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Opinión

21 de Abril de 2009

Carta abierta a Alcaldesa del Gran Con-Decepción

Por

Srta. Jacqueline Van Rysselberghe
Alias Dictadora Arbitraria del Gran Con-Decepción (no son errores de ortografía):
Presente:

Me dirijo a usted muy humildemente (y muy furiosamente), para manifestar públicamente mi repudio, desaprobación y sin ser menor, mi desconcierto, tras su decisión de cerrar el local llamado ‘Clandestino’ ubicado en Freire 61, al llegar a Prat, en la ciudad de Concepción, Chile.

No usaré groserías ni hablaré picante con su persona, no soy irrespetuoso ni nunca lo seré, pero sí me manifestaré en términos fuertes o usando algo de metáfora, palabras que todo Chile conoce, nada de otro mundo, para expresar mi descontento.

Para que pueda comprender mi ira tras su territorial meada de terreno, valga la redundancia, quisiera que me conociera un poquito, no quiero ser tan roto y llegar a reclamar así nada más:
Me llamo Felipe Yévenes (muchos-as- me conocen por mi seudónimo que uso en todo mi trabajo, Federico Krampack), actualmente tengo 26 años, tengo título de Comunicador Audiovisual (del Instituto DuocUC), me dedico mucho al campo literario desde los 15 años y desde el 2007 hasta la fecha he estado en Santiago realizando 2 diplomados en áreas ligadas a la escritura, el guión y a la crítica de cine y literatura; en otras palabras, y sin sonar arrogante de ultratumba ni dictador de mostacho, no soy un wevón cualquiera; afortunado soy de poder estudiar bastante y nutrirme de conocimiento como cualquier joven en mi país se merece, en el mejor de los casos, ya que la educación es un tema bastante peliagudo en esta cachonda tierra de romanzas y copihues. Pero aparte de lo anterior, me desenvuelvo como Dj o más criollamente conocido como ‘pincha discos’ (más precisamente, desde los 18 años) y productor independiente de fiestas de bajo presupuesto y sesiones ligadas al cine de autor, documentales, cine clásico, etc. Y además, sin ser menos, realizo desde diciembre del año 2002 una revista independiente llamada PLANETA Z que lleva 9 ediciones hasta la fecha, siendo nombrada como constante referente de la prolífica actividad cultural y fuera de los grandes circuitos, en muchos diarios, revistas, blogs, etc.

La actual situación económica mundial ha golpeado enérgicamente muchas realidades (es cosa de prender el televisor, ver el cierre de empresas salmoneras, cafés, industrias, etc.), y por esas casualidades, mi labor de Dj ha sido uno de mis grandes fuertes (no sólo en el citado Clandestino) y además lo que más me ha conseguido tener contacto inmediato con la gente y su interés y pasión por la generación de espacios y actividades que no están en todas partes. Al momento de enterarme del cierre de este local ya citado, mi primera pregunta fue ¿por qué?, habiendo tantos pero tantos otros locales, quizás hasta más reparables, que funcionan a plena luz del día y se muestra de todo menos cordura y recato.

Al recalcar y fijándome en la nota publicada en el Diario El Sur, el día miércoles 15 del presente, donde dice: “por considerar que el recinto constituye un peligro para la tranquilidad y moral pública… / Desde el año 2007 que el municipio, escuchando la voz de los vecinos, viene clausurando locales catalogados como conflictivos para la comunidad, como una forma de mejorar la calidad de vida de los penquistas…”, quisiera ahondar en profundidad.

A ver…
Tengamos un poco de discernimiento de conceptos: lo conflictivo en cualquier campo es totalmente subjetivo. No sé que tantos vecinos son, ya que trabajando en Clandestino, nunca he sabido de gente en gran cantidad que reclame por escuchar ruidos que son propios y hasta normales en un ambiente de trabajo nocturno y de entretención.
De hecho, señora Alcaldesa y para que seamos francos, NO TODOS LOS FINES DE SEMANA EL LOCAL REALIZA ACTIVIDADES. O es una fiesta bien animosa, una tocata de chiquillos de liceo, otra de rockeros metaleros y eso con suerte. Y no sé de que vecinos se habla, si en la calle Freire y por donde está el local hay pura llanta de auto, un olor a plástico y goma automotriz que ensalza todo, laucha, afiche y fotocopias pegoteados por las calles, comistrajo y carrete hasta por el hígado, además de la señora que se instala siempre en la esquina con Prat frente al Líder toda humilde a vender sus anticuchos, ¿de qué molestias hablan? Si fuera por eso, yo mismo debería reclamar porque vivo en una calle llena de bares pequeños donde se escucha reggaeton desde el día miércoles en adelante. Pero sin embargo, me despreocupo y duermo, que es lo que alguien civilizado y que no haya mayor dilema debiera hacer, a menos que el ruido sea garrafal, atente contra nuestro bienestar físico-psicológico o, peor, atente contra nuestra vida. Uno siempre vive siempre tolerando detalles, situaciones determinadas manejables, como el típico boche alrededor de una cancha de básquetbol donde los chiquillos juegan hasta altas horas de la madrugada o el perro del vecino que ladra demasiado tarde. Pero, ¿eso justifica una actitud déspota, casi imperiosa contra ello?

