
Política
20 de Junio de 2025Jaime Mulet, candidato del FREVS: “No soy el convidado de piedra de esta primaria (…), pero sé que a veces incomodo”
El diputado y candidato de la Federación Regionalista Verde Social comprende que, en esta carrera presidencial, "es evidente que el desafío mayor lo tengo yo", aunque no descarta ganar. Su incursión en la campaña, cuenta, le ha traído consecuencias. Si bien se esperaba un clima más hostil de lo que le ha tocado enfrentar hasta ahora, revela que cuatro de sus cinco hijos lo han desalentado a seguir en esta carrera. A pesar de eso, en esta entrevista expone sus razones para seguir adelante y asegura que, luego de las elecciones del 29 de junio, la alianza oficialista volverá a unificarse. En caso de que queden heridas entre los partidos, Mulet cree que eso "sería falta de madurez".
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A un par de cuadras del Palacio La Moneda se encuentra el clásico pasaje Príncipe de Gales. Al final de esa pequeña calle, rodeada de casas con fachadas antiguas de estilo ecléctico-neomedieval, se ubica la sede de la Federación Regionalista Verde Social. Hasta allí llega el candidato presidencial de dicho partido, Jaime Mulet, para esta entrevista con The Clinic, en un vehículo SUV Chirey verde lleno de propaganda de campaña. “Mulet”, “Corazón valiente” y “Vota 4” son algunas de las frases que cruzan el vehículo.
El candidato vive la última semana de campaña de manera ajetreada, pues su foco está en visitar todas las regiones de Chile. Hasta esta entrevista, a Mulet solamente le faltaba visitar la región de Aysén. Sin embargo, estas últimas semanas la atención se ha posado, más que en el despliegue, en las diferencias y tensiones entre los candidatos oficialistas.
Mulet, según las encuestas conocidas antes de la veda electoral, es el candidato que menos preferencias concita.
Con todo, el diputado Mulet cree que tiene opciones de ser electo, pues asegura ser “el mejor para ganarle a la derecha”.
—¿Se imaginó alguna vez como candidato presidencial?
—Sí. No hay obispo que no quiera ser cardenal y cardenal que no quiera ser Papa. No hay coronel que no quiera ser general y no hay general que no quiera ser comandante en jefe. No hay político, diputado, representante, que no creo que se imagina en algún momento ser Presidente de la República. Uno tiene un sentido de responsabilidad y de cambio y de una utopía. Claro, uno tiene que ser realista, pero le digo que sí.
—¿Le ha traído costos personales y familiares esta candidatura?
—La política es un oficio duro cuando uno lo toma en serio. Ahora, yo he trabajado mucho en el sector privado y también he estado dentro del Parlamento. La verdad es que me ha ido muy bien, me apasiona la política y el proyecto regionalista verde que hemos ido construyendo con mucho esfuerzo. Estar en la primaria presidencial, de por sí, es un paso significativo.
Los costos los he sentido siempre por el hecho de ser parlamentario y dirigente político. Ser parlamentario es una cosa, pero además dirigente de partido es más pega todavía, y eso sí. Mis hijos han pagado un costo.
—¿Pagan un costo porque no lo ven mucho o porque reciben comentarios?
—De mis cinco hijos hay uno que me acompaña en esto parcialmente y que me alienta. Los otros, más bien, me desalientan. No les gusta, les incomoda mucho.
—¿Es porque ha recibido comentarios negativos en la calle, por ejemplo?
—No, eso no. Veo una candidatura, en ese sentido, que pensé que podía haber sido más dura. De hecho, ayer filmamos un espacio para la franja cerca de la Estación Mapocho, que está llena de extranjeros. Estábamos haciendo una imagen sobre la inmigración y me paseé con una cámara delante, y la gente murmuraba. A veces uno escucha algunas cosas, pero nada grave. Pensé que iba a ser más duro.
—¿Ha escuchado burlas?
—La verdad es que murmura la gente, no ha sido nada grave.
—Se lo pregunto por ese desincentivo que viene de su grupo familiar…
—Yo no sé a mis hijos, pero me han hecho saber que han tenido algunas molestias.

