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7 de Febrero de 2025Pareja acusa homofobia en edificio de Ñuñoa e inicia demanda por malos tratos de vecina, administración y conserje: “Me dijeron inmoral”
Una pareja gay vivió un acto de discriminación, mientras se bañaban en la piscina de un edificio en el que uno de ellos es residente. Mientras estaban abrazados, una vecina se les acercó y les pidió que "se ubiquen", porque ella estaba con su hija. Las cámaras sustentan que solo estaban abrazados, sin embargo, la vecina y el conserje del edifico los emplazaron e incluso los tildaron de "inmorales". La pareja tomó acciones legales contra la administración del edificio.
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El fin de año fue una pesadilla para una pareja gay residente del edificio Parque Almeyda II, ubicado en Santa Julia 221, Ñuñoa, tras vivir un episodio de homofobia.
A fines de diciembre, mientras pasaban el rato en la piscina, entre abrazos y risas, pero nada fuera de contexto -enfatiza uno de los afectados-, una vecina se les acercó para decirles que “se ubiquen”. Posteriormente, el conserje la respaldó en una escena que fue percibida por la pareja como discriminación.
“Nosotros nos estábamos bañando con mi pololo en la piscina, esto fue un fin de semana. No estábamos haciendo nada fuera de contexto. La piscina está enfrente de todos los balcones del edificio, no es un lugar oculto”, cuenta uno de la pareja, que pidió resguardar su identidad.
“Yo nunca he tenido este tipo de problemas, obviamente conozco las normas de copropiedad. Entonces, bajo ningún aspecto estábamos en una situación comprometedora o, digamos, que se diera a entender otra cosa. Porque entiendo también que si ven a dos personas juntas todo el rato se puede dar a entender otra situación, cierto. Pero en este caso no era así”, continúa.
El afectado comenta que cuando llegó la vecina, estaba con su hija de más o menos cinco años. Comenta que los vio y puso cara de enojo. Ellos estaban abrazados, pero se separaron, algo que fue respaldado por las cámaras del edificio, en una grabación que fue dada a conocer por Chilevisión.
La discriminación de la vecina
Cuenta el afectado que “en ese mismo momento nosotros estábamos abrazados. Siendo sincero, te lo digo como gay, estamos un poco acostumbrados a esto de modificar ciertas conductas en torno a lugares. Entonces naturalmente como que nos separamos. Por una cosa como, para evitar conflicto. Pero tampoco estábamos haciendo nada malo”.
La hija de la vecina se les acercó para jugar, y fue ahí cuando la vecina los incriminó. “La vecina se acerca a mí, muy enojada, muy ofuscada y me dice ‘¿por qué no te ubicas?'”.
Sorprendido por la situación le respondió que no entendía a qué se refería. “Ella me decía ‘¿cómo no te das cuenta? Yo tengo una hija pequeña, no sé cómo explicarle esta situación de dos hombres y bla, bla, bla‘. Entonces yo le digo, ‘disculpa, sigo sin entender cuál es el problema o qué estoy haciendo yo mal” recuerda.

Tras este episodio, la vecina fue a buscar al conserje. Esta decisión solo empeoró la situación.
Según recuerda, el conserje, de nacionalidad venezolano, llegó muy enojado a retarlo. “Me decía que me ubicara, que esta situación no es normal, que yo entendiera que había una niña pequeña, que no tenía por qué entender, no tenía por qué estar viendo estas cosas. Me llamó de inmoral incluso”, continúa.
Su argumento, señala el residente del edificio, es que el conserje reclamaba que cómo le va a parecer normal a la niña ver a dos hombres abrazados en la piscina. Cuando intentó responderle, este se fue a la recepción, y tuvo que seguirlo para intentar una solución.
La respuesta de administración, y la denuncia por homofobia
Luego del mal momento que pasó con la vecina y el conserje, la situación solo empeoró. Ese día, cuenta, lloró mucho junto a su -ahora- ex pololo, por lo afectados que quedaron tras la discriminación que vivieron.
Acusa que conserje, a quien previo al episodio le tenía estima y compartía harto con él, lo maltrato sin darle argumentos de su actuar. “No hay ninguna ley chilena que justifique ese actuar”. El afectado tuvo que llamar a carabineros para que pudieran mediar en esta situación, quienes tomaron los datos y sugirieron iniciar una denuncia civil.
La administración del edificio no respondió a los reclamos, según comenta la víctima de este episodio, y lo culpó a él por bañarse el fin de semana con una persona no residente.
“La administración ha sido tan nefasta, que yo tengo una sensación de injusticia. Quisiera terminar este tema acá, te lo juro, quisiera terminar este tema acá, no verlo más, no abordar más este tema, pero me da la sensación de que la administración me dice ‘no, esto no pasó y cállate y tienes que asumir las reglas del edificio'”.
Según una publicación del Movilh, la empresa Servigest, administradora del edificio, lamentó lo ocurrido, pero solo solicitó al arrendatario “evitar este tipo de manifestaciones de afecto en los espacios comunes para evitar malentendidos o malestar”.
El apoyo del Movilh
Este episodio lo llevó a contactar al Movilh, y al equipo jurídico de la diputada Emilia Schneider para evaluar acciones.
Ha sido tanto el desgaste de este momento que le tocó experimentar, que ha pensado incluso en irse del edificio, pero se ha visto imposibilitado por razones económicas.
“Ha sido súper lamentable porque yo vivo ahí, estoy todos los días ahí, veo todo el día al conserje, veo todo el día a la administración. Es súper molesto, porque pareciera que la administración no quiere decir que el conserje no tuvo las herramientas para sobrellevar este conflicto“.
Javiera Zúñiga, vocera del Movilh señaló que “este es un claro abuso contra la dignidad humana, motivado por la orientación sexual de las personas, pues misma exigencia no aplica a parejas heterosexuales”.
Por lo mismo, iniciaron acciones legales contra la administración. “Lo que estoy buscando con esto a través de este proceso judicial es que esta situación no le ocurra a nadie más. Y que la administración entienda que hay mecanismos, vías y formas de llegar a los conflictos que no tienen que caer en un maltrato o en vulnerar los derechos de otra persona”, comenta.
Junto con esto, agrega que “ni siquiera busco que echen al conserje o que multen a la vecina. Idealmente que reconozcan que esto no está bien, que la forma actual no es la correcta y que diseñen mecanismos y herramientas y que capaciten a su personal para que esto no vuelva a ocurrir”.