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15 de Agosto de 2009

Anita Alvarado (geisha chilena): “Hay gente que jura de guata que todavía soy puta”

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POR VERÓNICA TORRES SALAZAR • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES

No quería ver a su hija mayor teniendo sexo en un reality como “Pelotón”. Ninguna madre quiere eso. Pero a Anita (36) le pasó. Así como también le pasó tener que ser puta en Japón a los 19 años, casarse con un estafador (Yudi Jida), parir siete hijos, vivir en una mansión en Chicureo y después en La Florida y rehacer su vida con un hombre que la trató mal. Anita ha tenido una vida dura y sabe que en este país es difícil borrarse los estigmas. Por eso, toma la palabra y se sincera como nunca. Está apenada y dolida.

“¡Dejen de creer que los hijos son iguales a las madres! Porque la puta fui yo, no ella. Y fui yo para que ella nunca tenga que pasar por eso”.

¿Por qué querías que Angie se metiera a un reality?

-Porque la Angita es muy mamitis, y yo insistí por independencia de ella, para que no la tacharan como la hija de Anita Alvarado. Porque la gente tiene la impresión de que mis hijos son tan buenos para las chuchadas como yo, y yo quería que vieran que son diferentes a mí. Entonces, la única oportunidad buena que se le dio a la Angie era el reality. Por eso le dije: “anda y sé tú para que así la gente diga ‘no puedo creer que la Anita tenga hijos tan diferentes a ella’”… Pero chucha, me salió el tiro por la culata

Pero ¿tuvo o no tuvo sexo?

-Él estaba sin pantalones y se cayó de la cama. A lo mejor no llegó a término, pero mi visión de las cosas fue que sí pasó.

Y tú llorabas. Me dio pena verte.

-¿Sabís lo que pasa? Es que tú ves a tu hija de otra manera. Uno a los hijos los protege, los quiere, los reta, los enseña. Te enojai con ellos, te ríes con ellos, pero no creo que a una mamá le vaya a gustar ver a su hija teniendo sexo. Aparte que el mismo día yo la fui a ver al reality y llegué emocionada, pero en la noche veo ese capítulo con una cámara de TVN y qué puñalada más grande sentí. Cuando ella le pasa el pantalón fue como si me hubiesen desgarrado. Yo dije: “no puedo creer que mi hija haga esto” y me quedé un largo rato callada y después, cuando apagaron las cámaras, me puse a llorar. Estuve pa’ la cagada y me puse a tomar para ver si se me pasaba la pena, pero me dio más pena.

¿Qué te daba tanta pena?

-Que en vez de mostrar su lado bueno, mi hija mostró el lado más tonto. Yo decía: “yo quería que te mostraras tú, no como le pasabas el pantalón a un tipo”.

También estabas preocupada por el condón. Querías que le llevaran un médico a la Angie por las enfermedades.

-De hecho lo pedí y se lo llevaron.

¿Y ustedes habían hablado de sexo?

-Yo le decía: “Angie, esto se tiene que usar para no quedar embarazada, pero si te agarras una infección cagaste no más”. Porque un hijo no importa. Porque aperrai con él y va a ser alegría para tu vida, pero una enfermedad…

¿Y ella qué te decía?

-Le daba vergüenza y empezaba como todos los cabros “ya po’ mamá, si sé” y yo le decía “no sabes, siéntate, hija, el condón, una enfermedad la puedes acarrear toda la vida”. Porque, además, acá en Chile hay muy poca cultura con respecto al condón.

Exacto y además los huevones te dicen que no les gusta, que es mejor a fierro pelado.

-Claro, y eso me preocupó mucho. Y lo otro era que si salía la Carla Ochoa teniendo sexo, ten por seguro que a los papás jamás se los iban a sacar, pero a la Angie ¡obvio!… “Ah, claro, si la mamá que tiene…” Entonces, yo no quería que tacharan a la Angie por mí. Pero ahora quedó como la que inauguró el sexo en los realities y nunca más se va a sacar el estigma.

¿Tú crees?

-Estoy segura.

Pero lo encuentro tirado de las mechas. Si es una cabra joven, vigorosa, estupenda, ¿qué tiene de malo que tenga sexo?

-Mira, si ella tiene algún día la oportunidad de hacer alguna entrevista en el extranjero, le van a decir: “tú fuiste la que inauguraste el sexo en los realities”, aunque en otros países sea normal, acá ya se estigmatizó. Entonces, pucha qué lata, porque yo conozco los medios y como soy chucheta me sé defender, pero la Angie no. Ella tiene otra personalidad.

El otro día te agarraste con una cabra que salió de un reality que decía “claro, de tal palo, tal astilla”.

-Me enerva, porque lo otro que decía esta niña es que a lo mejor la Angie había visto sexo en vivo en su casa. Entonces, la encontré tan estúpida… ¡Dejen de creer que los hijos son iguales a las madres! Porque la puta fui yo, no ella. Y fui yo para que ella nunca tenga que pasar por eso.

