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Cultura

18 de Julio de 2009

Alejandro Aravena, arquitecto de Elemental, y Chile en Shangai 2010:“Somerville fue negligente”

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Por Catalina May – Foto: Alejandro Olivares

El próximo año Chile participará en la feria Shangai 2010 y la muestra que llevará ha generado fuertes críticas al organizador, el presidente de la asociación de Bancos Hernán Somerville. Aquí se suma el destacado arquitecto Alejandro Aravena, premiado en la Bienal de Venecia. Aravena sostiene que “a Shangai debimos presentarnos con lo que mejor sabemos hacer: nuestra política para reducir a bajo costo el déficit habitacional”. Aravena cuenta que cuando le explicó eso a Somerville, el banquero estaba más preocupado de una rubia que había ahí. “Pocas veces he visto a alguien tomarse un tema tan importante con tanta liviandad”, reclama el arquitecto.

El título de la expo universal Shangai 2010 es “Mejor ciudad, mejor vida”. ¿Por qué se eligió ese tema para esta feria mundial?
Porque así como existió la edad de piedra y la edad de bronce, hoy estamos en la era de las ciudades. En 1900 el 10% de la población mundial era urbana, en 2007 el 50% de la población lo era y al año 2050, el 75% de la población del mundo lo será. Ésa es la relevancia de este tema. En 2007 me tocó estar con un grupo de personas en Italia -reunidas por la Fundación Rockefeller y The Earth Institute- reflexionando sobre este tema. Ahí estaban los chinos encargados de armar la expo Shagai, además del vice presidente del Banco Central de India, el secretario del Tesoro de Brasil, la persona que estaba armando el equivalente al Transantiago en Bombay, etc… Ahí conversamos sobre el desafío que China tendrá que asumir de aquí a 2030: construir ciudades para 400 millones de personas. Y del que tendrá que asumir el planeta para responder al déficit habitacional venidero: construir una ciudad de un millón de habitantes por semana, destinando 10 mil dólares por familia, durante los próximos 20 años. Después de esta reunión, China tomó este tema y lo puso como núcleo de la expo Shangai 2010.

Suena atemorizante…
Lo que viene es positivo, porque la ciudad es el vehículo más eficiente para generar riqueza y crear crecimiento. Los saltos de las economías en el mundo durante los últimos 30 años están asociados a tasas de urbanización altas. Esto, porque la diferencia de la competitividad de los países está dada por la eficiencia con la que pueden mover bienes y servicios y eso es directamente proporcional a la inversión en infraestructura que hagan los países. Y eso es más eficiente hacerlo cuando la población está concentrada en ciudades. Por otra parte, la ciudad es un atajo para generar calidad de vida sin tener que esperar que haya redistribución del ingreso, por ejemplo, con transporte de calidad o con buenos espacios públicos.

¿No hay ningún problema entonces?
Hay una parte negativa, y es que de los tres mil millones de personas que viven en ciudades, mil millones están bajo la línea de la pobreza. Y en 2030, de los cinco mil millones que vivirán en ciudades, dos mil millones estarán bajo esa línea. El proceso de urbanización que vendrá sucederá en los países más pobres del mundo, por lo tanto será masivo, rápido y habrá que responder con poca plata. Si no lo hacemos bien, estaremos generando un conflicto mundial a una escala sin precedentes. De hecho, una de las metas de desarrollo del milenio para la ONU, es responder a este desafío.

NOS PERDIMOS UN PENAL

¿Qué te parece la propuesta que llevará Chile a Shangai 2010?
Es una oportunidad perdida. Chile designó a Hernán Somerville para que decida cómo participará nuestro país en Shangai 2010. Él llamó a Eugenio García, de la productora “El otro lado”, para que se haga cargo de nuestro pabellón en la expo. El año pasado, la productora me citó a mí y a otras personas que saben sobre el tema de las ciudades. En esa reunión yo les planteé lo siguiente: como pocas veces, Chile, en este ámbito específico, tiene un conocimiento estratégico que puede exportar, porque el resto del mundo lo desconoce.

¿Cómo así?
El nuestro es el único país del mundo que reduce el déficit habitacional por diez mil dólares por unidad. Chile tiene una estructura institucional que le permite saber a quién hay que darle un subsidio habitacional, sabe que lo que tiene que subsidiar es una parte de la vivienda y lo otro requiere un ahorro, es un Estado que financia con subsidios a la demanda, pero el mercado privado construye y es capaz de crear un millón de unidades en una década. Al final de esta cadena, hay diseñadores que aportan en hacer viviendas de calidad por poca plata. Mi oficina, por ejemplo, está entonces a la cola de esta cadena y su aporte, por el que ha sido premiado internacionalmente, es hacer unidades de vivienda capaces de aumentar su valor en el tiempo, para que así sean una inversión y no un gasto social.

Entonces…
Chile podría haber exportado un sistema que involucrara know how político, maquinaria institucional, diseño de políticas públicas, compañías constructoras, diseñadores, etc. Había un recurso estratégico que capitalizar, que nos podría haber posicionado como líderes a escala global en este tema.

¿Y qué pasó?
Se decidió construir un edificio propio -a cargo de la oficina Sabbagh Arquitectos y que implicará un gasto de unos 12 millones de dólares-, que es un lugar común, un cliché, cuya complejidad arquitectónica es de 15 años atrás. Pero ese no es el problema, sino lo que se lleva como contenido: una cuestión conceptual, relacionada con lo que la ciudad le produce al hombre moderno. Una cuestión medio psicológica, sociológica, cultural. Algo absolutamente inofensivo y superficial.

Chu…
Cuando supe la posibilidad que como país nos estábamos perdiendo, pedí una reunión con Somerville. Y me encontré con que él estaba preocupado de si la rubia que estaba esperando afuera, venía conmigo a la reunión o no. “Es bien espectacular la rubia”, decía. Pocas veces he visto a alguien tomarse un tema tan importante con tanta liviandad. Y fue él, como gerente de esta cuestión, quien no le dio una vuelta al tema y lo tomó de una forma tan superficial, que se lo encargó a una productora, que no podía contestar con otra cosa que con un concepto, porque no maneja conocimiento. Somerville creyó que lo mejor que podíamos hacer era posicionar la imagen del país y así se quedó corto. Actuó con negligencia.

O sea que no conseguiste nada…
Nada. Yo creo que está bien tirar la pelota al corner cuando no tienes nada que hacer. Pero aquí, como nunca en la vida, teníamos la posibilidad de posicionarnos como líderes. Nos perdimos el penal.

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