Entrevistas
28 de Diciembre de 2024Raúl Zurita: “Chile ha ganado una clase media, lo que no es menor, pero ha perdido casi todo lo demás: un lenguaje, una esperanza”
Próximo a cumplir 75 años, el poeta y Premio Nacional de Literatura repasa sus días actuales –la escritura de su nuevo libro, el avance del párkinson, sus lecturas en Kindle–, esboza un retrato resquebrajado de Chile y analiza el movedizo escenario político. Si bien respalda irrestrictamente al Presidente Boric, reconoce que ha “visto nuevas derrotas para las que, una vez más, no estábamos preparados”. En su frontal estilo, Zurita opina sobre la precandidatura de Evelyn Matthei y explica por qué la poesía es indispensable en tiempos adversos: “Sin la poesía ningún cambio es posible”.
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“Estoy dando entrevistas sólo por escrito”, responde Raúl Zurita en un correo electrónico. No hay mayor trasfondo en esto último, dirá en otro mensaje posterior: “Simplemente me es más cómodo hacerlo así”.
El artista, Premio Nacional de Literatura y voz fundamental de la poesía chilena, cumplirá 75 años el próximo 10 de enero. Tres cuartos de siglo, de los cuales lleva poco más de dos décadas viviendo con párkinson, tras ser diagnosticado en 2002. La tecnología ha sido beneficiosa con él y su trabajo, y de a poco se ha ido digitalizando. Escribe todo a computador y desde hace un tiempo está leyendo solo ebooks en su nuevo e inseparable dispositivo.
“Carezco del fetichismo de las primeras ediciones, por lo que una amiga muy querida me regaló un Kindle y no puedo parar de leer, sobre todo prosa, desde Han Kang y Elena Garró hasta Cristóbal Peña. Y acabo de terminar la ‘Septología’ de Jon Fosse, que es absolutamente extraordinario, por fin, de nuevo la gran literatura”, dice sobre la obra del Premio Nobel de Literatura 2023.
Ese mismo año, Zurita sonaba fuerte entre los favoritos para obtener el galardón de la Academia Sueca. Las apuestas lo posicionaban incluso más arriba de autores como Salman Rushdie, Joyce Carol Oates y Stephen King.
La historia se repitió este 2024: el autor de “Purgatorio” y “Anteparaíso” –quien ha sido distinguido, entre otros, con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2016 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2020– reapareció entre los principales aspirantes al premio y quedó ubicado en el séptimo lugar junto al autor japonés de “Tokio blues”, Haruki Murakami. Finalmente, recayó en la autora surcoreana de “La vegetariana”, otra de sus lecturas recientes.
“¿Solo séptimo? Pero qué desilusión”, ironiza ahora el poeta.
El Nobel no le quita el sueño, asegura: “¿Te imaginas vivir así?… Sería una pesadilla. Es tonto estar dependiente de cosas que no dependen de uno”.
El poeta tiene propiedad de sobra para despachar esta última frase. Hacer de su enfermedad un motivo artístico fundamental en su obra y una condición no limitante para su trabajo, dan cuenta de su obstinada labor, reconocida internacionalmente.
Zurita resiste y se rebela desde la creación a su propio deterioro físico, con acciones de arte impresas no solo en papel o en la geografía chilena, sino proyectadas directamente sobre su cuerpo.
—¿Cómo se encuentra actualmente de salud?
—Usted lo dijo: tengo casi 75 años, y yo amo cada uno de mis dolores, porque ellos me atan a la tierra. Mira, me doblo, me encorvo cada vez más y encuentro bello el temblor de mis dedos sintiendo las hojas cuando estoy leyendo en voz alta. Y sobre todo la amo porque cuando estoy con Paulina, mi esposa, la enfermedad no existe.
Zurita ya trabaja en su próximo libro. Aunque se lo está tomando con calma, no puede evitar imaginarse en una carrera contra el tiempo. “Estoy escribiendo unos ensayos que todavía me tomarán un par de años, si el buen dios o como diablos se llame, tiene la gentileza de dármelos”, dice.
—¿Piensa a menudo en su muerte?
—La muerte es el hecho más importante de la vida. No me lo perdería por nada en el mundo.
—Usted ha dicho: “También debo trabajar con mi muerte”. ¿Esto qué significa en términos prácticos? Quiero decir, ¿está reuniendo su archivo personal, tal vez, pensando qué hará con él?
—Me refería a ese límite del arte y la vida que zanjará la muerte. Pero, a propósito de archivo, ¿qué pasa cuando se transforman las palabras? ¿Qué sucede cuando la palabra legado se transforma en la palabra archivo? “El olvido que seremos” es el título más bello del mundo y es de una novela de Héctor Abad Faciolnce, y que a su vez viene de un verso de Borges. En el fondo, qué otra cosa es un archivo sino una forma que tienen algunos autores de lucrar en esta vida con su irremediable olvido.
—¿Se siente usted un poeta más popular y cercano a la gente que los demás poetas?
—¿Qué es ser el más? ¿Qué es ser el menos? He escrito parte de los grandes poemas de mi generación. Allí está el “Canto a su amor desaparecido” y su consigna inscrita en la piedra: “Todo mi amor está aquí y se ha quedado pegado a las rocas, el mar, a las montañas”. Y eso es verdadero.
“Pequeño país roto”
La imagen mostraba su mejilla izquierda manchada de sangre y la herida fresca de una quemadura autoinfligida en su rostro. Ese acto radical inauguró la obra de Raúl Zurita hace poco más de cuatro décadas.
