Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

18 de Noviembre de 2017

María Olivia Mönckeberg y su nuevo libro del gremialismo: “Los que crean que no va a gobernar la UDI si sale Piñera están en un craso error”

Marcela Anabalón

A poco de las elecciones presidenciales, María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional y directora del Instituto de la Comunicación e Imagen de la U. de Chile, lanzó su nuevo libro El poder de la UDI. 50 años del gremialismo en Chile (Debate). Una investigación que no solo repasa la historia de este partido fundado por Jaime Guzmán, sino que va develando las redes de poder entre la elite económica y el partido hasta nuestros días. En esta entrevista, ahonda en el movimiento gremialista de los primeros años, los hitos de la UDI, el rol de Jaime Guzmán y las opciones que surja ahora una nueva derecha.

Andrea Moletto y Wladimir Salcedo
Andrea Moletto y Wladimir Salcedo
Por

Con 50 años del gremialismo, el movimiento que fundó Jaime Guzmán y que dio origen a la UDI, ¿de dónde viene el nombre gremialismo?
-El concepto de lo gremial parte porque tienen que ser los gremios los que primen. Esto tiene una inspiración en el corporativismo español. Es decir, lo que hay son corporaciones y no partidos.

Un concepto casi medieval.
-Es que Jaime Guzmán tenía mucho de medieval en su manera de pensar. El gremialismo nació cuando la derecha estaba en el suelo. En las parlamentarias de 1965, el Partido Conservador no sacó ni un solo senador y el Partido Liberal pudo eleigir un número ínfimo de parlamentarios, lo que provocó su disolución y que un año después dio origen al Partido Nacional. El hecho de que la derecha estuviera en ruinas fue uno de los factores claves para que en la U. Católica naciera, en la facultad de Derecho, de la mano de Jaime Guzmán, el gremialismo. Guzmán era un admirador de Francisco Franco, tenía una mirada corporativista y con esos criterios partió este movimiento. Por otro lado, él era tremendamente católico, misas diarias, rosarios, incluso un poco mesiánico, algo fundamental en él. En esos primeros años, a uno le habría parecido increíble pensar que los postulados del gremialismo iban a poder alguna vez llegar a ser los que dominaban al país.

En el libro dices que la unión con los Chicago Boys hace que el movimiento gremialista deje de ser algo marginal, asociado solo al catolicismo.
– Ahí tuvo mucho que ver la relación que establece Jaime Guzmán con Sergio de Castro y luego con otros personajes de la Facultad de la Escuela de Economía de la Católica. Al final, esta fue la relación que permite aplicar ese modelo en dictadura, donde se va configurando una nueva institucionalidad política con un nuevo modelo económico. Cuando murió Franco en España, se dieron cuenta de que no prevalecía su legado, se requería institucionalizar las cosas y esto lo logró visualizar Guzmán, y en ese aspecto es en el que le pone énfasis con los Chicago Boys y su esfuerzo por establecer la Constitución. En este sentido para él la UDI era un partido instrumental.

¿Por qué?
-El movimiento de Guzmán era el gremial y cuando vieron que la dictadura podía tener fin, se hizo necesario un partido político como un instrumento. Va adaptando su manera de pensar antipartidos tradicionales y va generando la posibilidad de un partido político y esa es la llamada Unión Demócrata Independiente.

Hay una clave en el gremialismo y es el trabajo con los jóvenes.
-La primera fase es la Universidad Católica, facultad de Derecho, que se contagió a la facultad de Economía y más facultades de la Católica después. En el período de Allende, se juntan con los verdaderos gremios de los camioneros, la Cámara de la Construcción, la Sofofa y las otras entidades empresariales. Todos ellos empujan a las Fuerzas Armadas para dar el golpe militar. En dictadura, el núcleo encabezado por Jaime Guzmán llega al gobierno y él se transforma en un asesor muy cercano de Pinochet, que se va involucrando en la comisión para forjar una nueva Constitución, porque quería refundar el país. Simultáneamente, logra crear la Secretaría Nacional de la Juventud, lo que se conocería después como Injuv, y puso ahí a uno de sus gremialistas de confianza, Sergio Gutiérrez Irarrázaval y esta fue una institución fundamental de proselitismo, de formación de jóvenes, lo que años después daría origen a la UDI.

