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Nacional

21 de Marzo de 2013

A un mes de la muerte de Jiménez: PDI comprueba que bala loca habría matado al líder sindical

Durante un mes, su familia, varios sindicalistas y un grupo de trabajadores acusaron a la empresa Azeta de haberlo mandado a matar de un tiro en la cabeza. Alimentaron este relato con marchas y afiches, y transformaron su historia en una leyenda. Los seguimos en sus encuentros hasta que la PDI concluyó que la bala de esta historia insólita fue disparada a un kilómetro de distancia, en un tiroteo en La Legua. El proyectil recorrió 900 metros en 3 segundos, sobrevoló techos de casas, fábricas y varias cabezas, antes rozar levemente en un cable eléctrico y atravesar -en diagonal y de arriba hacia abajo- los 17 centímetros del parietal izquierdo del dirigente, hasta llegar a su nuca.

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Un reportaje publicado hoy en la revista The Clinic revela que las investigaciones de la fiscalía respecto del asesinato de Juan Pablo Jiménez, han descartado las teorías que indicaban que el líder sindical habría sido asesinado por su rol como representante de los trabajadores.

“A casi un mes de su muerte se sabe ya que la bala 9mm que lo mató fue disparada desde Sánchez Calchero con Comandante Riesle, durante un tiroteo en la población La Legua. Dos llamados a Carabineros hechos ese día a las 16.02 denunciaban a bandas que se enfrentaron por casi una hora” dice el reportaje del periodista Jorge Rojas.

De esta forma, la Fiscalía ha comprobado la teoría que se conoció en primera instancia sobre la “bala loca” que habría matado a Jiménez.

“El proyectil recorrió 900 metros en 3 segundos, sobrevoló techos de casas, fábricas y varias cabezas, antes rozar levemente en un cable eléctrico y atravesar -en diagonal y de arriba hacia abajo- los 17 centímetros del parietal izquierdo del dirigente, hasta llegar a su nuca” explica el reportaje.

Las dudas
Si bien la teoría de la bala loca fue una de las primeras versiones que manejó la PDI, desde el mundo sindical se alimentó la versión de que Jiménez habría sido asesinado debido a que al día siguiente de su muerte el 21 de febrero tenía presupuestado denunciar por maltrato laboral a Azeta, la empresa donde trabajaba.

Durante diversas reuniones y marchas, la conclusión de una muerte por encargo fue tomando fuerza. El reportaje relata una convención entre trabajadores y estudiantes donde la abogada Margarita Peña lee a la asamblea un apunte con el minuto a minuto de la muerte del sindicalista.

“–Justo se murió cuando iba leyendo una carta que decía que la empresa tiene como prioridad la seguridad de sus trabajadores –cuenta con tono de sorpresa. –Qué ironía, ¿no? Por eso acordamos comunicar nacional e internacionalmente que se asesinó a un dirigente sindical en su puesto de trabajo” relata el texto que revela además detalles inéditos de la investigación y el doloroso duelo de la familia.

Lee el reportaje completo en la última edición de la revista The Clinic disponible desde hoy en todos los kioscos.

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