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Opinión

30 de Octubre de 2009

Más allá de las elecciones

Patricio Fernández
Patricio Fernández
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POR PATRICIO FERNÁNDEZ

Está mala la cosa. En la medida en que se ajuste la competencia entre Frei y Marco, el único que gana es Piñera. Según dicen los entendidos, es muy difícil remontar una diferencia de más de diez puntos porcentuales. La ola ganadora arrastra como un alud a los de convicciones débiles. Baste recordar que Piñera y Lavín, durante las elecciones pasadas, en primera vuelta sumaron más que Michelle Bachelet. Como si fuera poco, el gran mundo concertacionista, ése que abarca a tres de los cuatro candidatos en competencia, está sufriendo una desintegración acelerada. En la órbita del oficialismo no son pocos los que preferirían perder frente a la derecha antes que apoyar a MEO en segunda vuelta. Lo consideran de la última calaña. Muchos meístas, por su parte, se refieren a Frei como si fuera un pingajo. MEO mismo no ha dado nunca señales de estar dispuesto a sumársele si acaso perdiera en diciembre. Tipos que lo conocen de cerca aseguran que no lo apoyaría por ningún motivo. Pobre Lalo: como si fuera poco, Aylwin, y ahora Gabriel Valdés, se encargan de meterle pelos en la sopa cada vez que tienen ocasión. El primero lo contradice a la primera oportunidad, y el conde ya ni se esconde, y aparece abrazado con el candidato de derecha. Todo indica que, salvo que suceda algo muy inesperado, está cerrándose un capítulo de la historia.

¿Algo que temer al respecto? No demasiado: las caras que veremos hablándonos a nombre de todos, si esto es cierto, serán más blancas que las de los últimos veinte años. Más parecidas a las que conocemos en la SOFOFA que a las que nos tiene acostumbrados La Moneda. No creo que sea tendencioso decir que pasarán a gobernar los ricos de Chile. El entorno de Piñera no proviene de la cultura partidaria. Sus amigos no son los dirigentes políticos que han hecho carrera por contar con el apoyo de pobladores u otros grupos culturales. Muchos de su círculo más cercano han trabajado para él en alguna de sus empresas o los ha reclutado entre los estudiantes más capaces de las universidades caras, o los provenientes de post grados en prestigiosos centros de estudio extranjeros. Sería ridículo considerarlos mal intencionados, pero hay algo de lo construido en estas décadas que correrá el riesgo de perderse por un rato: mal que mal, lo que amasó la Concertación a partir de los tiempos de la dictadura fue la representación de un mundo social inéditamente amplio. Hay algo que sabe el que convive con los pescadores y los botes a remo que desconoce el estudioso del fondo marino. Algo que está en el ruido de las chumaceras y el frío de las noches a la intemperie. Los Eichholz, los Hinzpeter, los Rivadeneira, los Fontaine, todos inteligentes e informados, miran con sorna el saber de los dirigentes sindicales o poblacionales. Peor aún, apostaría que no los conocen y que sienten como misión suya ayudarlos como se ayuda a un niño discapacitado.

Pero hay más aún: si Piñera gobierna, ¿qué sucederá con la DC? Longueira me dijo un día que si Marco pasaba a segunda vuelta, se remataba ese partido. Quizás no sea demasiado temprano para empezar a darle vueltas a cómo se construirá en el futuro la nueva mayoría. Si hoy se cocinan odios profundos al interior del mundo concertacionista, ése que apenas le conoce el nombre a sus dirigentes y mucho menos sabe de sus rivalidades, el gobierno de la derecha durará varios períodos. Como sucede en otras partes, el centro se aliará con ella y el progresismo quedará relegado a las alharacas y reclamos intransigentes que algunos parecen echar de menos. Si se guarda la compostura, se cuidan las amistades edificadas y se entiende que conviene seguir avanzando de a poco en vez de echarlo todo por la borda, lo que suceda en cuatro años no alcanzará a cambiar el rumbo de Chile.

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