de que las editoriales vendan a los libreros con el mismo porcentaje de descuento que le venden al retail.

“La idea es que las editoriales nos vendan a nosotros, los libreros, con el mismo porcentaje de descuento que le ofrecen al retail. Por ejemplo, es cierto que, por volumen, el retail compra mucho más que nosotros, los libreros pequeños, pero la propuesta es que nos vendan al mismo precio, es decir, con el mismo porcentaje de descuento”, dice Insulza.

Valentina dice que es lo mínimo que se podría esperar de un Gobierno que proclamó la cultura como un eje principal. “Si nuestra sociedad otorga algún valor a estos espacios, debemos pensar en cómo hacer para que subsistan, tal como se hacen otros países”.

Iván Guerrero, dueño de un local franquicia de Que Leo en Vitacura, expresó su apoyo a su colega.

“Soy dueño de una librería de barrio hace 10 años, y veo con real preocupación, y concuerdo y adscribo absolutamente, todo lo que expresa la dueña de la Librería Tripantu”, dijo en una carta al mismo medio.

“Me imagino que todos los que tienen una librería de barrio estarán en el mismo dilema, continuar o cerrar. Las amenazas son muchas y requieren de una pronta corrección por todos los entes (gobierno, Estado, editoriales, libreros, etcétera) y los que pueden hacer algo en este importante tema para la cultura de las personas”, cerró.

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