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Opinión

8 de Enero de 2019

Columna: Este 8 de marzo, ¡La Huelga Feminista VA!

El 2018 fue el año del feminismo. Las reflexiones de años, el debate cotidiano, las denuncias continuas y persistentes alcanzaron un punto de no retorno: dijimos basta, ya no nos callamos más. Fue así que levantamos una marea violeta contra la precarización de la vida con la que comenzamos a inundarlo todo: los lugares donde […]

Coordinadora Feminista 8M
Coordinadora Feminista 8M
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El 2018 fue el año del feminismo. Las reflexiones de años, el debate cotidiano, las denuncias continuas y persistentes alcanzaron un punto de no retorno: dijimos basta, ya no nos callamos más. Fue así que levantamos una marea violeta contra la precarización de la vida con la que comenzamos a inundarlo todo: los lugares donde trabajamos, la sobremesa familiar, las salas de clases, las micros, las calles.

El próximo 8 de marzo, justo en dos meses más, conmemoramos el día internacional de las mujeres trabajadoras para marcarlo a fuego en la historia de nuestro territorio. Este 8 de marzo alzamos la voz para que la ola se cierna sobre todo el país con aún más fuerza. Este 8 de marzo, llamamos a una Huelga General Feminista. Y no lo hacemos sólo aquí: el llamado a levantar la huelga es internacional.

Como feministas sabemos que estamos ante un vértice histórico entre el derrumbe que auspicia el viraje al fascismo de la derecha neoliberal en la región y las posibilidades que abren los movimientos que aspiran a una vida otra. Si hoy hacemos este llamado es porque apostamos por un feminismo que emerja como una fuerza internacionalista de transformación social y de oposición transversal: de oposición a los partidos que nos han gobernado, a los empresarios y a sus políticas que precarizan nuestras vidas, a la Iglesia Católica y los fanatismos religiosos con su doble moral. Una fuerza que a su vez es capaz de construir alternativa, de ser, en medio de la debacle, una alternativa por la vida.

Frente a las amenazas de este momento histórico, la huelga es necesaria: necesaria por todas las que la violencia machista nos ha arrebatado en femicidios y travesticidios; por los abusos naturalizados, por las que viven el aborto en la clandestinidad y el riesgo; por el asesinato impune de luchadores sociales; por las que enfrentan una vida cotidiana de esfuerzo que les da a cambio miseria; por la criminalización de migrantes y la militarización del Wall Mapu; por el endeudamiento sistemático y la justicia patriarcal.

Pero también, frente a la posibilidad de rebelarnos por la vida que nos dan y levantarnos por aquella que imaginamos, la huelga es deseable: como herramienta de lucha por el derecho a decidir, a tener casa, al trabajo digno, estable, seguro, por una educación pública y no sexista, por un país con una política migrante pensada para personas y no para “amenazas”, porque no queremos más un país que le haga la guerra a los pueblos y territorios ancestrales a nombre del enriquecimiento de unos pocos. Por todo esto es que nos levantaremos en Huelga, una Huelga global contra esa vida, una Huelga por una alternativa de vida distinta.

Una alternativa que no comenzó el año pasado, ni el anterior, sino que se ha fraguado por décadas en las luchas que heredamos de aquellas que vinieron antes y que nos legan sus victorias y también sus batallas pendientes. Es el recorrido de nuestra historia en larga duración el que hoy hacemos presente para construir, como nos dice nuestra compañera Beatriz Bataszew: en el presente de nuestras disputas, una memoria de futuro.

Memoria que nos dice, por ejemplo, que hoy se cumplen 70 años desde que las mujeres conquistamos el derecho a sufragio en Chile. Ese derecho conquistado fue el fruto de un largo proceso de movilización levantado y orientado por el MEMCH, Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena, un movimiento fundado en 1935 que no sólo luchaba por el voto: era un movimiento general contra la precarización de la vida de las mujeres, y que luchaba por su emancipación en todo plano, que luchaba por el aborto y el fin a la maternidad obligatoria. Un movimiento que nos enseñó que para transformar la vida hace falta construir procesos de largo aliento, y eso es precisamente lo que hoy volvemos a levantar.

Frente a este escenario en que buscan atemorizar y criminalizar nuestras comunidades, es que llamamos a una Huelga que nos permita iniciar un ciclo de movilizaciones y de organización, para construir un país en el que nos sea posible, al fin, vivir sin miedo. Sin miedo a perder la vida a manos de quien dice amarnos, sin miedo al abuso, sin miedo a la violencia impune, sin miedo a llegar a la vejez en la miseria, sin miedo de llegar a fin de mes sin poder parar la olla, sin miedo a enfermar y quedar en la calle para pagar la deuda, sin miedo a decidir sobre nuestros cuerpos y abortar si así lo deseamos, sin miedo a que las industrias envenenen a nuestros hijos e hijas, sin miedo a que el futuro sea aún más difícil que el presente.

Hace justo un mes, los días 8 y 9 de diciembre, estábamos dando inicio en la Universidad de Santiago al Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan. Un Encuentro que fue un momento histórico que se suma a una larga trayectoria nacional e internacional de Encuentros de Mujeres y Encuentros Feministas, en el que participaron más de 1.300 mujeres de todas las regiones del país, y más de 200 organizaciones de distinto tipo. El objetivo: construir un programa propio que pudiera sentar el marco desde el cual llamaremos a hacerse parte de esta Huelga. Hoy tenemos ese programa propio, para que nadie nos diga por qué estamos luchando. Lo definimos entre todas, sumando nuestras rabias y el deseo por transformarlo todo.

