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LA CALLE

3 de Febrero de 2010

¿Qué más quieren los pobres?

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Existía en nuestro país, a principios del siglo XX, cuando la decadencia moral y la prepotencia proletaria no campeaban a sus anchas, una publicación de esas que hoy se echan de menos. Su nombre: FAMILIA, «revista mensual ilustrada dedicada al hogar». Ahí las cosas se decían por su nombre, los rotos eran rotos y los gente decente, gente decente. Esta es la editorial de la revista en septiembre de 1919(*), muy apropiada para estos tiempos de cambio, en los que se vuelven a poner de moda palabras como “resentidos” y “envidiosos“. Expresiones que ya no resuenan necesariamente en salones palaciegos, sino que muchas veces en estrechos DLF-2, adornados con mueblería china en miniatura.
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¡Qué desagradable ha empezado este mes, que antes fue de alegría y regocijo! ¡Ah! Qué se hicieron aquellos tiempos felices, en que, en celebración de la patria, se confundían edades y situación social ante el grito que unísonos lanzaban todos: “¡Viva Chile!”.

Hoy se han convertido esas entusiastas exclamaciones, en gritos de odio y de venganza de un pueblo sordo, ingrato e injusto.

Los ricos, como ellos llaman a los que, más afortunados, gastan su dinero, sus energías y tiempo en establecer, ya sean “Las gotas de leche”(**) para criar sanos a los hijos que ellos abandonan por irse al bodegón y gastar en vil compañía el dinero que ganan y que debería servir para proporcionar bienestar a los seres que de ellos dependen.

Los ricos son los que atienden los hospitales a que ellos -los obreros, los trabajadores y sus familias- acuden en sus enfermedades, encontrando ahí a las santas mujeres que, con inagotable caridad, velan por ellos, les administran medicinas, alimentos y atención médica…¡y todo gratis!… Para ellos son los colegios que los ricos sostienen con munificencia… ellos dan al pueblo educación gratis; les procuran situaciones honorables cuando, por su conducta, las merecen. ¿Quién visita los conventillos llevando socorros y consuelos a las familias de aquellos que gritan contra la oligarquía, como, sin saber lo que dicen, llaman a los que los favorecen? En todas las etapas de la vida, ahí están ellos, los aborrecidos ricos: las Gotas de leche, al nacer, para continuar en el “Patronato de la infancia”, en los “Asilos de la Providencia”, del “Buen pastor”, de los “Hermanos cristianos”, en los “Talleres de San Vicente”, de “La caridad”, de “Huérfanos”, de las “Hermanitas de los pobres”, del “Hospicio”, “Escuela de sordos mudos”, “Instituto Nacional”, en el que reciben educación gratis, pudiendo salir de abogados, ingenieros, políticos, etc, como ya lo hemos visto en hombres eminentes nacidos del pueblo. Se educan los hijos de los ricos junto con los hijos del pueblo, que enseguida ellos mismos llaman con odio: los ricos…¿Es un estigma? ¿Un oprobio? ¿Qué, sino, el amor, la caridad, les obliga a ellos?

¿Qué más quieren? Si no saben aprovechar lo que el dinero de los ricos les proporciona, cúlpese sólo a ellos: a su incuria, a su ebriedad, a la indiferencia morisca, a la suciedad con que viven. ¡Culpan de todos estos defectos que les roen el alma a los ricos y a la fatalidad, que los hizo pobres!

¡Infelices! Y sobre tanta ceguera e ingratitud dejan que extranjeros mal intencionados, que enemigos de Chile, lleguen con palabras vacías y altisonantes a conducirlos como mansos corderos al matadero de su honra y de su dicha… Siendo lo peor, que con eso van labrando días amargos para Chile, en los que ellos, los proletarios, el pueblo, serán las primeras víctimas inmoladas.

Ejemplo de cordura, de moralidad y gratitud hacia sus bienhechores han dado en los tristes pasados días, los obreros católicos. ¡Sí! Los que los dirigen no demuelen, sino que edifican sobre los mismos sólidos cimientos que sus antepasados cavaron en esta tierra de cristianos, de hombres de sólidos principios que, siguiendo las máximas de Cristo, obedecían sus órdenes: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”-dijo-. ¡Sabios preceptos de paz, de respeto y serenidad! Los que hoy levantan al pueblo en huelgas que son su ruina, quieren quitar al César lo que es del César y blasfeman del Dios que los creó “haciéndolos a su imagen y semejanza”; pero parece que esta prerrogativa les molesta y que prefieren ser… lo que son. Excúsenme si no lo digo.

Una vez más el buen sentido proverbial de nuestra patria, ha vencido los malos gérmenes que habían brotado en el pueblo; una vez más ha demostrado que las huelgas -ese cáncer mundial- se detienen ante la justicia de nuestras leyes y el buen sentido, sólido y firme, de la raza.

Que aprovechen la lección los que quisieren de nuevo levantar a los infelices ignorantes que les obedecen.
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* 1919: Se crea la sección chilena de la asociacion anarquista internacional IWW. Se registraron más de 80 huelgas en el país. El año anterior habían sido alrededor de 40. La represión de estos movimientos es especialmente fuerte en la Patagonia, registrándose una seguidilla de masacres y asaltos contra los trabajadores en Puerto Natales, Río Gallegos y Punta Arenas (1920). Los sucesos fueron protagonizados por policías, soldados y “guardias blancas” (o Ligas Patrioticas), encabezadas por los principales vecinos y autoridades locales.

** Gota de leche: Forma habitual de beneficencia practicada por las señoras aristocráticas de la época, consistente en la entrega esporádica de raciones de leche a los niños pobres.

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