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Opinión

15 de Mayo de 2010

Benito Baranda: “No hay ningún motivo para celebrar… La emergencia no ha concluido”

Jorge Rojas
Jorge Rojas
Por

POR JORGE ROJAS G. • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES
Ha estado nueve veces entre la VI y la IX Región recorriendo distintas ciudades afectadas por el terremoto y el tsunami del 27 de febrero. En sus viajes se ha encontrado con testimonios muy variados: gente angustiada que vive dentro de una carpa y familias más optimistas dentro de sus mediaguas. En ambas realidades ha logrado ver cosas que lo atormentan: la emergencia no ha terminado y a la gente se le está consultando poco sobre qué esperan de la reconstrucción. En esta entrevista, Benito Baranda analiza las medidas que se han tomado para ayudar a la gente, la descomposición social luego de esta tragedia y la crisis que vive la Iglesia. “Tengo tres recuerdos que me marcaron: las casas colapsadas de Curanilahue, los saqueos de Los Álamos y de Lota y el olor a muerte, pescados y destrucción de Pelluhue y Curanipe”, dice.


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El presidente Sebastián Piñera dijo que la emergencia por el terremoto ya había pasado. ¿Es cierto o no?
Hay mucha emergencia y va a perdurar hasta pasado el invierno y comienzos de la primavera. La emergencia se relaciona con la condición de precariedad de las familias y eso sigue existiendo. Inclusive aunque se instalen mediaguas la emergencia persiste porque tú las pones en un lugar donde no se han instalado baños o conexiones de agua. Hay lugares donde sólo se ha recibido un 10 o un 20 por ciento de las casas que se requieren y eso es parte también de la emergencia, como los servicios básicos y el tema laboral, porque eso se ha descuidado mucho. Si se generó la expectativa de que se iba a llevar empleo a la VIII Región, evaluemos entonces qué está pasando con eso y si efectivamente las personas damnificadas están insertas en algún plan de empleo de emergencia. Me pregunto cuánto se ha gastado hasta ahora en la zona de catástrofe, porque hay municipios que dicen que están quebrados, como el del alcalde de Talca que dice que no le quedan fondos porque ha tenido que utilizar los propios que ya son deficitarios.

¿No está llegando la plata?
No ha llegado la plata que necesitan los municipios y también se les ha considerado poco a ellos. Si estuviese en el pellejo de los intendentes, yo haría reuniones semanales con los alcaldes para ver cuál es el plan para superar la emergencia. Pero si los alcaldes no están involucrados se van a empoderar poco para llevar adelante este proceso.

El Presidente anunció 12 planes maestros para la reconstrucción. ¿Esos planes hoy no están funcionando?
Indagué sobre esos planes y no logré acceder a ellos. No sé si en esos planes participaron activamente las autoridades locales, pero lo que he constatado en terreno es que ellos no están informados y veo mucho desconcierto y colapso en las municipalidades.

¿Qué es lo que se está haciendo hoy?
Hay tres ámbitos en los que se ha trabajado fuertemente: la limpieza de la ciudad, enfrentar la emergencia de las lluvias y reactivar los servicios, como las escuelas, que están funcionando aunque sea en condiciones precarias. Es verdad que a lo mejor los niños están en una carpa hacinados, pero es preferible eso a no tener nada y nos tendremos que aguantar, porque en otras partes del mundo las clases se hacen bajo techos mucho más sencillos.

Cada 27 de mes en el gobierno como que hacen una cuenta pública de las cosas que se han hecho, casi como si enumeraran sus logros…
Desde la objetividad, en una catástrofe como la que vivió Chile la emergencia no se supera hasta después del invierno. Además, hay que tener en cuenta que esa zona ya era de emergencia en invierno antes del terremoto.

¿Por qué entonces desde el gobierno se dice que la emergencia está superada?
Imagino que lo que se está pensando hacer es activar el programa de gobierno y no pegarse en el terremoto. Pero para eso hay que separar los temas, con una oficina y una cabeza que hable de la emergencia, para permitirle al Presidente que siga gobernando porque tiene un país entero que mandar. Hoy no tenemos una cabeza pública que dé cuenta permanentemente de esto y la emergencia no termina hasta que no se coloca a las personas en lugares dignos para vivir.

