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Opinión

18 de Septiembre de 2009

Bendito Chile: Bendita sala penal.

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Por Pablo Rojas

En el catorce de septiembre la sala penal de la Corte Suprema de justicia anulo la orden de captura internacional impuesta sobre Juan Gutiérrez Fischmann, mas conocido como el “Comandante Chele”, sindicado como el responsable directo del asesinato de Jaime Guzmán así como del secuestro de Cristian Edwards. Dicha anulación, permite a Fischmann retornar a Chile sin problemas, ya que ambos casos han sido considerados como delitos prescritos, por lo tanto ya no es un fugitivo de la justicia. La UDI, levanto sus manos en alza, pues queda libre de culpa el asesino de su estandarte, de su fundador y líder espiritual, ese mismo que a Longueira le habla del mas allá. Novoa y su prole de paleolíticos han considerado esta acción como una falta moral grave contra la democracia que ellos a su modo consiguieron reponer cuando el gorila se ponía viejo y delirante. Han ido más allá y han considerado que esta actitud impresentable de la sala penal, es el premio a una venganza del mundo izquierdista ateo.La muerte de Jaime Guzmán en un grado no menor fue justamente eso. Una venganza contra diecisiete años de dictadura asesina, de maltrato físico y psicológico a un pueblo que gradualmente, gracias a las pericias de este noble hombre, comenzó a devorarse su propia identidad. Lo que Guzmán y su camada trajeron consigo desde Estados Unidos fue justamente eso, la mansarda de reglas y reglamentos, economías liberales para un país pobre y modelos de tortura ya sin los grilletes ni las camas eléctricas, sino una tortura moral para una patria diezmada y hambrienta de libertad. En el ámbito económico, los Chicago Boys instauraron en Chile el sistema neo-liberal, con todos los pros y los contras que podía traer consigo bajo el brazo. Hijo prodigo del capitalismo, el neo-liberalismo no es difícil de determinar en su estructura cívica: Contiene privatizaciones de todo tipo, impuestos casi impagables y lo que es peor, la condena ciega a la población pobre, a la cual justifica su pobreza dentro de los propios argumentos incomprensibles de la misma. A la “gente”, por que la primera medida de la dictadura fue justamente llevarse el “pueblo” del inconciente colectivo de la raza chilensis. Los ricos se hicieron de todas estas empresas que habían sido transformadas en estatales a precio de huevo y comenzaron a jugar con esa idiosincrasia económica que tanto separa a Chile del resto de los países latinoamericanos. Tal como sucedió en la URSS luego de la caída del muro cuando los empresarios rusos compraron todos los cadáveres industriales y hoy aparecen cerquita de nuestros representantes chilenos en las listas de la Forbes y la Fortune. Para el pueblo chileno no fue gratis recibir la bendición neo-liberal, por que no fue una coincidencia que la dictadura chilena fuera la más brutal del hemisferio. Estados Unidos siempre vio en Chile, el hijo bastardo que nunca tuvo, con esa amante vestida de negro llamada CIA. Costó por que la raza chilena es dura y porfiada como mapuches en celo, y la domadura de caballos fue más trabajosa de lo que todos esperaban. Pues no solo había que cortar cabezas y extraerles el cuello cabelludo, sino además corromper seres humanos para transformarlos en monstruos tan terribles que fueron capaces de comer de su propia manada. Entonces, cuando nos entubaron a esta turba de protestantes de corbata con diplomados de las Ivy-Leagues, además dejaron el espermio incubado para que se fundiera en el ovulo de nuestra propia democracia que a la larga fue el triunfo de la dictadura misma. El triunfo de su ecología económica de barrio con ribetes sociales de bingo de viernes por la noche y copete en bolsa. La economía impuesta por esos diecisiete años fue en definitiva la que nos cago a todos encima de la mesa y sin lavarse el poto. Luego de esa visita relámpago de esos estandartes momios, surgieron los depravados sexuales que aun nos siguen violando como cabras de cerro: Las Isapres, las AFP, las grandes compañías telefónicas, etc. El efecto domino demoro mucho, pero llego. Este efecto se plasmo cuando ya en democracia, las arcas fiscales se vieron obligadas a vender lo poco que quedaba: La luz y el agua. Casi desapercibidos, el mensaje de Novoa fue eso, el recordatorio de quien manda de verdad. Con