CAMA FRÍA

“Mira, una vez conocí a un tipo y todo bien con él, y en una oportunidad me dijo: ‘no puedo creer que seas tan fría, tantas pajas que me corrí en tu nombre’ ”.

¿Te cuesta que la gente te vea como señora?

-La gente no me ve como “señora”, me ve como Anita. Además, te llaman “señora” si tú andas con un marido al lado y eres casada, pero si andas con tu amante, pololo o querido, no.

¿Y no te han dado ganas de tener marido

-Pero si yo soy casada con un japonés.

Ah verdad, ¿y qué fue de él?

-Sigue preso. Hace rato que no lo veo.

Qué feo que era.

-A mí me gusta la raza. Pero de él no me enamoré.

¿Te arrepientes de tu pasado?

-No.

…porque en la tele sentí que aparecías pagando los platos rotos, por el miedo que tenías a que hablaran de tu hija…

-Es que si me tiran a mí yo no estoy ni ahí, porque yo vivo con esto. Hay gente que jura de guata que todavía soy puta. Entonces, cómo hacerle entender a la gente “oye, del año 97 que ya no soy puta, desde que estaba en Japón” ¡Han pasado once años!

¿Y se puede dejar de ser puta?

-Claro, ¿qué necesidad tengo ahora de ser puta? Ninguna. Si ahora vivo de algunas rentas, de los eventos y los papás de mis hijos se ponen con plata

Porque no es rico ser puta ¿o sí?

-No, no era rico y para eso hay que tener una paciencia increíble.

Paciencia de geisha, de santa casi.

-Sí, demasiada y a mí me da risa porque juran que por haber ejercido de eso soy la mujer más caliente y ¡NO! Porque si yo fuera caliente no podría haber sido puta.

¿Por qué?

-Es que a mí me da risa, creen que soy la jefa de las piruetas, que soy súper ardiente, pero soy lo más pajera que hay. Yo antes de tener una noche cansadora prefiero dormir. Y creo que serví para puta porque como no sentía, miraba para otro lado. Imagínate, si yo hubiese sido caliente, qué lata estar acabando a cada rato con todos los tipos. Desgastante total y ahí nunca, pero nunca habría dejado de ser puta.

¿Pero de repente uno logra sentir algo?

-A mí no me pasó. De hecho, tengo 36 años y yo tenía 31 cuando recién sentí con un hombre.

¡Tu primer orgasmo!

-Entonces, es divertido… Mira, una vez conocí a un tipo y todo bien con él, y en una oportunidad me dijo: “no puedo creer que seas tan fría, tantas pajas que me corrí en tu nombre”.

Ja,ja,ja…

-Y soy fría en la cama con respecto al sexo, pero soy cariñosa, soy de piel con mi compañero. Entonces, yo quedé mirando a este tipo y me dio risa. La gente se equivoca. Yo de un hombre tengo que estar bien enamorada para decir “ya”. Soy demasiado tradicional, soy de las que todavía prefiere con la luz apagada.

No te creo.

-Soy más vergonzosa en ese aspecto. Con la luz prendida puedo, pero cuando estoy involucrada, enamorada, ahí me da lo mismo, me paseo desnuda.

UNA COCHINADA ABSOLUTA

¿La Angie es hija de un boliviano? ¿Quién es él?

-Una tontera de mi juventud.

¿Verdad que querías tener hijos de todas las nacionalidades?

-O sea, a mí me encanta. Por mí tendría una montonera de hijos.

Ya tienes siete y todos te tratan de “usted”.

-Es de costumbre. Porque yo a mi mamá siempre le he dicho “cómo está” y todas mis hermanas son iguales.

¿Te dan harto trabajo los niños?

-Sí, pero dejo que peleen, que discutan, para que cuando crezcan digan “te amo hermano porque mi mamá no le pegó injustamente a uno porque el otro lo acusó”. Por eso, yo pienso que si se van a pegar, que se peguen para que no crezcan con rencor. Porque hay familias que cuando los hermanos crecen se tienen rencor porque la mamá le dio el favor a uno y no al otro. Y mi mamá era así con nosotros y los hermanos nos amamos. Somos súper preocupados. Si a una de mis hermanas le cortan la luz, todos nos ponemos las pilas para que no pase penas.

O sea que vienes de una familia aclanada…

-Tradicional y cristiana. Si yo no sé en qué momento me fui pal lado.

Ja, ja. ¿Y como mamá eres muy estricta?

-A veces, demasiado. Mis hijos tienen horarios para comer. Aquí no se come pan porque no es tan saludable como un buen plato de comida, y todos dan una vuelta diaria en bicicleta. Porque como son chicos necesitan hacer ejercicio. Entonces, salimos todos a subir un cerro y vamos conversando de lo que tenemos, y cuando llegamos arriba hacemos una parada de un minuto para agradecer a Dios. Y bueno, también los hago salir en bicicleta para que se duerman temprano. Porque si no, joden harto, se potencian y hacen competencias de quién se porta más mal. Entonces, los canso. Un día la Negrita (una de sus hijas) me dijo: “ya, mamá, yo no voy a andar más en bicicleta porque ya sé que usted lo hace para puro cansarnos”…

Y la gente no sabe de esto y tiene sus prejuicios contigo.