El tema de la ‘moral pública’ también es algo puramente subjetivo. Lo moral es asunto de cada uno. Lo obsceno, degradante, impuro, siempre es todo lo que uno cataloga como ‘anormal’ o, sencillamente lo diferente. Lo diferente es acá las tocatas rock, el punk, el heavy-metal, el ambiente de baile, las minorías sexuales, el hedonismo de la juventud que viene de siglos (Elvis, la Rafaella Carrá, los Beatles, hasta Romeo y Julieta en sus días fueron catalogados de ‘impuros’ y salvajes para los niños y jóvenes, que incitaban a la lujuria, la perversión y la desviación moral); es eso lo distinto, es eso lo que viene envuelto en un gran paquete y que especialmente usted considera ‘un peligro’, es eso y nada más, no soy tonto para creer otra cosa.
Eso la perturba, la molesta, le produce repulsión, un rechazo inmediato. Y como tiene el poder, la voz y los papeles para hacerlo, lo usa para minimizarlo a su antojo. A mi también me produce rechazo el que fumen delante de mí (no fumo precisamente), no me gustan las aceitunas pero las aguanto cuando las como en la pizza y no me agradan precisamente los hip-hoperos, pero los tolero, no los borro de la existencia ni tampoco del mapamundi a mi alrededor.

‘Inmoral’, para mí señora Alcaldesa, es ver a niños por Aníbal Pinto prostituyéndose y subiéndose a autos no precisamente baratos, aspirando neoprén, con las uñas y las manos sucias, sin sus padres, sin educación, sin rumbo. ‘Inmoral’ es ver todos los días por las noticias cómo políticos de ciertos partidos y tendencias que espero se le hagan conocidos, juegan constantemente con los sentimientos e ingresos económicos de todo un país, en farmacias, en supermercados, en vecindarios, en locales, y puedo seguir. ‘Inmoral’ es, en definitiva, ver y comprobar cómo los que tienen el poder y la autoridad en puestos altamente confidenciales y respaldados, hacen lo que quieren sin consentimiento. No, señor, aquí usted está trabajando con gente, no con marionetas ni con retrasados mentales ni con amnésicos.

El pensamiento distinto siempre será perseguido, prejuiciado, aniquilado. Judíos, negros, ateos, comunistas, homosexuales, mujeres, periodistas arriesgados, Martin Luther King, Harvey Milk, Kennedy, Víctor Jara, Juanito Pérez, jóvenes fanáticos del rock y de la música alternativa, el vecino que no va a misa o que es vegetariano, siempre son cargados con la tabla de lo bizarro, la perdición, lo ‘corrupto’, lo indeseable para el hombre blanco ortodoxo judeo-cristiano perfectamente legible y socialmente accesible. O sea, usted, pero como mujer (hasta donde sé). Lo demás, lo que está fuera de mi casa es malo, perverso, perjudicial, insano, no quiero que mis hijos se junten con ellos, están locos, están desequilibrados, asco, asquientos ellos, asquientos todos, mugrosos, inservibles, intolerables, intolerancia. Ay de ti, ay de mí, ay de ustedes. Debemos deshacernos de ellos, de eso.

Lo disímil, lo distinto, lo que constituye una especie de ambigüedad, de lo que sale del molde, siempre es crucificado como Jesús, porque como rebelde que fue, tuvo que ser sacrificado. Curiosamente (tema aparte), no me consta que el catolicismo tan profundamente arraigado que su entorno promulga sea bien ponderado, ya que parte de una premisa que es básica: ‘el amor al prójimo’, pero mientras éste no sea distinto a su arquetipo, blanco, heterosexual, de derecha, sólido, casado, sin manchas ni excentricidades, prácticamente no existe. Es otro cuento, no está en la sociedad, como el que tiene VIH o el rostro con manchas o un ojo bizco, la que es madre soltera que después forma otra pareja y no se casa, la que es prostituta, el que es trabajador de clase media-baja, el que va a entregar la leche, el diario, etc. Es la muerte social.