La UDI se formó en septiembre del 83, justo después de la crisis económica. La UDI popular.
-Cuando se genera la debacle económica de los 80, donde se le complica la situación a Agustín Edwards, y caen varios grupos económicos como los Cruzat-Larraín y el grupo Vial, se empieza a hablar de que la dictadura militar podría terminar y Guzmán se dio cuenta que se estaban quedando chicos con solo el apoyo de sus discípulos en la universidad y los gremios, y visualizó bien la importancia de meterse en el sector más masivo, de ahí viene el concepto de la UDI popular. Aparecen Pablo Longueira, Luis Cordero, Alfredo Galdames, distintos a los típicos abogados de la Católica. Estos jóvenes que hacían el trabajo en poblaciones, más Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma, junto al empresario Guillermo Elton y Sergio Fernández crearon la UDI. Miguel Kast también era parte de esto, pero murió. En el mismo tiempo se forma Renovación Nacional y la idea era crear la Unión Nacional y llaman a la UDI a ser parte de esto, pero duraron re poco, se pelearon por cuántos iban a las elecciones internas y la directiva que presidía Andrés Allamand echó a Guzmán. La única vez que se debe haber sentido políticamente atropellado.

Cuando Jaime Guzmán fundó la UDI, ¿creía en la democracia?
-Es una pregunta difícil de responder, creo que él creía en una democracia protegida, no en una democracia como uno la concibe ahora, más liberal y participativa. Guzmán nunca escribió un libro y muchas de sus ideas están en sus artículos en la revista Realidad. Y más de alguna vez aparecen dichos donde la democracia es concebida como un mal menor o como el menos malo de todos los sistemas. Él es una mezcla entre lo valórico y lo pragmático y si uno se hace la pregunta de cómo sería Guzmán en democracia, en el mundo de hoy, no me lo imagino.

El gremialismo es un grupo de elite que protege a una elite, ¿entonces la UDI popular es un puro eslogan?
-Es más que un eslogan porque logran llegar a sectores más populares con un mensaje relativamente simple, para ganar adeptos a estos valores. ¿Cómo lo hacen? Mezclando nuevamente la economía y política, con un discurso que tiene el cosismo de Joaquín Lavín, el esfuerzo individual para surgir, pero a la vez con un asistencialismo ejercido por la municipalidad, muy cercano, tipo patrón de fundo.

Un hito fundamental es el asesinato de Guzmán.
– Desde el punto de vista político y más allá de cualquier consideración ética, creo que los que dieron muerte a Guzmán ayudaron a la UDI, porque ahora tenían un mártir. De inmediato crearon la Fundación Jaime Guzmán, que es netamente ideológica y política, que encabezó su madre, doña Carmen Errázuriz. También con este mismo sentido Juan Eduardo Ibáñez estuvo siempre empujándola. Lo mismo que Hernán Larraín, José Antonio Kast, Edmundo Eluchans, Chadwick, entre otros.

En tu libro vas haciendo relaciones entre unos y otros y al final uno se da cuenta que hay un tejido entre la elite y este partido, ¿esto es tan distinto a otros partidos políticos?
-Es muy distinto. El hecho que Guzmán haya creado el gremialismo como estudiante, donde se hace acompañar e involucra a otros, que son sus discípulos y que siempre haya tenido una pata puesta en la facultad de Derecho de la Católica, hasta el día de hoy, es único. Además, esa elite no es mucha gente, entonces te vas encontrando con los mismos personajes, mencionados desde los primeros capítulos, hoy día en puestos claves tanto en política como en el poder.

¿Cómo se diferencian con los otros partidos?

