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3 de Septiembre de 2009

¡Mamá! ¡Los árbitros me quieren perjudicar!

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Por Norman Varas

En las últimas semanas se han producido una serie de polémicas relacionadas con los arbitrajes y los equipos de la Primera A, Colo Colo y Universidad de Chile. Ambos clubes dicen haber sido perjudicados (en algunos casos fue evidente y en otros bastante subjetivo) por árbitros de bastante experiencia como Pablo Pozo, Jorge Osorio y Enrique Osses, lo que ha desencadenado una serie de reclamos, llantos y pataletas al mejor estilo Pipo Llorosito Gorosito/Beto Acosta en la década de los 90.
El show comenzó en Rancagua cuando Pablo Pozo tuvo la osadía de cobrar 2 penales en contra de Colo Colo por infracciones bastante “cobrables” (un foul de Muñoz a “Snoop Dogg” Lorca y una mano de Diego Olate). El cuadro multicampeón del fútbol chileno casi pierde el partido y centraron sus críticas en los penales dudosos y lo perjudicial que fue el arbitraje, que incluyó la expulsión de Rodrigo Millar por reclamos.
Una semana después vino el partido entre la Universidad de Chile y Everton, donde los azules fueron perjudicados por el arbitraje de Jorge Osorio, quién “no vio” las múltiples infracciones de Sebastián Roco. El juego mal intencionado de Roco fue evidente, pero el árbitro no cobró ningún penal ni expulsó al calvo jugador.
El último episodio mediático de “errores” arbitrales lo tuvimos hace algunos días en el Estadio Nacional, la Universidad Católica derrotaba a Colo Colo por 2 a 1 y Enrique Osses cobraba 2 penales a favor de la UC, no cobraba otro penal a Colo Colo y además, expulsaba a un defensor albo por reclamos. El panorama fue funesto en el camarín perdedor, el cacique quedó a 4 puntos del descenso directo y los llantos llegaron a su máxima expresión.
Días después, Blanco y Negro anunció un reclamo formal en contra de los árbitros, una supuesta carta para “aportar al fútbol chileno”, no para presionar (?), donde hacían ver su preocupación por los cobros del último tiempo y dejarles en claro a los árbitros que sus errores no pasaban desapercibidos.
Para completar este panorama lacrimógeno, José Basualdo, DT de Universidad de Chile, también apuntó sus dardos en contra de los árbitros, criticándolos por todo y reclamando por supuestas cosas injustas que él considera innecesarias dentro del torneo y que terminan en suspensiones y amonestaciones hacia los técnicos y jugadores (retrasarse en la salida del equipo, no salir junto a la bandera del Fairplay y otras cosas que están EN EL REGLAMENTO). Si a este alegato le agregamos la cantidad de frases deplorables que salen por la boca de Federico Valdés cuando está molesto, el panorama es vergonzoso (y eso que Marco Antonio Figueroa no está hablando).
Todos sabemos que la tarea de los árbitros es complicada, que son amados y odiados de acuerdo a sus cobros partido a partido. Un árbitro que se convierte en héroe una semana, puede ser el ser humano más insultado del país a la otra, cambiando la imagen que se tiene de él, en un abrir y cerrar de ojos. Los errores están a la orden del día, se dan todos los fines de semana en todas las canchas y se han convertido en algo propio del fútbol, a diferencia de otros deportes donde se usa la tecnología para resolver los conflictos que el ojo humano no puede determinar.
En vista de todo esto, me parece exagerado enviar una carta al Comité de Árbitros para dar a conocer una molestia y presionar de manera diplomática a los referees, con la excusa de que “es por el bien del espectáculo”, como señaló Luis Baquedano de B&N.
Un montón de veces hemos visto como les roban a los equipos chicos en Santiago y regiones, para que después, estos mismos dirigentes y entrenadores, salgan diciendo que la tarea del árbitro es muy complicada, que tienen que decidir en milésimas de segundos y que estos cobros o errores “son parte del fútbol”.
Está bien reclamar los cobros erróneos y que haya discusión en el medio por ciertas polémicas que se dan los fines de semana, pero pasar de eso a enviar cartas y formalizar reclamos para intentar influir solapadamente en los arbitrajes futuros (aunque no lo reconozcan), es otro tema. Muchos podrán decir que la carta de B&N es un reclamo inocente para mejorar el espectáculo y que se produzcan menos errores en el futuro, pero ¿Porque estas misivas no las hacen cuando son los otros equipos quienes se ven afectados por malos arbitrajes y ahora intentan representarlos a todos para poder reclamar con un poco más de respaldo? ¿No quieren velar por el bien del espectáculo que incluye a todos los equipos del fútbol chileno?
Mucho llanto y poca autocrítica en este asunto (que no es un tema nuevo), analizando solo un lado de la moneda, con reclamos de parte de los dirigentes de los clubes poderosos cuando se ven perjudicados, siendo que la mayoría de las veces (por no decir todas), se quedan en silencio cuando las cosas se dan al revés.
“Por el bien del fútbol chileno”, solo debemos esperar tranquilos el momento en que esos errores arbitrales favorezcan a Colo Colo (que fue el club que envió la carta, no se sientan agredidos los de piel sensible), para que sus dirigentes se expresen con la misma fuerza que lo están haciendo ahora y defiendan los derechos de los otros clubes perjudicados. Ahí recién tendrán peso las cartas reclamo y las defensas corporativas, mientras tanto, que el Comité haga su trabajo, analice los arbitrajes de todos los partidos y evalúe a los “hombres de negro”, esa es su pega y nadie debería influir en ella.

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