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Cultura

7 de Septiembre de 2011

“Quiero tirarle caca a la gente”

Antes de que Sebastián Silva estuviera rodando Magic Magic -su próxima película-, dirigiera Gatos Viejos, dirigiera La Nana, dirigiera La vida me mata, cantara en CHC, etcétera y etcétera, y etcétera, transformó, a los ocho años, su vida. -Dibujé a un mono turnio. -¿Y? -Fue una invención tan reveladora que después como que me enamoré […]

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Antes de que Sebastián Silva estuviera rodando Magic Magic -su próxima película-, dirigiera Gatos Viejos, dirigiera La Nana, dirigiera La vida me mata, cantara en CHC, etcétera y etcétera, y etcétera, transformó, a los ocho años, su vida.

-Dibujé a un mono turnio.

-¿Y?
-Fue una invención tan reveladora que después como que me enamoré de eso. De crear personajes. Me puse tan orgulloso de ese mono turnio.

Del mono turnio a la exposición “Pinturas y dibujos” que se inauguró ayer en galería Marlborough, hay más de veinte años, el mismo gesto fascinado y una exposición en Miami de por medio.

-Mira mamá, se llamaba esa exposición….
-Se llamaba así porque era ene trabajos que había estado haciendo hace ene tiempo y los hacía, yo creo, como una especie de llamar la atención y que la gente te diga: “qué lindo”. Como esas palmaditas que te dan en la espalda cuando hacís algo bueno.

-Como cuando eres chico.
-Claro, como mira el piquero. Mira mamá el piquero y después te dice ah bravo, muy bien. No había ningún motivo detrás de todo lo que había hecho más fuerte que el de…

-La recepción.
-Claro

-Justo al revés de los artistas que dicen que hacen todo para ellos, que no piensan en el espectador.
-Sí. O sea, como que era mucho trabajo acumulado y era como mira mamá mira todo lo que he hecho y la invité, fue a Miami y todo y era como un título simbólico. Pero ahora le puse pinturas y dibujos porque ese título lo tenía pensado hace tiempo y tenía que ver con todo lo que tenía guardado y todo pero ponerle una exposición un nombre me da como un poco de vergüenza ajena…

-La crítica no pescó esa exposición. Y a La Nana la criticaron mal en su momento. Qué es peor ¿la mala crítica o que no te pesquen?
-Jajaja. Parece que no me pesquen. O sea las críticas mala onda me ponen heavy de mal genio. Les quiero pegar combos en la cara, en la cabeza con un palo. Me dan heavy rabia pero también eso es choro. Que no te pesquen igual es latero. Que hagai una huea y no te pesquen, nadie se dé cuenta. Pero igual he aprendido a dejar de leer cosas. Como que ya no leo nada.

-¿Por qué no te importa evidenciar que estás picado?
-Porque si los críticos fueran buenos me quedaría callado. Por ejemplo en “La vida me mata” hubo una crítica constante con la que yo estaba de acuerdo: que yo me había enviciado con el humor. que había un enviciamiento con el humor sobre todo por el lado de Claudia Celedón. Y es verdad. Y ni cagando iba a decir “no” porque encontré la raja la opinión pero después, con La Nana, sentí que las críticas venían de otra parte. No de algo cinematográfico ni artístico. Encontré que eran súper infantiles, tontas las críticas. Por eso me pareció bueno picarse y decir algo mala onda, decir que eran unos hueas para que hubiera una contrarespuesta. Decir: estos hueones están cagando fuera de tiesto. Esta película es absolutamente política pero no en tu cara.

-¿De chico eras picado?
-Nunca he tolerado bien las frustraciones pero no soy tan picado. Siempre me gusta que las cosas salgan como yo quiero. Soy como medio control freak un poco. Pero no sé si una de mis características era ser picado.

-¿Cómo erai?
-Ladilla. Muy ladilla. Medio insidioso también.