“Si quedamos heridos y quedan heridas, creo que sería falta de madurez”
—¿Cómo ve el clima de las primarias?
—Nublado, con algo de viento (ríe). Se ha calentado un poco la primaria en los últimos días, pero no me complica, me parece natural que así sea. Somos muy distintos. Vengo llegando de un debate y hay que decirlo: ser comunista no es lo mismo que ser regionalista verde o que ser PPD o que ser Frente Amplio.
Estábamos hablando de seguridad pública ahora, cuando unos poco menos querían eliminar la policía hace unos tres años atrás. Hay que hacerse cargo de sus propias historias y hay que manifestar esas diferencias, y la gente tiene que sopesar, y ese peso que cada uno obtenga es el que hay que discutir en un programa común que ya tiene una base.
—¿No se daña el proyecto con este clima?
—Si quedamos heridos y quedan heridas, creo que sería falta de madurez en gente, toda mayor, que sabe en lo que está, y partidos que son partidos que son maduramente políticos. Nadie está jugando a las guerras escondidas. Después de la primaria hay que ponerse con la base del programa que firmamos todos y desde ahí construir el programa.
—Pero a propósito de esta tesis de que el oficialismo es menos competitivo frente a la derecha si pasa la candidata comunista Jeannette Jara, ¿no se pone en duda ese planteamiento?
—No, fíjate. Está la tesis del anticomunismo, pero yo creo que los cuatro estamos en condiciones de enfrentar relativamente similar a la derecha. Va a depender de quién esté al otro lado, porque al final las cosas se van adecuando. Al final, el que gane o la que gane no va a ser el candidato regionalista verde o comunista, va a ser el candidato de ocho partidos y va a ser un programa de ocho partidos.
Hay gente que tiene más ángel, pero hay otras que tienen más formación, preparación, y una cosa se compensa con la otra. Hay unos con más experiencia, otros más jóvenes, y creo que eso no necesariamente complica más las cosas. Ahora, yo creo que soy el mejor para ganarle a la derecha.
—¿Cree que está en riesgo la alianza oficialista luego de los últimos roces?
—La alianza no, pero ganar el Gobierno sí.
—¿Dónde ve ese riesgo?
—Va a depender de cómo se articule la derecha, que hoy está muy desarticulada, y eso corre a favor nuestro, pero creo que estamos en manos de lo que se llama el centro político. Ese ciudadano es el que va a elegir y el que va a determinar quién gana, y es al que yo apelo con mucha fuerza por mi formación y por mi manera de ver las cosas.
Hubo un país que rechazó una apuesta constituyente cargada hacia la izquierda, dominada por la Lista del Pueblo y el PC, y hubo otra que dominaron los republicanos y lo que es hoy el Partido Nacional Libertario, y que también fue rechazada. Eso es lo decidor, y creo que la cosa va en esa gran línea que va al medio.
—¿En ese sentido usted llamaría a cuidar el tono en las primarias?
—Se ha cuidado el tono. No ha habido situaciones de falta de respeto, si bien ha habido situaciones más bruscas, pero en general, entre los candidatos hay un trato deferente, pero con diferencias. Hoy día, de hecho, se habló sobre si había una o dos almas, y Jeannette Jara decía que había solo una. Yo le decía que hay dos almas, porque no es lo mismo un comunista que un regionalista verde, y la gente lo tiene que saber. Si le gusta más la comunista, que vote por esa opción.
—Pero bajo la idea de convocar el centro, ¿no es más compleja esa tarea para una candidata que milita en el PC?
—Sí, pero es la misma complicación que tengo para convocar a la izquierda. Yo convoco más al centro que los comunistas, sin duda, pero el comunista convoca más a la izquierda. Pero yo, a la izquierda extrema, no tengo nada que hacer, pero sí en la centroizquierda.

“Es evidente que el desafío mayor lo tengo yo, no me pierdo en eso, pero tampoco descarto ganar”
—¿Cómo evalúa el despliegue de su campaña?
—Con los recursos que tenemos, hemos hecho una gran campaña. He recorrido casi todo Chile, he estado en todas las regiones y solo me falta la región de Aysén, que pretendo ir esta semana.
Tenemos el partido activado en las 16 regiones y te diría que siempre hemos ido creciendo. Y estoy contento con la apuesta programática y con una propuesta política distinta, con dos ejes doctrinarios que no tienen los otros partidos: la descentralización y la preocupación por los temas verdes.
—Pero parece ser que ni la campaña ni esos ejes logran apuntalarlo en las encuestas…
—Hay distintas encuestas. En algunas he visto que marco 13%, otras en las que marco 12%, una de Panel Ciudadano-UDD en la que marco 5%, otras que marco 8%. Estamos todavía en un proceso y es evidente que el desafío mayor lo tengo yo, no me pierdo en eso, pero tampoco descarto ganar. Entiendo que es muy difícil, pero no descarto ganar.
—A propósito de que usted ha marcado constantemente las diferencias, ¿no se siente el invitado de piedra en esta primaria?
—No soy el convidado de piedra de esta primaria. Todos tenemos derecho a estar, pero sé que a veces incomodo. Me doy cuenta en el comité político, pero creo que uno está para incomodar, porque lo que quiero hacer es manifestar planteamientos distintos de las personas con las que estamos.
—¿Y en qué materia ve que genera incomodidad?
—Cuando planteo los temas de seguridad y digo que se cometieron errores. He estudiado mucho las cosas y hace tiempo que le he dicho al Gobierno que había que tener posturas más fuertes en materia de seguridad e inmigración, desde hace más de dos años, y a veces en algunos hay un poco de soberbia y no te escuchan, y eso genera molestia.

Mulet y la negativa a la lista única parlamentaria
—Si no logra ser el candidato presidencial del oficialismo, ¿tiene otros planes?
—Seguir trabajando en el proyecto regionalista verde con mucha fuerza desde cualquier otro lugar.
—¿Como postular nuevamente al Parlamento?
—No lo descarto, pero no es algo que sea prioritario. Me gustaría ayudar a muchos candidatos en el despliegue de las elecciones parlamentarias. Me veo en ese rol, ayudando a otros para consolidar el proyecto regionalista verde.
—Usted transparentó que prefería ir en listas separadas para postular al Congreso. ¿No hay un peor rendimiento ahí?
—Eso no es necesariamente así. Es así en la medida que uno saque los mismos votos. Para la lista parlamentaria son 186 cupos, y si tú llevas esa cantidad vas a sacar equis votación, pero si llevas dos listas, vas a llevar 372 candidatos y vas a sacar equis más un 30%. El efecto se diluye. Todo depende de cómo se estructuren las dos listas para llegar a una mayoría amplia.
El argumento de la lista única es de los partidos más grandes de hoy, que quieren ir en todo Chile y que los partidos más chicos tributen y que les repartan algunos cupos. Nosotros somos de una fuerza política nueva, no vamos a trasgredir esto. Vamos a ir en todo Chile.