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Nacional

12 de Febrero de 2016

Alcalde de Tirúa: el camino para resolver los incidentes no es más policía ni más represión

Adolfo Millabur Ñancuil, alcalde de una de las zonas donde se concentra el conflicto mapuche, se reunió ayer con el ministro del Interior, Jorge Burgos, en su visita a la Región de La Araucanía y le planteó nuevamente al gobierno que debe buscar una solución política y no seguir apostando por la militarización de la región. Además, en entrevista con The Clinic Online, sostiene que el Estado ha privilegiado los intereses de la empresas forestales por sobre la población y que producto de la actividad maderera, el agua comenzó a escasear.

Por

Adolfo Millabur

¿Cómo evaluó la visita del Ministro Burgos a la IX región?
-Mantuvimos una conversación franca, directa. Le reiteré los temas que hablé personalmente con la Presidenta hace dos semanas. Básicamente le dije que, como dirigente y alcalde de Tirúa, no compartía que se militarizara la zona más de lo que ya está, porque un tema político no se resuelve con policía. No es tarea de Carabineros resolver un problema político. Además, la violencia genera más violencia, el camino para resolver los incidentes no es más policía ni más represión. En la práctica, lo que observa la población local es que hay más dotación policial, pero la sensación del abandono es peor o igual a que si no tuviéramos policía.

¿Por qué esa sensación?
-En Tirúa hay 130 carabineros apostados en la comuna, pero solo 30 están al servicio de la comunidad. Se dividen en tres turnos, son 10 carabineros cada turno y a eso hay que restarle dos guardias y administrativos, quedan 5 funcionario trabajando para la comunidad. ¿Qué pasa cuándo hay una familia afligida por delincuencia común o por violencia intrafamiliar? La repuesta de Carabineros es que no tiene funcionarios. Pero cuando llama una empresa forestal, inmediatamente se ve todo el contingente movilizarse y proteger los bienes de la forestal. Son 100 carabineros para las órdenes de protección de las faenas madereras. Entonces, la sensación es que solamente se escucha al poderoso, es tremendo lo que estamos viviendo nosotros. Se lo dije al ministro Burgos.

¿Qué opina sobre que el Estado privilegie la defensa de las empresas forestales?
-Me parece una pésima señal que quien dirija el accionar del Gobierno sean los poderes fácticos de este país. Eso es grave como señal y grave para la convivencia, se genera una falta de respeto y se pasa a llevar a la población.

¿Cuál fue la respuesta del ministro del Interior ante ese planteamiento?
-Me parece que le hizo sentido que no está bien que funcionen así las cosas, pero no anunció nada para que eso cambiara. Hasta ahora el Estado ha venido abordando los hechos que se producen en la IX y VIII región sólo con policía y represión. Eso no va a solucionar el problema. Desde el retorno a la democracia ya llevamos cinco gobiernos y esa receta está demostrado que no ha dado resultados.

¿Para usted cómo se debería aborda políticamente el conflicto?
Primero sentarse a dialogar las tres partes: el gobierno, las compañías madereras y las comunidades mapuches. Es un primer acto que hay que tener como horizonte de trabajo. Si hay una de las partes que no está dispuesta, la mesa va a estar coja. Si solamente el discurso es ‘robo de madera, que hay violencia y que hay que mandar policía’, la señal es pésima. Por ejemplo, cuando Burgos pasó el año nuevo con los carabineros de la zona lo que está haciendo es una especie de ministro de guerra a la chilena, como los gringos mandando a su ministro de guerra al Medio Oriente para agrupar y avivar a sus tropas. En este caso, Burgos da una señal de apoyo a los carabineros, en vez de dar una señal de neutralidad, de diálogo, de coherencia, de entendimiento. Es una forma de agresión al inconsciente colectivo de la población.

¿Y en qué dirección cree que hay que avanzar para solucionar el conflicto?
-Donde se producen los mayores conflictos es en las tierras que hoy día están en manos en las forestales y que fueron ocupadas en la dictadura militar en el proceso que se llamó ‘la contrarreforma agraria’. Esa eran tierras que durante la reforma agraria estaban en proceso de traspaso a las comunidades, pero vino la dictadura y las tierras quedaron en mano de Conaf y de Cora (Corporación de la Reforma Agraria). A través de gestiones de Julio Ponce Leou, yerno de Pinochet, pasaron esos terrenos a las forestales. En la memoria de las comunidades está súper fresco, son menos de 40 años, y sienten que son sus tierras, que les pertenecen, entonces el concepto de robo de madera queda en tela de juicio cuando se mira desde ese prima. Es como el huevo y la gallina, quién roba a quién.

¿Cómo evalúa el rol que ha jugando las empresas forestales?
-Ellos son los principales responsables de todo este conflicto, ellos lo generaron. Yo le llamo ‘la tercera invasión’. La primera fue la española, la segunda es la del Estado chileno y la tercera de las forestales, que lo hicieron avaladas por la dictadura y con leyes excepcionales para poder expandirse en territorios de las comunidades mapuche. Además estamos hablando de temas que son comunes para toda la comunidad, no solo para los mapuches, que son quienes se manifiestan. La actividad maderera está generando problemas serios a toda la población.

¿Cómo cuales?
-Tenemos problemas serios con el colapso del recurso hídrico, que es lo mínimo para el consumo humano. Hay escasez de agua en nuestro territorio. No tiene que ver con el cambio climático, sino que tiene que ver con una actividad de monocultivo que lo que hace es extraer los recursos de agua, las napas subterráneas y los acuíferos ya no tienen capacidad para abastecer a la población. Por ejemplo, en este momento, estamos acarreando agua con camiones aljibes a la población. Tengo ocho comunidades que no tienen agua para consumo humano.

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