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Nacional

25 de Enero de 2010

No solo los scouts torturan “a lo amigo”: Mechoneo de pacos termina en Fiscalía Militar

Por

THE CLINIC PRESS
Un buen día el cabo 2º de carabineros Blas Herrera decidió unirse a las Fuerzas Especiales de su institución; un cuerpo de policías seleccionados, cuyas misiones primordiales son disolver por la fuerza a grupos de manifestantes que tengan la ocurrencia de protestar, asistir a los partidos de fútbol de alto riesgo y proteger el perímetro de La Moneda. Un trabajo que permite viajar ocasionalmente a regiones (el grupo ha ido con sus escudos y cascos incluso a Isla de Pascua), pero sobre todo se trata una pega que permite aumentar el sueldo un cabo 2º (funcionario “grado 16”) que bordea los $250.000.

Blas Herrera, ganaba $400 mil por sus 13 años de servicio y por su capacitación (estudio ingeniería mecánica por su cuenta), pero el curso le venía bien.

El 22 de diciembre recién pasado Herrera terminó el curso, junto a su promoción. Pero la cosa no finalizó tan normalmente. O quizá terminó como siempre, y sólo la molestia del cabo hizo que todos se enteraran. Ya durante la instrucción los aspirantes deben abrazarse en rondas mientras aguantan respirando altas concentraciones de gas lagrimógeno. Y es necesario pasar los “planes de estudio”, en los que se simulan protestas, cargas y apaleos. Todo bajo un extraño lema doblevinculante, dibujado con piedras blancas en la ladera de un cerro cercano al campo de entrenamiento de Curacaví: “Rigor y afecto”.

AGENTE IRRITANTE CS

Pero ese día 22 se realizó una ceremonia de iniciación o bautizo, que habría consistido, entre otra pruebas, en mojar a los egresados con el chorro de un “guanaco” (carro lanza-aguas) institucional. El superior, aparentemente a manera de broma, les indicó a los nuevos que sólo era “agüita”. Pero la denuncia afirma que el agente irritante CS (habitualmente usado en contra de los civiles que protestan)*, provocó fuertes quemaduras en la espalda, cuello, brazos y glúteos, tanto de Herrera como de los otros mechoneados.

Herrera, según informa El Mostrador, pasó varios días de dolores insoportables y terminó por pedir la opinión de un doctor conocido suyo, que trabaja en Coaniquem, quien le indicó que sus quemaduras eran “graves”.

EL HOSCAR NO ATIENDE

El cabo, tras esto, intentó obtener atención para sus lesiones en el hospital institucional, pero no le dieron facilidades. Lo tramitaron, indicándole que debía pedir una “interconsulta” para las siguientes semanas, con el consiguiente peligro de infección.

El trato que se daría en ese centro asistencial a un manifestante cualquiera -que quisiera ser curado del mismo tipo de quemaduras producto del uso del agente CS- queda reservado a la imaginación. Pero la mala experiencia del ciudadano Werner Westermann, quien se acercó infructuosamente hace unos meses al Hoscar a curarse mordeduras sufridas luego de que un carabinero perdiera el control de su perro policial, hace suponer que ese hospital pone especial cuidado en no tratar lesiones inferidas por acción u omisión de la policía uniformada, y que allí no correría espíritu alguno de “responsabilidad institucional”.

CASILLERO DESCERRAJADO

Ahora los sucesos de Curacaví son materia de investigación en la Primera Fiscalía Militar. La denuncia del cabo, patrocinada por el abogado Marcelo Morgado, ha sido acogida y se está investigando. Pero las historias sobre ritos de iniciación abusivos no son para nada una novedad, y se extienden por todo tipo de organizaciones. Desde los boys scout, como los que dejaron con lesiones graves a Juan Andrés Bagnara durante una “totemización”, hasta los cursos de comandos de elite de las FFAA. Ceremonias que refuerzan códigos de lealtad y conducta no escritos, que existen en diversas instituciones (fiscales muchas de ellas) al margen de las leyes y reglamentos impresos en letras de molde.

Y el código paralelo parece haber ya entrado en acción en contra de Blas Herrera, quien luego de hacer la denuncia se encontró con que su casillero fue descerrajado y su “tifa”, robada.

Resumiendo; los rituales, el uso del agente irritante CS contra la población y la supuesta denegación de asistencia médica por parte del Hoscar, dejan a Carabineros por ahora en entredicho.
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* CS: Ortoclorobencilidenmalononitrilo, principio activo de las bombas lagrimógenas más potentes. En condiciones de humedad y contacto con el agua puede provocar quemaduras y ampollas, sobre todo cuando se permanece con ropa mojada con el producto.

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