Pues bien, ya que hablo de subjetividad, daré mi opinión subjetiva, cosa que curiosamente muchos amigos y conocidos míos y que se encargarán de difundir esta carta lo más posible también tienen la misma, sobre lo mismo, pero de locales que también funcionan en el Gran Concepción con otro ropaje: el de los cafés con piernas y discotecas de rigor, las que tienen ‘mayor marketing’ y público, o sea ‘las de masa’, no las distintas, las independientes. Sin desmerecer a estos espacios (principalmente condensados en el centro de la ciudad por O’Higgins, cerca de la Plaza de Armas de la ciudad), son continuamente centros de reunión de delincuentes, atracadores, traficantes, pedófilos, explotación gratuita de mujeres y jovencitas, y otros variopintos más, entre los que también se hayan personas vulgarmente conocidas, por los medios y por la gente en el diario vivir, como los ‘flaites’. Si esto yo no lo considero un ‘peligro’ para la tranquilidad y moral pública, entonces no sé que es. Tal vez una muy buena improvisación.

El Gran Concepción ha visto muchas cosas producto de su ‘subjetividad’, señora Alcaldesa. Recordaré solo algunas cosas, sin sonar refregón: el caso de la matanza de perros callejeros efectuada en el año 2007, que fue una verdadera vergüenza que ese tipo de atrocidades hayan sido auspiciadas y gestionadas por la Municipalidad de Concepción y bajo su consentimiento. Me extraña mucho que siendo usted médico de profesión, entendiendo tal vez más que otros el sentido del trato ético a un ser vivo, del respeto a la vida y de la moral, siendo presidenta de la “Agrupación de Apoyo a Familiares de Niños Violados y Asesinados”, no termino de entender como alguien que supuestamente siente empatía por quienes no pueden valerse por sus propios medios como son los niños, sea capaz de auspiciar y aprobar una táctica tan brutal e incivilizado como es el de asesinar animales que han terminado en las calles no porque lo deseen ellos, sino que simplemente porque han caído en manos de dueños irresponsables.

También el insólito caso del cierre del local nocturno ‘Playhouse’, ubicado en Manuel Rodríguez, que era famoso por su ambiente de exitosa actividad erótica reconocida y de recreación controlada (y que todos corroboraban, hasta los mismos guardias) por quienes trabajaban ahí y además por ser (esto es lo curioso) un local del cual nadie se había quejado, hasta que llegó usted con su escudo y espada heredada de un Reich, sus tacos impecables y dejó sin trabajo a muchas personas. Me parece sórdido que un espacio tan usual como lo era un centro libre de entretención donde el principio de tolerancia y de respeto hacia las mujeres que trabajaban ahí es esencial, haya sido clausurado porque sencillamente ‘era para la tranquilidad y la moral pública de los vecinos’. ¡A USTED LE MOLESTABA ESO, A NADIE MÁS, ERA SU MORAL Y DE NADIE MÁS! Ni siquiera a las ‘nanis’ que salieron en las noticias les hacía cosquillas la presencia de este espacio, no dijeron ni pío respecto a esto, porque no era motivo de molestia, ni para ellos ni para los guardias ni para nadie que circulaba por ahí.

También no puedo dejar de olvidar la cancelación de un evento de música electrónica llamado RELOADED 2.0, La Conciencia del Reciclaje, que se iba a realizar el día 14 de marzo del presente año, y que la cancelaron a sólo 6 días de la realización del evento, ya que no permitieron la ocupación del espacio Plaza Bicentenario para el evento (y recalcando que ‘Plaza Bicentenario’ es de la Municipalidad y no Gobernación, no se confunda). El mismo cuentito: el ruido, la molestia, etc. No se entiende entonces como el jazz tuvo preferencia u otras actividades de distinta índole. Tampoco se les permitió utilizar el Parque Ecuador por el mismo tema de ‘ruidos molestos’, pero no obstante y a modo de ejemplo esa misma fecha, sábado 14, sí se autoriza un evento de reggae y otras actividades. No entiendo tampoco como eventos de la envergadura de GARAGE MUSIC, en el mismo Parque Ecuador, fueron tan bien publicitados como si hubiese sido la Octava Maravilla del Mundo; ahí si que había ruido y distorsión a gran escala, pero por ser Sergio Lagos el que llevaba la batuta del buque ése, se le perdonaba todo. Incluso el basural que quedó después del evento, hasta excremento humano por las calles. A ese nivel.