-Su relación con el poder económico es más evidente. En algunos casos, esos grupos económicos actúan de financistas, como Penta, y en otros son partícipes, ya sea como militantes o cercanos, como el dueño principal del BCI, Juan Enrique Yarur; Juan Hurtado, de Entel y la U. Santo Tomás; Luis Cordero Barrera, que está en la U. Sebastián, o el presidente del directorio de la U. Andrés Bello, que es Juan Antonio Guzmán, etcétera. Eso no lo encuentras en la DC, a lo más te vas a encontrar con profesionales que han cruzado alguna vez las puertas giratorias y son miembros del directorio, pero es distinto ser del directorio a ser el dueño.

¿Y con RN?
-Con RN hay más similitudes, pero este es un partido más desordenado.

Después de leer el libro, uno ve a un partido que sigue perpetuando la riqueza y el poder de un sector social.
-Los que crean que no va a gobernar la UDI si sale Piñera van a estar en un craso error. No va a cambiar nada. Ellos se instalaron con Jacqueline van Rysselberghe en la campaña de Piñera. Que tácticamente hoy en día Piñera aluda más a Aylwin es bastante curioso, entendible, pero la UDI está ahí adentro y en la medida que tenga mejor votación va a exigir más.

¿Crees que va a gobernar la UDI?
-Si es que Piñera gana, sí.

¿Cómo ves estas elecciones?
– No me gusta hacer proyecciones, pero con los datos que hay, lo que sí te puedo decir es que me llama la atención que con todo lo que empezamos a saber desde fines de 2014, sobre el financiamiento de la política, esto no le haga mucha mella ni a la UDI ni a nadie. Hay algo ahí extraño. Por redes sociales todos gritan y critican, pero al final le aceptan todo a los políticos. Esas facturas y el cohecho lo que hacen es comprar voluntades y eso significa que están actuando en contra del sentir de las mayorías y del bien común de la gente. Yo la llamo la democracia hipotecada, que es la que ha habido en la transición. En el fondo es el poder de las lucas. Y lo fuerte es que a la gente no le importa. La UDI ha estado más involucrada en estos escándalos, esto no es cosa de los fiscales o los periodistas. Ha sido financiada por Penta, y el financiamiento de Soquimich a ese sector ha sido más que a los otros, lo de Longueira es evidente, Orpis, etcétera. Incluso en el caso Caval me llamó la atención lo metido que estaban los operadores de la UDI, pero esto pasó casi inadvertido.

¿Crees que surja una nueva derecha en un potencial segundo gobierno de Piñera?
-¿Que sea fuerte Evópolis? Mmm… sacarán unos por aquí y por allá… No. No veo una nueva derecha. Me parece que la Jacqueline van Rysselberghe, que es como una coronela, ha sido hábil y bien taxativa, en el sentido de que cuando algo no le parece, lo dice. Es ambiciosa en lo personal y en lo partidario y cuenta con el apoyo de la UDI tradicional. Además es una supernumeraria del Opus Dei por lo tanto su agenda valórica la tiene súper clara. Piñera habló de revisar las leyes valóricas y otros temas que parecen bastante coincidentes con las posturas de la UDI.

¿Cómo encuentras a José Antonio Kast?
-Insólito. Kast es como el diamante de la UDI, es el más parecido al pensamiento de Jaime Guzmán en estado puro.

En términos del actual poder de la UDI, ¿con qué te quedas?
-Me queda la sensación de que efectivamente son un poder. Vamos a ver si gradualmente lo van a ir perdiendo, pero es crucial lo que se pueda hacer desde otras veredas. Y para eso es importante estar informado y aquí hay algo básico, el rol del periodista, que es mostrar y develar.

¿El gremialismo va a seguir muchos años más en el poder político?
-Depende de muchas cosas. Va a depender, por ejemplo de lo que pase con el Frente Amplio, algunos podrían decir que son chiquillos y que están todos divididos, pero yo encuentro muy interesante el símil con el movimiento con el que partió el gremialismo. Los líderes del Frente Amplio, como Boric y Jackson nacieron de las universidades en un momento muy especial del movimiento estudiantil que emergió fuerte en el gobierno de Piñera. La historia no está escrita y pueden pasar muchas cosas.

El poder de la UDI. 50 años del gremialismo en Chile
María Olivia Mönckeberg
Sello Debate, 2017, 377 páginas

Notas relacionadas

Deja tu comentario