
Entrevistas
22 de Junio de 2025Raúl Zurita: “Chile se ha volcado hoy a su postergación, a sus carencias, a sus maltratos, a sus miedos e injusticias no resueltas”
Para la última cuenta pública del presidente Boric, el Premio Nacional de Literatura estaba ahí, en el Congreso, fiel apoyo desde el mundo cultural, aún cuando muchos de los que se sumaron al inicio hoy critican la gestión. Zurita, un defensor de la esperanza y de la memoria, hace en esta entrevista una evaluación de la gestión del Mandatario, habla sobre el Chile actual y se adentra en los 80 años del Nobel de Mistral. "La grandeza de Gabriela Mistral es estar condenada a la incomprensión", dice.
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“A los 75 años te ríes solo acordándote de chistes que solo tú recuerdas. No hay nada que hacerle”, contesta Raúl Zurita, poeta chileno, Premio Nacional de Literatura y Premio Reina Sofía, entre muchos otros laureles, cuando se le pregunta sobre lo que le parecía importante y hoy, a esta edad, ya no. Agrega: “Y bueno; antes me parecía importante leer. Hoy me parece importante leer y fumar, pero es complicado porque ya no fumo”.
Con un humor característico y ese uso magistral de la palabra, Raúl Zurita envía sus respuestas por escrito, como lo lleva haciendo desde hace un tiempo con los medios cuando le piden una entrevista. En enero cumplió años -y ya son más de dos décadas con Párkinson- , entre medio de reportes virales de un infarto fatal, a lo que él entonces contestó por las mismas redes: “Las noticias en torno a mi muerte son un tanto exageradas”.
Raúl Zurita, siempre, contra todo, vive convertido en uno de los poetas fundamentales no solo de Chile, sino que de la lengua castellana. Y piensa y medita sobre su actualidad y la del país, a pedido de The Clinic.
—Si volviera a tener 30 o 35 años: ¿haría todo igual? ¿Pondría su energía en lo mismo?
—Sería una presunción creer que haría todo igual. Hay muchas cosas que no haría.
—¿Y qué lo entusiasma estos días?
—Non, rien de rien… de la Edith Piah, el himno al amor. La promesa de no mentir de Jeannette Jara.
Ha estado activo. Por ejemplo, su poema “Verás”, escrito hace dos décadas y proyectado en un acantilado el año pasado en Arica, ha hecho el viaje hasta México, donde la acción de arte estará siendo revisitada en una muestra en Ciudad de México, donde se presenta junto a un corto documental hasta diciembre.
En Chile, por mientras, Raúl Zurita acaba de estar en la charla “Poesía y Reparación: “solo escombros tus cordilleras, solo desiertos tus océanos, solo cenizas tu corazón”, organizada por la UDP en el Centro Cultural Ceina, donde repasó su trayectoria marcada por la resistencia, la geografía y más. Y, hace unas semanas, la imagen de Zurita apareció fugazmente en las pantallas de televisión, como parte del público en el mar de caras que colmaban el Congreso Nacional para la última cuenta pública. Una de las figuras más relevantes de la cultural local, haciendo acto de presencia y apoyo al Presidente Boric, resistiendo.
—¿Qué opinó de esa especie de despedida de este gobierno?
—Fue una despedida digna, consistente con lo que había prometido, o soñado hacer, sin calcular bien que estaba frente a las trincheras de un capitalismo que está haciendo añicos el mundo. Con todos sus titubeos y errores, su presencia juega y jugará el papel de volver a darle una forma a las aspiraciones de tantos expulsados, caídos y derrotados del sistema.
—Usted ha dicho que, a pesar de los errores, sigue apoyando al Presidente porque cree en algo como “el nuevo destino” que él ha puesto en marcha. ¿Qué es ese nuevo camino para los chilenos que usted vislumbró?
—Es haber puesto nuevamente frente nosotros, y quizás sin saberlo, el que era posible realizar el ideal de una sociedad sin clases como la entrevieron Víctor Jara y Violeta Parra en Gracias a la vida, como la entrevieron Gabriela Mistral y Pablo Neruda, como la entrevió, desde las fosas más profundas de su dolor, la poeta rusa Ana Ajmatova. Es la visión borrosa y entrecortada que se reitera una y otra vez desde los evangelios hasta los ideales socialistas de una sociedad donde ‘cada uno aporte según su capacidad y a cada uno según sus necesidades’. El solo hecho de haber puesto al frente esa vieja idea que nace de lo más humano de lo humano, es recomenzar, al menos para nosotros, la historia de un nuevo porvenir.