Si no ha terminado la emergencia, entonces no hay ningún motivo para celebrar.
No hay ningún motivo para celebrar. Lo que hay que decir todos los 27 de cada mes es todo lo que nos falta por hacer y convocar a la ciudadanía. Los que estamos en esto sabemos que la emergencia no ha concluido.

RECONSTRUCCIÓN

¿La gente se siente abandonada?
Muchos de los alcaldes se sienten abandonados y desprotegidos porque después de 60 días tienen problemas para sostener sus presupuestos y responder a las demandas de la ciudadanía. Si ellos se sienten abandonados, imagínate cómo se siente la gente que ve que se hace una gran Teletón y se comienza a preguntar dónde están esos recursos, por qué no llega la mediagua. Estar con barro y vivir en una carpa es angustiante: la queja aumenta y la motivación disminuye. ¿Dónde se lavan los uniformes de los niños cuando llegan de la escuela? ¿Dónde se hacen las tareas? ¿Qué hacen los alumnos cuando salen de la escuela? No hay alternativas, porque no hay recursos. Ese análisis no se ha hecho localmente. Eso ha generado mucha insatisfacción porque cuando llegan los adolescentes a una carpa o a una mediagua se genera tensión familiar.

¿Podrían haber estallidos sociales?
En general la sociedad chilena es más reprimida y tenemos la tradición de que los estallidos cuesta que ocurran. Si hay una buena alianza entre las autoridades locales y la comunidad y se ejerce una sana presión, las cosas se van a hacer con mayor celeridad y podremos enfrentar esto con mejores estrategias para la emergencia y la reconstrucción, que es lo que me produce más temor a mí.

¿Por qué le produce temor la reconstrucción?
Porque me preocupa cómo se van a hacer los planes para tener mejores ciudades. Por ejemplo, ¿dónde vamos a construir los hospitales? A lo mejor no tienen que ser construidos donde mismo estaban. Lo mismo pasa con los liceos. ¿Construimos los mismos liceos o los juntamos y hacemos uno?

Ese es el escenario ideal pero hay comentarios que dicen que no se le está tomando el parecer a la comunidad.
Se está tomando muy poco la opinión. El problema de esto es que si no se les toma en cuenta, ellos no serán actores activos de la reconstrucción. Eso provocará que la reconstrucción se haga desde el libre mercado y no desde la política de la integración social. En esta catástrofe se tiene la gran oportunidad de pegarse el salto cualitativo para superar situaciones de exclusión que fueron generadas por las mismas políticas sociales o por el libre mercado.

Se está escuchando poco a la gente entonces…
Muy poco y también se va a pensar poco en cómo darles una mejor vida. Cuando ocurrió lo del terremoto de Tocopilla fui uno de los que habló para que se les ofreciera a esas familias la posibilidad de emigrar a Mejillones, donde habían mejores oportunidades laborales, pero el plan se pensó para reconstruir donde mismo y finalmente muchos emigraron. El riesgo que existe hoy es que en muchas de estas ciudades afectadas la reconstrucción sea un parche y no algo mejor.

La crítica al gobierno tiene que ver con que la reconstrucción ha tardado mucho, que se los ve con sus chaquetitas rojas en terreno, pero que hacen poco para que la ayuda efectivamente llegue. ¿El gobierno tiene la gente suficiente para enfrentar esto?
En el gobierno central está la capacidad para hacerlo. El gran nudo de esto está en el gobierno regional, que debe transformarse en un actor relevante con los gobiernos locales para llevar adelante la reconstrucción. Es el gobierno regional el que debe articular la ayuda privada y la conducción de los planes comunales. Me pongo en el pellejo de los intendentes y esto debe ser complejo porque tienen un abanico de ministerios con que dialogar, cuando debería haber una sola persona en Santiago que tenga un rol protagónico y que rinda cuenta todos los 27 de cada mes sobre lo que se hizo, lo que no se logró y las cosas donde no se hizo nada. Si se hace así de transparente, la comunidad se va comprometer, porque verá que el Estado tiene voluntad.

¿No hay voluntad en el gobierno?
No, sí la hay. El Estado también ha actuado de articulador de recursos a través de las organizaciones sociales. Yo creo que hay una dificultad de organizar al gobierno regional.

¿Burocracia o desorganización?
Hay falta de experiencia, porque ha llegado gente nueva que se ha sumado al cargo en medio de una catástrofe. Pero también ha faltado delegación en una autoridad nacional que sea el interlocutor con los gobiernos regionales.