-Es que como me porto tan mal en televisión, creen que aquí en la casa les digo a los niños “oye, tal por cual mueve el trasero” y no es así. De hecho, ninguno de mis hijos dice garabatos. La niña chica dijo el otro día dos garabatos y le lavé la boca con jabón. A mí me encanta ser mamá. Me gusta más que ser mujer.

¿Tienes pareja?

-Sí, pero estamos un poco lejos. Él vive en otro país. Es empresario y no puede dejar sus negocios, así que nos visitamos.

¿Te volviste a enamorar?

-No. Lo quiero.

¿Ha sido difícil para ti engancharte con los hueones, creerles?

-Súper, mucho. No sé qué quiero. Sé que es bueno tener una pareja. De hecho, en poco tiempo más me voy a París porque vamos a vernos allá, pero igual estoy allá y echo de menos a mis hijos.

¿Antes no andabas con un ingeniero?

-Sí, el papá de mis dos hijas más chicas, pero ese murió.

Pero se murió para tí, Anita.

-Sí, ja, ja. Es que ese era un descarado, muy putero. Le gustaban los topless, los cabarés, entonces, toda la plata se le iba en mujeres. Y además que era cochino, porque no se cuidaba. Al final, en vez de ser pareja pasó a ser mi hijo.

Qué lata.

-Además tenía un problema de alcoholismo heavy, y la familia de él cero preocupación. Yo casi me morí de la pena por todas las tonteras que hizo. No sé po’, me llamaba por teléfono de fuera de Santiago: “Anita, me estoy muriendo” y una vez tuve que ir a buscarlo a Concepción. Le dije al conserje: “ábrame la puerta porque yo a él lo conozco, es el papá de mis hijos” y abrió y estaba lleno de condones. Y de condones ensangrentados porque le daba lo mismo si las tipas andaban con la regla. Era una cochinada absoluta, y qué desilusión porque vai a socorrer al que se supone que quieres y te encuentras con esa sorpresa. Entonces, se desgastó todo. Los celos eran impresionantes, las borracheras, las peleas…

¿Y tus hijos veían todo?

-No, porque estaban durmiendo. En la noche él tomaba en el patio, pero era terrible y yo para que los niños no sintieran nada “le decía: ya, pero cálmese, no haga escándalo”. O sea, los carabineros pasaban al menos una vez a la semana. Hubo maltrato familiar, era la cagada. Con ese hombre fue una tortura vivir. Puedo decir que casi me morí al lado de ese hombre, de la pena, de la desilusión, del trabajo que yo tenía que hacer con él. Yo lo obligaba a ir al psicólogo, al psiquiatra.

¿Por él te dio anorexia?

-Sí, porque cuando yo sabía que él iba a llegar no podía tragar. Empezaba con un dolor de estómago terrible de puro nervio, fumaba todo el día, entonces, llegar y ponerle la cara de “¿qué se va a servir?” y de repente no sabís qué le molesta y como está con trago, va y te pega.

Eso que te pasó ¿fue porque uno elige a los huevones con pinzas o porque tienes mala cueva?

-Yo creo que es mala cueva, porque ni siquiera soy exigente. Tengo unos gustos asquerosos. Me gusta el hombre mayor. De hecho, este tontorrón que me hizo pasar tantas penas tenía mi edad. Es tanto el dolor que me causó, pero tanto, que ahora ni siquiera le acepto una llamada. No lo soporto, pero ahora nos tenemos que ver por las niñas y cuando viene a buscarlas yo ni siquiera me asomo a la puerta. Trato de no estar porque pienso “cómo pude permitir que un hombre me basureara”.

Eso es heavy. A muchas minas les pasa.

-No, si te digo que después de estar enamorada pasé a ser la mamá. Y no de un hijo normal. Él era un tarado, un enfermo. Si yo tenía seis meses de la más chiquitita y trapeaba el piso conmigo.

¿Trapeaba el piso?

-Así de las mechas, me tiraba al suelo. Entonces, claro, si estai embarazada ni siquiera optas por ir a pegarle. Esa fue una de las cosas heavys que viví en mi vida y me arrepiento y me arrepentiré siempre de haber tenido a esa persona a mi lado.

Has tenido que soportar hartas cosas, Anita.

-Sí, pero todo eso no fue tan fuerte como lo que viví con mi hija.

Ya, ¿tanto así?

-Es que me sentí destruida. Yo digo todo lo fuerte que puedes ser no importa cuando le pasa algo a algunos de tus hijos. Ahí te quebrantas. Y esto me superó. La gente ya conoció mi debilidad y cuando quieran atacarme, me van a atacar por ahí.

“A mi ex marido lo pillaba lleno de condones ensangrentados, por que le daba lo mismo si las tipas andaban con la regla. Así se desgastó todo”.

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