La fotografía la tomó la artista Lotty Rosenfeld e ilustró la tapa de su libro debut, “Purgatorio” (1979), título que desató un huracán en la poesía chilena de la época. Eran los primeros años del CADA –el Colectivo Acciones de Arte que integraban junto a Diamela Eltit– y el periodo más álgido de la resistencia a la dictadura militar.
“El CADA fue un grupo de pequeños tipos rotos en un pequeño país roto, que por unos años cruzaron sus vidas e imaginaron obras increíbles en los espacios ciudadanos, creando, en las mismas barbas de Pinochet, un arte político y de gran formato, contra la dictadura”, reflexiona el poeta 40 años del fin del colectivo.
El pasado 10 de septiembre fue la inauguración del proyecto artístico “Grieta” del Camino de la Memoria, en el Estadio Nacional, un recorrido peatonal de 450 metros de largo que emula el trayecto que hacían los prisioneros y prisioneras en sus traslados a los centros de represión y tortura de la dictadura.
Zurita, quien fue detenido en septiembre de 1973 en Valparaíso, ofreció las palabras inaugurales. El presidente Boric lo observaba en primera fila. “Ojalá que nunca hubiera pasado lo que pasó y que nunca se hubieran escrito estos poemas, porque el solo hecho de que hayan escrito ya es triste”, dijo el poeta esa mañana.
—Pasados los 50 años del Golpe, ¿qué reflexión le dejó esa conmemoración y qué lecciones nos deja como país para el futuro?
—Sí, la conmemoración bajo la carpa y un par de cuñas más o menos ingeniosas. Pero la sola imagen de una mujer dejando unas flores en el Patio 19 o en el mar, rompe con eso y se unen a todas las víctimas del mundo, y lo que menos se le podía pedir a un país como el nuestro, donde sus victimarios contribuyeron por diecisiete años al horror del mundo, es que no se pretenda escamotear ese horror con slogans.
—¿Qué ha ganado y qué ha perdido el país en los últimos años?
–En los últimos años Chile ha ganado una clase media, lo que no es menor, pero ha perdido casi todo lo demás: un lenguaje, una esperanza que movilizó a millones de personas en el estallido, como 53 años antes lo había hecho Salvador Allende y los partidos populares. La base es la misma: la lucha contra la desigualdad, pero de persistir ese abismo infinito que hay entre los más ricos y los más pobres originará un estallido mucho más fuerte aún y la razón será la misma.
Zurita y el gobierno de Boric: “Con él ha comenzado algo, algo así como un nuevo destino”
Su cercanía con Gabriel Boric es conocida y previa a su mandato: Raúl Zurita fue uno de los primeros artistas en respaldar públicamente su candidatura presidencial y llamó a firmar una carta a la que adhirieron más de 500 escritores.
Del otro lado, el poeta ha estado también en interpelaciones directas al mandatario al interior de los círculos oficialistas. En marzo de 2023, firmó otra carta –junto a académicos y políticos, como Daniel Jadue–, que lo instaban a crear una empresa nacional del litio “cien por ciento de propiedad de algunas de las mineras estatales”.
—¿Cómo ha visto el desempeño del gobierno del Presidente Boric?
–Pertenezco a una generación que lleva demasiadas derrotas en el cuerpo, por lo que era hora de hacer el traspaso a una nueva que hiciera lo que nosotros no pudimos hacer. ¿Es así? Hemos visto nuevas derrotas para las que, una vez más, no estábamos preparados. Pero yo estoy con Boric, porque, a pesar de todos los errores y trastabilleos, con él ha comenzado algo, algo así como un nuevo destino. Y yo creo en un nuevo destino.
—Carlos Peña dijo semanas atrás, en una entrevista, que Boric es un “Presidente accidental”. ¿Lo comparte?
–El accidente o el destino. Es la discusión que ha cruzado todo nuestro devenir y no pretenderemos, ni Carlos Peña ni yo, hijos de un instante, resolverla.
—Las encuestan dicen que Evelyn Matthei podría ser la próxima Presidenta de Chile. ¿Qué piensa usted al respecto?
–No sé en lo personal, pero sí sé lo que ella representa: el neoliberalismo más salvaje, aquel que conlleva exactamente la destrucción de toda ilusión de libertad, bajo la mega dictadura del capital.
—En tiempos convulsos, de guerras y amenazas nucleares, ¿cuán importante es la poesía?
—La poesía no puede detener los bombardeos, no puede parar el genocidio en Medio Oriente, no puede eliminar las mafias ni las hambrunas, pero sin la poesía ningún cambio es posible y si desapareciera la humanidad se extinguiría en los próximos cinco minutos, porque su fin significaría el fin de las esperanzas y uno puede sobrevivir 72 horas sin agua, pero no sobrevive ni 5 minutos sin una esperanza.
—En el replanteamiento que trajo el feminismo de las conductas de los hombres, ¿hubo algo que haya revisado o ‘deconstruido’ de sí mismo?
–Yo es otro, la frase es de Rimbaud y es todo lo que yo puedo afirmar de mí “deconstrucción”: Yo no soy ni hombre ni mujer, yo soy lo que mis poemas dictan que sea.
—¿Tiene algún recuerdo/imagen suya de niño que jamás haya soltado?
—Sí, tengo algunas, pero la niñez es un territorio extraño donde los recuerdos más remotos coinciden con los sueños.