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Nacional

18 de Julio de 2011

Gobierno responde con lacrimógenas a damnificados de Dichato

Un grupo de vecinos del campamento El Molino de Dichato fue reprimido violentamente por carabineros el sábado cuando protestaba por la lentitud del proceso de reconstrucción de sus viviendas, en una acción que dejó tres detenidos y un menor debió ser internado después de que una de las bombas lacrimógenas lanzadas por Fuerzas Especiales se colara en su mediagua después de romper el techo.

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Un grupo de vecinos del campamento El Molino de Dichato fue reprimido violentamente por carabineros el sábado cuando protestaba por la lentitud del proceso de reconstrucción de sus viviendas, en una acción que dejó tres detenidos y un menor debió ser internado después de que una de las bombas lacrimógenas lanzadas por Fuerzas Especiales se colara en su mediagua después de romper el techo.

Un año y medio después de que el mar se adueñara de sus casas, sus cosas, sus autos, sus fotos, sus recuerdos y buena parte de sus vidas, cientos de dichatinos siguen esperando frente a la costa a que llegue otra ola. La anunciada ola de la reconstrucción.

Esa espera se convirtió en desesperación. Campamentos inundados, barro por todas partes, mediaguas que de vivienda pasajera se han ido convirtiendo con la fuerza del tiempo en una solución para las fotos. Para pasar las noches previas a los partidos de fútbol y los anuncios de los 21 de mayo.

“Nuestras demandas son obvias”, dice Lorenna Arze, del Movimiento Nacional de la Reconstrucción Justa, la asociación de vecinos que organizó una movilización el sábado para protestar en contra de la lentitud del proceso de reconstrucción de las viviendas arrasadas por el terremoto y tsunami. Obvias, dice, porque a pesar de las promesas que les hizo Piñera –las últimas antecedidas por la frase extraterrestre de “vengo en son de paz” del 17 de febrero- la posibilidad de que cuenten con casas de material firme parece muy lejana.

La mañana del sábado cerca de 150 pobladores del campamento El Molino se tomó la carretera que une al balneario con Tomé y poco duró en paz su protesta: al poco tiempo de cerrar la vía, un importante grupo de policías de las Fuerzas Especiales llegó hasta la zona para dispersar al grupo que según Arze a esas alturas sumaban 200.

Los enfrentamientos entre pobladores y policías terminaron con la detención de tres personas y con la entrada de las Fuerzas Especiales al campamento, lanzando bombas lacrimógenas y acompañados de su fiel guanaco.

Hasta ahí, todo podría ser descrito como un procedimiento normal para despejar una ruta, hasta que una de las bombas arrojadas rompió el techo de una precaria vivienda de emergencia en el campamento para instalarse en la casa de 18,3 metros cuadrados en que se encontraba un bebe de 3 meses que fue llevado de urgencia a la posta de Dichato.

Tras los enfrentamientos, que se repitieron durante la noche del sábado, el grupo de pobladores exigió la llegada del Gobernador de la zona al balneario, a quien plantearon un pliego petitorio que incluye 1.000 subsidios, poner fin a las expropiaciones de terrenos en la zona, subsidios de agua y luz y la construcción de un colegio en la zona. Además, la autoridad deberá responder hasta el miércoles 20.

Entre tanto, las familias de El Molino siguen esperando entre el barro y el frío a que se cumplan las promesas de que las víctimas del “tusunami” no pasarán un invierno a la intemperie.

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