—Y en ese sentido, ¿cuál fue el gran pendiente tras estos cuatro años?
—Las transacciones que tuvo que hacer con los contra- sueños que, como los mostraron Los Beatles en la película Submarino amarillo, habitan en el mundo de los hoyos negros que lo tragan todo, que sospechan de todo y odian la música.
—¿Cree que la generación política joven, a la que el presidente pertenece, fue injusta con sus antecesores?
—Cada generación tiene el derecho a elegir sus parricidios, eso es parte de la deriva humana, pero sobre todo cada generación tiene el deber de la memoria que es el deber de no olvidar. Y no olvidar hasta que no se conquisten las espléndidas ciudades que Rimbaud entrevió en medio de su Temporada en el infierno y que citó Neruda en su discurso al recibir el Premio Nobel. Solamente entonces, ya liberados de todo yugo y tiranía, estaremos liberados de la obligación del recuerdo. Pero ahora no, ahora no hay que olvidar absolutamente nada.
La mirada de Raúl Zurita al Chile hoy: a la derecha
Hace unos meses, en The Clinic, se le preguntó a Raúl Zurita por el momento político, cuando Evelyn Matthei lideraba casi sin competencias las encuestas para la carrera a La Moneda. Desde entonces, a la candidata de la derecha le ha salido compañía en el camino, profundizando el giro hacia su lado del espectro político.
—Ha dicho que Matthei simboliza un neoliberalismo “más salvaje” en lo político; hoy Kast o Kaiser podrían hacerle la competencia en la papeleta.
—La lección es que no hay límites para la tristeza humana. Pensaba en el capitalismo salvaje, pero hoy toda definición es nada frente a lo que está sucediendo en este minuto, en este segundo, en esta tierra ya demasiado rebalsada de escombros y sangre.

—¿Por qué Chile se ha volcado a la derecha más radical?
—No, no es así, contra todo no es así, no será así. Chile se ha volcado hoy a su postergación, a sus carencias, a sus maltratos, a sus miedos e injusticias no resueltas. Pero aunque ganen, no es así, ni será así.
—Entrando en la mirada a nuestro país hoy y quizás hacia mañana: después del estallido, después de la pandemia, después del fracasado proceso constituyente, ¿cómo ve a los chilenos?
–A veces el esqueleto se cansa, como diría César Vallejo…
–¿Qué aprendizajes nos da la historia de Chile, qué cosas deberíamos estar mirando hacia atrás, para armar nuestro futuro o mejorar el presente?
–Pero como te decía recién, y lo que une a los muertos y los vivos es seguir oponiendo al hoy una salvaje e inmensa ingenuidad. Esa ingenuidad de seguir creyendo en la poesía, en la ingenuidad radiante e infinita de la esperanza.
–En ese sentido, ¿hay algún autor o autora al que usted vuelva o revise constantemente, que le ayude a encontrar respuestas?
–Sí, Violeta Parra.
Ochenta años de la Nobel
–¿Qué autor o autora le gustaría que se leyera más en Chile?
–Gabriela Mistral.
En 1989, Zurita escribía sobre la Mistral: “Los mejores poemas de Gabriela Mistral reproducen, como nadie lo ha hecho en nuestra poesía, el sueño arrasador de una poesía que persiste en la elocuencia de su muerte para levantar desde allí, desde ese gesto de la letra, el universo que se cae y se levanta a la par de nuestros ojos. Esos son sus paisajes, eso es Tala“.
–¿Cómo hacer que los chilenos de hoy se enamoren, o se entusiasmen, de la poesía?
–¿Es que importa? Tú amas lo que amas y un pueblo ama lo que ama, amar es un acto involuntario. Tú amas y amas y amas y será una canción y, será también un poema.

– Se preparan todo tipo de homenajes por los 80 años del Nobel de Mistral. ¿Qué le gustaría ver a usted como conmemoración?
—Me gustaría ver el plinto vacío con el nombre de ella inscrito, pero sin nada encima, vacío para siempre, vacío y blanco.
—¿Chile se ha puesto al día, finalmente, con apreciar a Mistral en toda su dimensión literaria y política? Es como si, a lo largo del tiempo, se le han apreciado distintas dimensiones de su trabajo, pero cuesta abarcar la figura completa.
—La grandeza de Gabriela Mistral es estar condenada a la incomprensión. La apropiación abyecta que hizo de ella la dictadura, donde se la ensalzaba y le hacía murales presentándola como la maestra de Chile, al mismo tiempo que se prohibía el Canto General de Pablo Neruda y se quemaban sus libros. Esa incomprensión, repito, abominable que tomaba sus rondas, por ejemplo, para ocultar sus crímenes. Rondas que, entre paréntesis, contra algunos discursos crípticos de hoy que las desprecian, son obras maestras, porque son las que recogió y amó el pueblo pobre de Chile.
Pero las obras de nuestros dos premios Nobel no pueden ser leídas separadamente porque una y otra ilustran alternativamente las esperanzas y las decepciones de nuestra frágil historia. Pero exigirle a un hombre o a una mujer, como se ha hecho con tantos. que esté a la altura de su obra representa un acto de extrema violencia política, moral y cultural. Eso es el facismo.