Me impresiona la arbitrariedad, señora Alcaldesa. Me IM-PRE-SIO-NA. Lo separo en sílabas porque realmente quedo como los personajes de nuestro Condorito, con el tradicional ¡plop! Así como igual lo hizo cuando, una vez fui a una charla (de las tantas que dictan) de filosofía de la sede de la Nueva Acrópolis y pregunté porqué estas actividades no se hacían en la Biblioteca Municipal que es un poco más amplia y más céntrica. Y me entero de que a usted los temas que tocaban en estas charlas, ‘le incomodaban’… ¿PERO QUIÉN SE CREE USTED, POR TODOS LOS CIELOS? ¿Sabe en qué consiste la tolerancia de pensamiento, palabra y Obra? (me recuerdo cuando he ido a misa) ¿Sabe en qué consiste el principio de albedrío, de juicio valórico autónomo, el que todos debemos tener, el mismo que hasta Jesús protestaba, el poder con impunidad y la cacería contra el más débil? ¿Sabe que si estas decisiones hubiesen sido realizadas en otra latitud del mundo menos cruel, en Amnistía Internacional la harían sudar helado a usted y toda su comitiva de duro conservadurismo? ¿Sabe cómo se define la naturaleza primordial del ser humano? ¡Por su libertad de elegir!

Usted ha hecho un verdadero y creíble circo de la nada, del barro hizo un escándalo y lo puso en televisión como si hubiese descubierto un nido de perversión gratuita, digno de elogios, de votos, de respeto, de ingresos, de felicitaciones. Ha hecho, literalmente, un escenario como de los últimos días de la Roma Clásica; todo censurable, prohibido, al estilo Nerón, una auténtica caza de brujas como cuando en Hollywood perseguían a los comunistas y Charlie Chaplin salía cagando de una por su visión de mundo.

Usted misma se contradice, señora Alcaldesa. De verdad me da pena. Pena su actitud, su intolerancia cinematográfica (me recuerda a las verdaderas malas de la película, como las de Alfred Hitchcock, bien acinturada, bien regia, pero con un monstruo vetusto detrás, como la Sarah Palin, la republicana gringa más espantosa y sinvergüenza del siglo que apoyó a McCain durante las presidenciables recién pasadas), su longeva postura facha a la vieja escuela, su escudo nacional escondido detrás de su guapo cuerpo cuidado con Dove y dulces del Versluys.

Quizás para cuando tendremos nuestro Teatro Pencopolitano, porque la plata que todos entregamos, incluido mi padre, quizás donde está ahora. Es como entregar plata a ciegas a un lindo proyecto que quizás cuando se hará carne y cemento. Nos chupan dinero como nos chupan la savia de cada día, la esperanza de que mi Concepción, mi ciudad, pueda crecer bajo el alero de una Municipalidad roída, obsesiva, intolerable y fanática religiosa.

Quizás donde estará Concepción dentro de unos meses si usted sigue ahí, como roca en la Municipalidad, de la ciudad que era conocida como cuna del rock, será conocida como la cuna de la porfía, de una nueva Inquisición, del quebranto gracias a usted y sus instruidas decisiones que en otro país del mundo, como Canadá o España, la harían pebre. LITERALMENTE PEBRE. Por su maltrato, por su terquedad, por su ceguera, sordera y arbitrariedad.

Quizás donde iremos a carretear nosotros, la ‘otra’ juventud, la que no va como masa antropomorfa y sedada de estupidez y reggaeton a los miles de espacios de la Plaza España en Prat, que abundan como nunca, que parecen bacterias de queso multiplicándose, y hacen grito y plata con su chancherío, su sexismo, su homofobia, su xenofobia, su bronca de todos los fines de semana, sus precios estrambóticos que solo los de bolsillo más grande pueden pagar y su música predecible y desagradable, con sus mujeres realmente explotadas, con su misma oferta y demanda, con su mismo ropaje de tráfico de drogas duras ahí entremedio de la pinta, la ropa cara y las rubias bien acicaladas y sospechosas de sorbetearse las narices con tanta cocaína o pasta.

