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Opinión

2 de Septiembre de 2014

Los millones que tensionan al Tribunal Constitucional

El jueves pasado Marisol Peña estaba a sólo 24 horas de entregar la presidencia a Carlos Carmona. Ese día, ante la sorpresa de sus colegas, trató de aprobar una indemnización -que alcanzaría a los $ 15 millones- a su jefa de gabinete Sandra Ponce de León, quien no cumple los requisitos para recibirla. La mujer, una abogada que gana casi 5 millones, desempeña un cargo de confianza. Es decir, cuando cambia el jefe debe irse. Y aún cuando los ministros no acogieron la moción, la profesional no renunció, produciendo una situación incómoda. Sucede que el viernes 29, cuando Carmona asumió, no pudo contar con su nueva mano derecha. El hecho escaló a una disputa de poder que debiera zanjarse hoy en el pleno. Algunos ministros comentan que el hecho bordea la falta de probidad.

Jorge Molina Sanhueza
Jorge Molina Sanhueza
Por

TC

(Foto: De derecha a izquierda, la ex presidente del TC, Marisol Peña. Al lado, su jefa de gabinete Sandra Ponce de León.)

El viernes de la semana pasada, después de las 12.45, todos disfrutaron del cóctel en el Tribunal Constitucional (TC). La razón del evento no era menor. La presidenta del TC, Marisol Peña, había traspasado el mando del órgano a Carlos Carmona, quien juró frente a sus pares, autoridades, amigos y alumnos.

El cambio terminaba con la titularidad de cuño conservador de Marisol Peña, que siempre ha votado en consecuencia en los temas valóricos y políticos que representan a la derecha. No en vano fue abogada, durante la era Pinochet, en la comandancia en jefe del Ejército.

Carmona, de 52 años y el presidente más joven que ha tenido el TC desde su creación en 1970, fue felicitado por todos. Se abría así una nueva era porque Carmona, en 2009, fue nombrado por Michelle Bachelet.

Sin embargo, el ambiente distendido que se respiraba en la sala de eventos, sólo alcanzaba a los invitados, mas no a los ministros del TC. Ello, debido a que un día antes, cuando Marisol Peña todavía era presidenta, había tratado de manipular la votación del pleno en favor de un interés particular mas no institucional.

Su intento apuntó a conseguir que su jefa de gabinete Sandra Ponce de León, una funcionaria de exclusiva confianza que entró sin concurso público, pudiera recibir una indemnización -que podría bordear los 15 millones- en circunstancias que no cumplía con los requisitos.

La propuesta generó sorpresa entre los magistrados y la votación quedó pendiente, provocando un hecho calificado de “incómodo” por varios magistrados: el presidente que asumiría al día siguiente no podría contar con su jefa de gabinete “de confianza”, ya que Ponce de León, en los hechos, seguía usando el cupo.

Por lo tanto, la nueva mano derecha de Carmona debió quedarse en casa, porque Ponce de León, dejó todo como estaba, aseguró un ministro que se enteró del hecho.

De esta manera, se desató la primera lucha de poder entre el viejo y el nuevo orden en la era Carmona, que había comenzado unos días antes. Esta es la historia.

Primero plata

El martes 26 de agosto Carmona llamó a Ponce de León. Le indicó que aprovechara de tomar sus vacaciones. Nadie tenía que decírselo, señalan en el TC, pero era una manera elegante de anunciarle que, al ser un cargo de confianza, debía desocupar la oficina para que su reemplazante se instalara.

Fuentes del organismo aseguran que será una profesional que recibirá como sueldo casi dos tercios menos que los casi 5 millones que gana Ponce de León. Suma que por cierto, fue aumentada entre 2011 y 2014. Con ello, se asegura, el nuevo titular da una señal de austeridad y de apego a la probidad y cuidado de los recursos públicos.

Allí comenzó todo. Ponce de León indicó que no se iría. Carmona se sorprendió. “Es primera vez que sucede algo así”, dijo un ministro que se enteró de la situación.

Nadie entendía muy bien por qué Ponce de León no presentaba su renuncia. Tampoco por qué ese mismo martes y el miércoles 27, hizo lobby de manera transversal para quedarse en el cargo.

Marisol Peña seguía siendo la presidenta y una parte importante de los ministros ya se había enterado del impasse, aunque nadie esperaba que se convirtiera en un dolor de cabeza para el nuevo presidente Carlos Carmona.

Ponce de León, abogada de la universidad Gabriela Mistral y magíster en la UC, ha sido la mujer de confianza de Marisol Peña, sus ojos y oídos. Rubia de platinado, el viernes pasado durante el cóctel lucía así: vestido crema cuya basta tapaba ligeramente la rodilla, zapatos de taco y chaqueta formal, muy al estilo de su mentora.

Llegó al TC en 2011 durante la presidencia de Raúl Bertelsen (también conservador) y luego continuó con Peña. Está ligada a la derecha, es académica de la UC y la Universidad Mayor.

El paso del angel

El jueves 28, en el TC hubo pleno. Contra todo pronóstico, Marisol Peña, aprovechando sus últimas 24 horas en la testera, propuso una moción para que se votara. La idea era declarar vacante el cargo de jefa de gabinete, todo con el fin de que el TC le pague una indemnización a Ponce de León que podría bordear los 15 millones.

Sin embargo, de acuerdo con Ley Orgánica Constitucional, esa figura sólo puede invocarse cuando el empleado ingresó por concurso público, lo que no ocurrió en este caso, porque es un cargo de confianza.

La propuesta de Marisol Peña no tuvo eco y todo siguió igual. Es decir, Ponce de León sigue en la oficina de la jefatura de gabinete y mientras no se vaya, su reemplazante no puede asumir porque el cupo no existe.

Uno de los ministros consultados por este diario se manifestó molesto con la situación e incluso lo relacionó oblicuamente con la probidad: “el TC no es un botín de guerra”, apuntó.

Así las cosas, el viernes de traspaso de mando y cóctel, la decisión de Ponce de León y el apoyo de Marisol Peña, era el comentario en sordina entre los ministros. Tanto a favor como en contra.

Algunos sostienen que la hasta ahora jefa de gabinete debiera recibir un pago por los años de trabajo, otros en cambio estiman que está fuera de todo orden legal e incluso ético.

“La figura que está invocando es para quienes ingresaron por concurso y es una forma de despedir a alguien, como si se tratara de una sanción, pero no cumple los requisitos mínimos, así que la situación es compleja e incómoda, porque es una persona de confianza y, como todo el mundo, se va cuando llega alguien que se la quita”, explicó otro ministro.

La última oportunidad de que todo termine por la vía de la renuncia, finaliza hoy, ya que los magistrados se reunirán en pleno. Allí las posturas se verán enfrentadas para resolver una situación “casi” administrativa.

Con todo, la simple renuncia de la jefa de gabinete de la ex presidenta se tornó un asunto de poder entre los sectores conservadores y los modernizadores y que se instala como el primer problema a resolver por Carmona.

Otro ministro consultado comentó: “Es incómodo, pero espero que prime la cordura… y la decencia”.

Este diario intentó obtener una versión parte de Ponce de León, pero indicó que no haría comentarios.

Carlos Carmona también declinó comentar la situación y Marisol Peña se encuentra de vacaciones, dijeron en el TC.

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