HACIA UNA HUELGA GENERAL FEMINISTA

Nuestra huelga, no es cualquier Huelga. La Huelga del 8 de marzo será una Huelga Feminista. Esto significa que pondremos en el centro de la discusión la vida de las mujeres y sus comunidades, mostrando que esa vida, nuestras vidas, son un problema político. Será nuestra responsabilidad, la responsabilidad del movimiento que podamos construir, la  de señalar ese problema claramente y darle una respuesta. Será feminista también porque seremos las mujeres en toda nuestra diversidad las que pasaremos al frente, y asumiremos el protagonismo de esta jornada y de su proceso de construcción. Hoy llamamos a ese protagonismo de las mujeres en un proceso de movilización que convoque al conjunto de los movimientos sociales, y a todas/os quienes aspiramos a transformar la vida, para no delegar más esa responsabilidad en quienes que son parte del problema.

La huelga feminista, será una huelga general porque estamos convencidas de que sólo es posible hablar de una huelga general cuando aspiramos a interrumpir todos los espacios donde se trabaja y produce valor. El feminismo provee esta potencia, la de movilizar la centralidad del trabajo en todas sus formas, en especial de las labores más despreciadas, explotadas e invisibilizadas históricamente. El trabajo reproductivo que hacemos sin pago todos los días en nuestros hogares y que son el sostén de la vida diaria, los que hacen posible, en última instancia, detener los trabajos en los que se nos va la vida en llenar bolsillos y proyectos ajenos. Los trabajos cotidianos que implican cuidar, criar, lavar, cocinar, pero también escuchar, confortar, contener a quienes llegan exhaustos y exhaustas, sin energías para disfrutar la vida y la familia que otros tanto dicen defender. Son todos nuestros trabajos los que se levantan en Huelga.

Se trata de un llamado a una huelga general, además, en un país en el que no hay derecho a huelga. En el que ese derecho se nos ha arrebatado. Y no sólo se nos ha arrebatado porque formalmente, en los espacios donde trabajamos asalariadamente, se lo haya reducido a un recurso únicamente legítimo en el restringido marco de las negociaciones colectivas, en un país donde el sindicalismo es cada día más perseguido por los empresarios y las reformas laborales de los gobiernos cómplices. Se nos ha arrebatado también mediante la precarización de nuestro trabajo; mediante la masificación del trabajo informal, a honorarias/os y subcontratadas/os. Se nos ha arrebatado mediante la flexibilización y el teletrabajo que nos ofrece el programa neoliberal a las mujeres para “conciliar” nuestra vida laboral con las demandas del hogar, o lo que es lo mismo, nuestra necesidad de salario con el mandato de quedarnos en la casa.

LA HUELGA NO ES UNA SOLA COSA

Pero, ¿Qué es una Huelga hoy en Chile? Hasta ahora, ha sido dos cosas: o el nombre de algo imposible (“¡Nadie puede irse a huelga en este país!”), o bien, el nombre de algo secuestrado (“¿Huelga? Eso es sólo para algunos”). Lo que la Huelga General Feminista del 8 de marzo va a demostrar, es que si una Huelga quiere ser real y efectiva, no puede ser una sola cosa. Una huelga tiene que desafiar lo imaginable, desplegar nuestra inventiva y nuestra capacidad creativa y rebelde, para que las formas de interrumpir la cotidianidad y las formas de protestar contra la precarización y la violencia sean tan diversas como nuestras posibilidades reales de hacernos parte de ella. Esta huelga, en su desarrollo, será pensada y construida desde nuestra realidad múltiple, y asumirá sus límites, pero también sus potencialidades. El llamado es, entonces, también múltiple y diverso: es un llamado a parar, a protestar, a boicotear, a ocupar espacios, a organizarnos y a encontrarnos, en toda la radicalidad posible.

La Huelga no es solo el hito de un día, la huelga es un proceso que ya iniciamos. A lo largo del 2018, desde la Coordinadora Feminista 8M levantamos un espacio de imaginación política radical desde el que construir el camino a la huelga junto a mujeres de diversos territorios, naciones, organizaciones y generaciones. Han sido múltiples las mujeres y organizaciones que han respondido a este llamado a construir ese camino hacia la Huelga. Más de 50 pre-encuentros precedieron al Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan, y sentaron el piso desde el cual discutir nuestro programa. Y hoy, durante los dos meses que restan antes del hito histórico de la Huelga, se levantan Comités de Huelga en los barrios, en los lugares de trabajo, en las Universidades y a lo largo de todo el territorio. Brigadas Feministas se organizan para llevar el programa a todas partes, a pintar las paredes e intervenir las calles, a elevar los ánimos hacia esta jornada histórica.

Nos iremos a huelga en un país que nos la niega, para recuperar y reinventar esa herramienta crucial en la lucha política por una vida distinta. Y seremos las mujeres, quienes hemos protagonizado las últimas movilizaciones en nuestro país, las que pasaremos al frente y levantaremos la voz para esa transformación total de la vida en Chile y el mundo.

Coordinadora Feminista 8M 

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