Ahí está el verdadero peligro, señora Alcaldesa. De verdad. No en un grupo pequeñito todo sosegado, divertido y de proletariado que le gusta el buen rock o música pop, que juntamos nuestras chauchas a diestra y siniestra para compartir un buen rato alejados de los grandes locales que no nos gustan o que solo queremos conversar amenamente como lo hemos hecho en Clandestino o cualquier otro bar a la deriva, a lo ‘underground’, como en nuestro querido Pablo Neruda de la Diagonal, los cafés antiguos cerca de la Universidad de Concepción o el fallecido Bistroi bar de Cochrane.

Incidentes y disturbios hay en todos lados, hasta en el Hospital Del Trabajador, afuera del Kamadi o en la Fuente Alemana, pero no por eso los cerrarán, pero son eso: son hechos aislados. Pero nosotros, como la juventud corrompida, la distinta, la deforme, tenemos que pagar el plato roto y lo ‘infame’ de sus actos, por supuesto. Chile habla bien de ello; no por algo nos han dado un honorable puesto en la lista de los países peor evaluados en esa materia por la Corte Internacional de Derechos Humanos.

Preocúpese de generar cultura, señora Alcaldesa, cultura de verdad, no un Coliseo Romano de violencia, de riesgo, aquí, allá, no pise, no toque, no tome alcohol, no meta, no saque, no nada, que todo es malo, nocivo, corrupto, inmoral, cuando en realidad lo único nocivo es su insistente manera de derrumbar lo que usted considera ‘amenazante’, ‘diferente’, ‘corrosivo’, sean fiestas electrónicas al aire libre o sean ferias autogestionadas.

Preocúpese de los verdaderos peligros que atentan contra nuestro querido y odiado Concepción; su precariedad de recursos para los que generan espacios frescos, su descentralización, su naturaleza, su contaminación, su alma, sus violaciones a los derechos humanos (entre los que se cuenta el de la libertad, repito). Concepción merece mucho más que una réplica de Tercer Reich enfundados en Falabella en su reinado, merece gente que se ponga en los zapatos de uno y aprenda a saborear la crudeza de las calles y la chispeante creatividad que hay por la ciudad, aunque muchas veces no se muestre ni se reconozca.

Infórmese de verdad, no por puro cahuín o pura labia de un vecino ya en su otoño que reclama con sus pantuflas y el chaleco medio deshilachado que vive escribiendo cartas al diario y que reclama hasta por la mosca que tiene en su sopa, por un ‘ruido’ que escuchó anoche, por ‘algo’ que pasó, una cosita.

Infórmese de lo que quieren los niños, adultos mayores y jóvenes de todos los estratos, gustos, olores, raza, orientaciones políticas, sexuales, de fe, de vida, y religiones posibles. No tenemos amnesia ni ceguera, muchos de nosotros(as) sabemos lo que fue vivir de la cola de la Dictadura, ver como a nuestros padres, en la mayoría, les sacaban la cresta pero que pudieron sobrellevar una vida digna y trabajadora, y poder criarnos en la principal ciudad del Sur.

Infórmese de lo que nos gusta a nosotros, los que conformamos esta ciudad media tembleque y siempre rabiosa, que siempre sale en las noticias porque tenemos la sangre caliente de los sureños; siempre atrincherados, peleadores, con discurso, con fuerza, con peso, con pioneros bajo el brazo, con gente que ha llegado lejos salida de la región.

Sin más que decirle, excepto que de verdad odié cuando me dieron esta noticia, le recuerdo que me dejó cesante por un buen tiempo. No sé que haré ahora, no sé donde podré realizar mayor parte de mis actividades autogestionadas, que en algo me ayudaban en mi presupuesto mensual, usted sabe, trabajo pequeño, esfuerzo hasta el cogote, lo mismo que hacemos todos de Arica a la cresta del mundo, me salvaba el pellejo literalmente el local, señora Alcaldesa. Ah, y esta carta la tendrán muchas, pero muchas personas en sus manos. Eso sí lo sé. Con los bichitos que se vino a meter…

Me llego a atragantar por las lágrimas de la impotencia que me produce todo este desastre cultural articulado por una administración que no conoce la realidad de fondo. Usted y su matanza maquiavélica e impune de personas, de espacios públicos, de animales inocentes, de espíritus libres, no han hecho más que producir jaquecas y sacarle ronchas a una ciudad y una generación entera. Y ahi estoy metido yo. Y todos quienes leerán este manifiesto de mi decepción e ira.

Saludos cordiales.
No merece mi abrazo, prefiero beber de una taza de water de ésas del baño público en la Plaza de Armas. Que manera de haber pedofilia y crimen por esos lados, por Dios…

Muy atte.
Federico Krampack

Jueves 16, Abril 2009
Santiago de Chile

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