-¿Cómo?
-De burlarme de gente. Hablar mal de gente. Como bullying sicológico. Onda bueno para huevear a la gente por defectos físicos por hueas. Era como de estar en la casa comiendo con la familia y empezar a hablar de una tía y hacerla pico, cachai. O empezar a hablar de una profesora y decir: “esta hueona miserable, su vida no sé qué”.

-¿Por qué eras así?

-Yo creo que era porque estaba en el clóset y esa hueá me traía una ira interna hacia la sociedad en general. Una pica, un resentimiento hacia mi familia, hacia la sociedad, el colegio donde estaba (Verbo Divino), hacia la iglesia católica. Estaba como rodeado de enemigos: por ser gay, estar en el closet y cachar que todo lo que estaba a mi alrededor estaba en contra de lo que yo era. Entonces yo estaba como heavy a la defensiva.

-¿Te dabas cuenta de que estabas en el clóset o no alcanzabas a saber que eras gay?

-Cachaba heavy. Cachaba de los dos años. Siempre supe y por eso era como cuando tenís un secreto tan heavy que te da un poder raro.

-Y no le decías a nadie.

-No. Nada. Igual es arriesgado. ¿Sabes lo que pasa? Que igual en chile es arriesgado hacerlo porque si erís pendejo y estai en un colegio facho como ese, hueón, tu infancia se puede transformar en una tortura insoportable. Que te hueveen locos sin parar de quinto a primero medio cagaste. tu vida cagó. Yo creo que lo hice bien. O sea yo no apoyo la idea de quedarse en el clóset pero es supervivencia porque hay colegios que no te permiten eso o familias que no te lo permiten.

-¿Cuándo dijiste ya, filo?
-A los 19. Me fui de la casa, estuve en otro país y después, como a la vuelta, fue ya chao. Y es la cagá lo normal que se siente después que uno sale del clóset. Uno piensa en qué estaba pensando…

-A lo Ricky Martin
-Claro. Uno estaba como en un embrujo raro de una sociedad con la que ni siquiera compartes los valores.

-¿Por qué te fuiste tan chico de la casa?
-Quería estudiar animación y acá no había nada. Igual estudié cine un año.

-Te aburriste…
-Sí. Siempre me he aburrido de Santiago. Siempre he encontrado que Santiago era fome. A los once años me quería ir. Decía Nueva York, Nueva York. Me gustaba la onda de hablar inglés, me gustaban los Corn Flakes gringos, me gustaban las casas rodantes una onda súper sueño americano engrupido. Como que veia los comerciales de la National Geographic y era como: quiero, deseo eso. Todo lo que me gustaba era gringo, todo lo que me cargaba era chileno.

-¿Y qué te pasa estando en Chile?
-Me siento un poco más rebelde cuando llego a Chile, Como que me dan ganas de decir más garabatos. Me dan ganas de espantar a más viejas, me dan ganas de mandar más cartas…

-¿Como cartas al diario?
-No al diario. Pero como que llegué a Chile y altiro quería hacer la apostasía: fui a la iglesia donde me bautizaron y había dos viejas fumando unos puchos que no tenían idea lo que era la apostasía.

-¿Eso es como decir ya no quiero ser más católico?
-Claro. Te desinscribes del catolicismo. Tenís que ir a la iglesia donde te bautizan pero ellos ni siquiera sabían que existía ese trámite. Deberían saber pero no saben y es un obstáculo más para salirse del catolicismo. La ignorancia de los propios curas y de la propia gente que no sabe nada.

-¿Dónde te bautizaste? No me digas que en El Bosque…
-En el bosque. Jajaja

-¿Con Karadima?
-No. Con Luis Eugenio Silva.

Uhh.
-No. La cagó esa hueá. El combo-iglesia muy heavy. Pero sí, me siento más rebelde. Como que se despierta mucho más un activismo político pero tampoco sé encauzarlo muy bien, entonces se siente una rebeldía no más, un impulso como inmaduro. No es tan como: me voy a poner una corbata y le voy a proponer cosas al gobierno ni nada. Es más: quiero tirarle caca a la gente.

“Pinturas y dibujos”
Desde el martes seis de septiembre en Galería Marlborough, Nueva Costanera 3723, Vitacura.

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