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28 de Enero de 2009

“A mí no me gusta el teatro”

Por

Por Claudio Bertoni

Vayan al teatro es entretenido aunque ya no es a mil parece a mí no me gusta el teatro eso sí me da vergüenza ajena que los actores griten cuando están conversando en el living de su casa cuando todo el mundo sabe que así no se conversa en el living y todo el tiempo están tratando de convencernos que están haciendo y diciendo lo que todos nosotros sabemos que no están haciendo ni diciendo porque están fingiendo están actuando están haciendo como si esto y como si lo otro y si el actor no es bueno la cuota de vergüenza ajena sube y sube porque uno ve al pobre sujeto o a la triste niña haciendo esfuerzos inhumanos por convencernos de lo que estamos cada vez menos convencidos y uno se revuelca y se revuelve en su silla o butaca pero no se atreve a salir ni siquiera con la disculpa que tiene que ir al baño porque uno no se puede levantar y decir disculpen yo no me voy porque la obra no me gusta lo que pasa es que estoy que me meo en todo caso hace años que no voy al teatro creo que la última vez fue el año 1974 en Londres cuando fuimos con la Cecilia a ver una obra de teatro Noh de una compañía japonesa muy famosa a mí me gustaba el Noh por el asunto del zen y unos textos de Ernest Fenollosa y unas traducciones de Pound de Ujinobu, Motokiyo y otros así es que partimos al teatro y nos encontramos con un océano de madera y esas máscaras y ese silencio y esa tumbadora de palo y sobre todo esas brillantes hileras de butacas vacías y para mí esa enigmática rubia despeinada con ese collar descomunal y a la salida el frío y la desilusión y mucho más atrás todavía en los años 60 y en el teatro de la Comedia Sabor a Miel creo que se llamaba la obra en que entraba no me acuerdo si antes que empezara la misma Orlando Avendaño y se sentaba frente a una caja (de batería) y empezaba a tocar con plumillas y un ratito después entraba el “Palito” Barrios que le decían y empezaba con unas notas de contrabajo y después Omar Nahuel (que en paz descanse) y aquí sí que me abandona la memoria porque no me acuerdo si había o no un piano en el escenario el asunto es que Nahuel era el creador y pianista del primer cuarteto de jazz moderno en Chile y al final entraba Patricio Ramírez y tocaba en saxo alto la melodía de este Sabor a Miel que se nos quedó a tantos en la memoria y hay todavía en mi memoria otra obra de teatro ahí mismo en la Comedia no me acuerdo cómo se llamaba pero sí me acuerdo que el protagonista era Nelson Villagra haciendo de hombre negro y también me acuerdo que el Berkeley Bute le dió lecciones de cómo hablar y moverse como un brother la obra era conmovedora porque salí casi llorando Villagra era hijo de una puta o algo y volviendo al teatro en general soy absolutamente consciente de que el drama salió de los livings y de los dormitorios y hasta de los jardines y he visto a la Pina Bauch en la tele y aquí en Chile no he visto a la (¿ex?) Troppa pero es tan buena que hasta sin verla sé con certeza lo buena que es lo que pasa es que ahora detesto el drama no tanto por lo que es sino porque una amiga con harta ventaja que tengo y a la que no le digo polola para que después no diga que soy un confianzudo que se anda mandando las porciones tengo esta amiga digo absolutamente adicta a la dramaturgia y cuando vengo a Santiago a verla me cambia por el teatro a mil y yo quedo con así un cuello por no decir algo peor. Está bien que quieran acercar el arte a la vida pero no hay que exagerar. La vida es una cosa y la ficción (por realista que sea) es otra. No hay que confundirlas ni mucho menos mezclarlas. ¡Ni menos aún igualarlas!

Enero, 2009.

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