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Nacional

20 de Febrero de 2014

Gonzalo Oyarzún y polémico listado de libros: “Que llegue un libro de Rivera Letelier, Allende, o un libro de comics, cambia el panorama cultural de una localidad”

Polémica generó la selección de libros para bibliotecas públicas que realizaron cerca de 250 bibliotecarios y profesores, quienes incluyeron títulos como “Felipe Camiroaga: la verdadera historia” y otros de Pablo Simonetti o Pilar Sordo. Diversos editores criticaron el resultado del proceso, acusando una falta de política cultural. Gonzalo Oyarzún, Subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, se pronunció al respecto y señaló que “entiendo que puede molestar una biografía de Camiroaga, pero nadie ha reparado en que no hay librerías en la mayoría de las comunas, ni tampoco en algunas regiones. Que llegue un libro de Rivera Letelier, Isabel Allende, o un libro de comics, cambia el panorama cultural de una localidad”.

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Foto captura Youtube

En octubre del año pasado, alrededor de 250 bibliotecarios y profesores eligieron 12 mil títulos para destinarlos a las bibliotecas públicas, algo que nunca antes se había hecho en el país. La batahola comenzó cuando se dio a conocer el listado de libros, el cual está liderado por “Felipe Camiroaga: la verdadera historia”, “Historias de amor con hombre bailando” de Hernán Rivera Letelier y otros de Pablo Simonetti, Isabel Allende y Pilar Sordo. Ante esto, diversos editores cuestionaron la selección, criticando el proceso y afirmando que “la biblioteca está replicando lo que sale en televisión”.

Gonzalo Oyarzún, Subdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, en conversación con The Clinic Online, se pronunció al respecto y señaló que “es mejor pensar en cómo aumentar el presupuesto para comprar más libros, o el tamaño de las bibliotecas, en vez de criticar el tener tres libros altamente demandados por sus usuarios”.

¿Cuál fue el mecanismo que se utilizó para la selección de libros?
– El mecanismo fue que los responsables de las bibliotecas públicas vinieran e hicieran una selección directamente en la Feria del Libro, tal como lo hacen otros países del mundo como Argentina o México. La idea era que participaran quienes trabajan en las bibliotecas de la región, comuna o localidad, debido a que conocen mejor a sus usuarios. A estos, se les hizo una capacitación y se les invitó a participar en diplomados de gestión de bibliotecas públicas. Como si eso fuera poco, también quisimos invitar a la Cámara Chilena del Libro, Editores de Chile y la Feria del Libro para que conversaran con ellos, los guiaran, y los ayudaran. Tuvieron una larga reunión. Los editores no seleccionaron libros, solo fueron a hablar con los responsables.

¿Se encuentra conforme con el resultado final?
– No sé si conforme es la palabra. Me parecería bueno empezar a tener un modelo en que sean más personas las que seleccionen libros y no solo un equipo de especialistas. Un grupo más amplio que permita que mayor parte de la comunidad se sienta representada. Es un proceso evolutivo. Antes se seleccionaban alrededor de 4 mil títulos, y hoy al poner a mucha gente a seleccionar, tenemos 12 mil títulos que representan el 30% de la compra global. Tenemos una diversidad mucho mayor que da cuenta de gustos y estilos distintos. La pluralidad me pone contento.

¿Esto forma parte de un proceso de democratización de la selección de libros?
– Sí, y de descentralización. ¿Por qué alguien, por muy inteligente que sea y que esté sentado en una oficina en Santiago, va a seleccionar títulos para los habitantes de Viña, Toltén o Pisagua? Tenemos que respetar las diversidades locales, y entender que estas necesidades son otras. Entiendo que puede molestar una biografía de Camiroaga, pero nadie ha reparado en que no hay librerías en la mayoría de las comunas, ni tampoco en algunas regiones. Que llegue un libro de Rivera Letelier, Isabel Allende, o un libro de comics, cambia el panorama cultural de una localidad. Para un santiaguino tiene un impacto menor y casi ridículo, pero para una localidad, donde la biblioteca es el único espacio de cultura, es una transformación.

¿Considera que los editores que critican la selección se creen con la responsabilidad de definir qué se debe leer y qué no?
– Yo creo que esa pregunta se la tienes que hacer a ellos. No me molestan sus críticas. Me parece muy interesante que las bibliotecas públicas generen portada de diario o polémicas. Me pone muy contento que las bibliotecas hoy tomen relevancia nacional. Ojalá den su opinión las personas que trabajan en regiones y quienes viven en esas localidades.

¿Cree que las críticas de algunos editores se deben a que sus libros no están dentro del listado?
– No, no creo que haya una mezquindad. Creo que hay un genuino interés de mejorar la calidad de las políticas culturales en Chile. Hay editores que han criticado y que tienen muchos libros en bibliotecas públicas, entonces no creo que ese sea el motivo. Matías Rivas, por ejemplo, editor de ediciones UDP, es una persona que está interesada en las políticas culturales y tiene todo el derecho a opinar y criticar. Las bibliotecas nos pertenecen a todos

¿Cuál es su opinión frente a las palabras de Marisol Vera, quien dijo que “en la biblioteca se está replicando lo que sale en televisión”?
– Es su opinión. No creo que Hernán Rivera Letelier, que fue el segundo elegido, o muchos de los otros libros que están en la lista, aparezcan en pantalla. Salvo los dos de Camiroaga no suelo ver listas de libros en televisión, ni siquiera programas literarios, debido a que los pocos que habían han sido desplazados hacia el cable. Hay que respetar la diversidad de intereses por leer, que haya libros de deporte, de Alexis Sánchez, o del mundial. Pueden ser interesantes o necesarios. Encontraría grave si el 50% de la lista fuera sacada de temas de farándula o de autoayuda, pero la mayoría de los elegidos fue literatura.

¿Por qué se decidió elegir libros que se incluyen dentro de los más vendidos del mercado?
– Puede que haya sido coincidencia. Así como la gente que tiene la opción de comprar en una librería en Santiago, las personas de regiones también puede que tengan el deseo de leer los mismos libros. En esta discusión hay que conocer las bibliotecas públicas, muchas de estas no están suficientemente abastecidas en toda la cantidad de copias que se requieren. ¿Por qué tienen que vivir en esa precariedad? Por qué no pensar mejor en cómo aumentar el presupuesto para comprar libros, o el tamaño de las bibliotecas, en vez de criticar el tener tres libros altamente demandados por sus usuarios.

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