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Opinión

2 de Junio de 2011

Catalina Saavedra hace sus descargos por cancelación de Los Venegas

 Había dejado pasar el tiempo hasta tener la claridad, distancia y energía suficiente para escribir esta carta. Allá voy… Cómo no va a impresionarme que el canal de todos los chilenos TVN haya tomado la triste decisión de terminar con la existencia de uno de los programas más antiguos de la televisión Chilena. Un […]

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Había dejado pasar el tiempo hasta tener la claridad, distancia y energía suficiente para escribir esta carta. Allá voy…

Cómo no va a impresionarme que el canal de todos los chilenos TVN haya tomado la triste decisión de terminar con la existencia de uno de los programas más antiguos de la televisión Chilena. Un programa con 22 años de existencia, y 3 generaciones de espectadores. Ancianos, niños, dueñas de casa, enfermos, funcionarios públicos, cesantes, pobres, ricos, enfermeras, camareras, peluqueras, comerciantes, políticos, estudiantes, médicos, bomberos, sordos, militares, músicos, chilenos todos: ¿quién no sabe de Los Venegas? ¿¡Quién no ha visto los Venegas!?…

En sus 7 últimos años trabajé en este programa y vi cómo esta idea magnífica, de una serie realmente representativa de nuestra idiosincrasia urbana, casi la única en su especie, se iba deteriorando por falta de interés artístico y por ende de recursos, por parte de la plana ejecutiva responsable (TVN + Chilefilms).

Esto, independiente de la real posibilidad que existe de que un programa llegue a su fin. Mi inquietud es de otra naturaleza, y es tan grande que me animo a compartirla con ustedes. ¿Por qué TVN, ni ningún canal nacional abierto, prioriza la calidad y el valor artístico – cultural de sus programas? Los Venegas era una serie simpática, liviana, inofensiva. Única en su especie. Pero pudo haber crecido enormemente en sus 22 años de existencia si sus propios padres le hubiesen dado cariño y sobre todo si hubiesen sido más creativos.

La precariedad artística e imaginativa con la que se grababan Los Venegas, ciertamente no da cuenta de la permanencia de la serie en el tiempo. Esta serie sólo se sostenía con el amor que le tenía su equipo, incluyendo al respetable, quienes conformaban literalmente un hogar nacional más. Una serie como esta en un país desarrollado (como el que Chile aspira convertirse algún día) hubiese sido cuidada, valorada, estimulada, defendida y ciertamente financiada por el solo hecho de representar y recibir el cariño de todo un pueblo durante tantos años.

Quiero decir por último que no bastando con esta falta de visión de los ejecutivos de TVN, el canal decide acabar con la serie de un día para otro. Con todo lo que eso significa. Sin conversaciones, sin opción de diálogo, sin pensar en mejorar. A pesar de incluso haber recibido dividendos por años, incluso hasta el día de hoy, !sin haber cumplido nunca con sus obligaciones legales de pago por derechos de emisión y repetición! (Ley 20.243) Pienso que hay varias lecciones que pueden nacer de esta reflexión y espero que ellas sirvan para transformar nuestro alicaído panorama televisivo en algo nuevo, a la altura de nuestra gente y de nuestras necesidades y anhelos. Hay tanta materia prima humana de calidad de país desarrollado en Chile, que es una pérdida de oportunidad no darles la oportunidad.

Qué más puedo decir… aprovecho de despedirme aquí (porque nunca tuve el momento) de mis colegas, amigos técnicos, vestuaristas, maquilladoras, productores, utileros, guionistas y sobre todo del respetable público… gracias a ustedes, los de las regiones, los capitalinos, los del extranjero, todos los que han sido felices con un poquito del Chile alegre y positivo, aunque fuese sólo por media hora cada día.

Gracias por todo el tremendo cariño.

Sinceramente

Catalina Saavedra

(Josefina)

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