¿Quién debería hacerse cargo de esto?
Un ministerio de la reconstrucción, como se han creado en muchas partes donde han ocurrido este tipo de tragedias.

¿Por qué no se ha creado?
Porque de parte del gobierno anterior se minimizó la catástrofe; y este gobierno creyó que la emergencia se resolvería mucho más rápido. Pero las cosas tienen una alta complejidad. Una autoridad regional me contaba que no están claros los títulos de dominio por lo que no se pueden aplicar los subsidios. Aún no hay la suficiente conciencia de que esto es un problema grave y no se puede resolver mediáticamente, sino que se debe convocar a la comunidad.

Se ve a muchos privados donando casas y escuelas. ¿El gobierno está privatizando la reconstrucción?
No sé si la está privatizando, pero al gobierno le corresponde articular lo que hacen los privados. Acá no puede haber una anarquía y que cada uno de los privados ayude por su cuenta. Pero siempre está el temor de Katrina donde llegaron muchos privados a colaborar con baja articulación y si uno mira a esa zona ahora todavía queda mucho por hacer. Si no se hace un plan más integral en el territorio, después nos vamos a encontrar con que hubo gente que se quedó fuera de la reconstrucción.

¿Qué le parece la crítica de Hernán Büchi cuando dice que acá no se está pensando en reconstruir el país, sino que en superar la pobreza?
Es inevitable que se confunda, porque las zonas afectadas por el terremoto y el tsunami son las más pobres del país. Las poblaciones que construimos se hicieron cuando Chile tenía un ingreso per cápita de seis mil dólares y no se puede reconstruir con la misma calidad porque eso sería un tremendo error para la política social. Yo le pregunto a Hernán Büchi: si una empresa que tenía tecnología antigua es devastada y tengo capital para reconstruirla, ¿lo voy a hacer con la misma tecnología que tenía o con una mejor? Si tenemos la oportunidad de construir mejores edificios, mejores escuelas, mejores hospitales con camas clínicas que evitan las escaras de las personas, es insólito que no se aproveche. El Presidente lo ha dicho: queremos mejores ciudades.

SAQUEOS

¿Qué es lo peor que le ha tocado ver?
Cuatro días después del terremoto recorrí la zona afectada con Andrés Millar del Hogar de Cristo, Leonardo Moreno, de la Fundación para la Superación de la Pobreza y Rodrigo Jordán. Tengo tres recuerdos que me quedaron marcados y nunca se me van a olvidar: las casas colapsadas de Curanilahue, los saqueos de Los Álamos y de Lota, donde me impactó la cantidad de militares para contener a la gente, y me dejó choqueado el olor de Pelluhue y Curanipe.

¿A qué olían?
Muerte, pescados, destrucción, un olor que volví a sentirlo en la segunda visita que hice a Talcahuano y Dichato. Pero también me tocó presenciar la tremenda ayuda que lograron articular los militares, la sociedad civil y los voluntarios, y eso aminoró la catástrofe que vi.

¿Qué explicación le da a los saqueos?
Tienen múltiples explicaciones. Cuando venía de vuelta del primer viaje al Sur escribí una columna para mandarla al The Clinic a la que le puse “La cultura del saqueo”, pero nunca la mandé porque era un poco dura. Allí hice un análisis crítico de cómo hemos ido construyendo en la sociedad chilena una cultura en la cual yo te podía saquear a ti y nadie decía nada.

¿Por ejemplo?
Yo te podía saquear en tu salario, no pagándote imposiciones, al aprovecharme de ti. La cultura del aprovechamiento de las oportunidades: el que no llora no mama. Como diciendo que hay que aprovechar las oportunidades porque de lo contrario no eres una persona proactiva, que cambia, que lidera el mundo o que está sacándole partido el puesto y las influencias para acumular más bienes. Detrás de eso está el creer que a través de la posesión de los bienes vamos a ser más felices, vamos a estar más seguros y a tener más derechos. ¿Por qué tenemos que andar persiguiendo a alguien para que cumpla las leyes? ¿Por qué si aumentamos nuestros estudios tenemos que poner más controles a la ciudadanía? ¿Por qué el poblador con un poco de poder maltrata a los otros pobladores? ¿Por qué como poblador te aprovechas del negocio del lado para saquearlo? ¿Por qué una persona con estudios es prepotente con otra que no los tiene? ¿Por qué una persona que tiene un doctorado pasa a 180 kilómetros por hora en su camioneta por el lado tuyo? ¡O sea, no sólo estudió, sino que tiene mayor conciencia que otros! Ahí hay un elemento para explicar el saqueo. El otro, es el que tiene que ver con la explosión social: los que buscan agua, los que buscan comida y los que roban.