Jaime Guzmán murió la espiritualidad beatificada del lobo vestido de colegiala. Guzmán se llevo a la tumba los secretos de las pociones aprendidas en la Escuela de las Américas donde se graduó con honores y guirnaldas. Y se llevo consigo, la cara visible y buena, la cara tierna de un nerdcito vestido de blanco con esos grandes lentes que miraban al horizonte como la famosa foto del Che. Por que para la derecha, Guzmán fue el Che que nunca tuvieron. Guzmán fue el Che sin el asma ni la metralleta. Fue el Che pervertido y manipulador, el silencioso y cobarde escondido tras esos lentes que no dejaban ver a ciertas sus ojos de hiena. Pero eso es entre el lector y el artículo. Entonces, para no polarizar el panorama, el asesinato de Guzmán y el secuestro de Edwards si fueron un crimen. Un asesinato es tan asesinato aquí como en el rodeo o como en el zoológico. Un secuestro es secuestro aquí como en Colombia o Brasil. ¿Qué diferencia el asesinato de Guzmán con el de los miles de chilenos muertos y desaparecidos? Simplemente una tumba en el cementerio y unas rosas desechas en el mar. Por que a pesar de todo, a la derecha acérrima hija de la prostitucion de la CNI, le gusta refregarnos en la cara, que sus muertos caídos en “Combate” tienen ese mausoleo de mármol donde dejar flores, tienen esas tumbas rasas de pacos donde conmemorarse y conmemorarse. Ese día del año donde celebran sus glorias militares que hoy sin reparos incluyen haber ganado una guerra civil. No tienen el drama de miles de familias que a ciegas aun buscan entre los restrojos de los cerros, entre los roqueríos de las playas, entre los cauces de los ríos tratando de encontrar siquiera una polera que les devuelva el espíritu destrozado de sus seres queridos. Que les valide la esperanza de esperar, las esperanza de que un día la muerte los encuentre en un hermoso abrazo con los que desaparecieron por combustión espontánea. La derecha dándose cuenta o no, refriega en la cara el hecho de que sus “presos” tienen cárceles de lujo donde sus habitantes viven como en el Hilton o el Ritz. Refriega el hecho de que sus arcas personales siguen intactas por más ministros en visita que se les designe para investigarlas con la lupa vieja de Sherlock Holmes. Tienen la certeza que “Daniel López” nunca saldrá de nuestras mentes, por que nos refriegan además con razón, de que perdimos una guerra donde además perdimos la inocencia y las ganas de seguir peleando por lo que alguna vez consideramos justo y que hoy es tan solo un psicotrópico mal recetado. Una guerra donde cada grupo de resistencia fue designado sin reparos “terrorista” y cuyo efecto gravitante y gradual fue convertir al joven combatiente en el joven lumpen que destroza cada cosa que se mueve los onces. La decisión de la corte suprema, justa o no, pasara pesadamente desapercibida por que cada integrante de nuestra bendita política, prefiere hacer oídos sordos y no mojarse el potito con cosas ya tan del pasado. Más que una carta de referencia de la UDI, la noticia no pasara a mayores por que a nadie le conviene. Y realmente a nadie le interesa salvo a los que preferimos no olvidar que La Moneda hasta hace poco aun tenia esparcidos en su fachada los agujeros de proyectiles que a los turistas tanto les gustaba fotografiar. Ningún candidato se referirá a ella, ningún candidato condenara la decisión y cada uno de ellos, como es nuestra linda costumbre cívica, se minimizara a declarar que las leyes chilenas hay que respetarlas. Tal como lo hicieron cuando un Pinochet casi sin alma y sin salud, se paro perfectamente de su silla de ruedas para abrazar a sus milicos cuando nuestra misma democracia lo salvo del exilio carcelario que aun hoy condena a los del otro lado. Fischmann es un criminal, por que cometió actos criminales. Pero cuanto mas dura ha sido la criminalidad de los que mataron nuestra patria y que hoy se llenan de poder y dinero, y pretenden además llenar las urnas con fantasmas. Fantasmas que nunca antes estuvieron tan visibles. Aunque ya nadie quiera mirarlos. Por derecho propio, tenemos el privilegio de regresar a nuestra nación. A esta misma que cultivamos con atribuciones reglamentarias que nos dicen que el exilio no existe. Pero que al parecer, nadie les aviso a los mismos que fueron condenados a ser bastardos sudacas de países que nos abrieron las puertas, cuando los monstruos cerraron las nuestras.

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