Nos han enseñado a aprovechar las oportunidades sin preocuparnos del costo…
Claro, pero también sin importar un código ético que muchos tenemos y que lo sacrificamos cuando decimos: “es una oportunidad que se nos da”. Puedes estar conviviendo con una persona y ser leal, pero si se te da la oportunidad de meterte con otra persona, la aprovechas. Y te lo dice la gente: “Pucha, aprovecha la oportunidad”. Eso pasa en todos los ámbitos: la vida privada, la social y la económica.

En el barrio alto no hubo saqueos, pero sí acaparamiento. ¿Vio mucho egoísmo en este terremoto?
Claro, ellos no estaban robando, pero estaban acumulando y eso afecta a otros. Este es un acto impulsivo de que otros no reciban los beneficios o no compartir los costos de la dificultad. Eso nos ha hecho mucho daño como sociedad.

ABUSOS SEXUALES

¿Cuáles son los conflictos actuales de la Iglesia?
En lo coyuntural, el comportamiento que ha tenido la Iglesia para transparentar los hechos que han ocurrido. Ha habido ocultamiento, menosprecio y descalificación de los testimonios de personas que han sido abusadas. En lo más profundo, la Iglesia tiene que revisar su estructura de gobierno monárquico para saber cuál es la mejor forma de conducirla y abrir más la participación de los laicos y de las mujeres.

¿Hay un grupo dentro de la Iglesia que no quiere transparencia?
No, pero a muchas de las personas les causa dificultad reconocer que alguien que tuvo comportamientos que lo acercaban a la santidad pudiese tener una doble personalidad. Y eso está clarito en los manuales de psicología y psiquiatría.

¿Qué le parecen las acusaciones en contra de Fernando Karadima?
Siguen su curso y me imagino que la Iglesia va a hablar dentro de los próximos días y hay que esperar.

El obispo de San Bernardo dijo que los testimonios le parecían creíbles. ¿Usted tiene la misma impresión?
Por supuesto. De todas maneras. Cuatro personas no se van a concertar para dañar la honra de una persona. Basta escucharlos para darse cuenta de lo que les tocó vivir. Además, exponer la intimidad de la forma en que ellos lo hicieron es bastante violento.

¿Cómo en la Iglesia llega a pasar que el formador de cinco obispos haya cometido abusos sexuales?
Porque puedes tener personalidades disociadas: por un lado mucha santidad y por el otro una personalidad más sofocada que busca personas para comportarse de otra manera.

¿Cómo ha actuado la Iglesia en este caso?
En lo inmediato, ha actuado bien.

Pero internamente esto se sabía hace cuatro años y recién ahora se conoce públicamente.
Ahí es más discutible. Si yo tengo conocimiento de que a un hijo mío se lo ha violentado o que a una persona que es acogida del Hogar de Cristo se lo ha violado, pongo una alarma gigantesca y no una pequeña.

¿Hubo secretismo?
No sé si secretismo, pero no se logró tomar el peso a un hecho que es tremendo para la Iglesia.

¿Hay muchas peleas de poder en la Iglesia?
Por supuesto. En todas las instituciones las hay. Esto es propio de toda organización humana, pero en el caso específico del padre Karadima la cosa es bien clara. ¿Qué pelea de poder hay allí?

¿Estamos en buen momento para revisar la función del celibato?
Es un muy buen momento. Mientras más tensión, mayores los deseos de participación. Y si cada vez más laicos y religiosos hablan de este tema, es el mejor momento. De esto vamos a sacar una Iglesia más pobre, pero más cercana al evangelio y modesta.

¿El celibato se debe mantener?
El celibato no es un dogma, sino una ley, por lo tanto puede ser variado. Los sacerdotes anglicanos que están entrando a la Iglesia son casados y hay muchos curas que llevan vida matrimonial no oficializada, sobre todo en sectores rurales de Latinoamérica. Los diocesanos deberían hacer una opción entre el celibato y el matrimonio, que no es para nada contradictorio. ¿Por qué va a ser contradictorio anunciar el evangelio y tener vida familiar?

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