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Hoy, 18 de mayo, es el Día Nacional contra la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes.
Por Ana María Pozo (*)
Por quinta vez este año se conmemora en Chile el Día contra la Explotación Sexual Comercial Infantil. El concepto se acuñó mundialmente en 1996. Fue un paso muy importante, pero tardío si consideramos hace cuánto tiempo existe esta práctica en el mundo.
La explotación sexual comercial infantile es, según la definición oficial: “Una violación de los derechos humanos que ocurre cuando una persona o un grupo de personas involucran a un niño/a o adolescente en actividades sexuales, para la satisfacción de los intereses y deseos de otras personas o de sí mismo, a cambio de una remuneración económica u otro tipo de beneficio o regalía”.
Según un estudio realizado por la OIT en 2004, en Chile existen más de tres mil 700 niños, niñas y adolescentes sometidos a la explotación sexual comercial. En promedio, tienen 13.5 años; en un 80% son niñas, y un 68% vive con su familia.
Otra investigación realizada por Opción en 2007, plantea que la edad de inicio de las niñas en el comercio sexual es entre los 10 y los 12 años, y entre 13 y los 15 años, para los niños.
Un dato revelador del estudio hecho por Opción, es que 53% de las víctimas que atiende la institución vive con al menos uno de sus padres, por lo general, la madre. Otro 17% vive con ambos padres.
Se trata de niños, niñas y adolescentes a los que, por distintas razones, la familia no ha podido proteger. Entre las más obvias y evidentes, están la pobreza, la baja escolarización e historia de explotación sexual en la familia.
Por lo tanto, el Estado tiene una responsabilidad obvia en proveer los instrumentos que permitan proteger los derechos de los niños en riesgo de ser explotados sexualmente, incluyendo la satisfacción de derechos básicos como la educación.
Sin embargo, nos parece que un paso previo y fundamental es que cada uno de nosotros abra los ojos y mire a estas niñas y niños y adolescentes. Si son explotados, es porque existe una demanda. Adultos, padres de familias normales y estables, que compran sus servicios sexuales, amparados en nuestra indiferencia o ingenuidad colectiva.
Aprovechemos la oportunidad que existe un día marcado en el calendario para pensar en ellos. Propongámonos terminar con esta violación a derechos humanos que ocurre diariamente frente a nuestras narices. ¿Podremos contar una historia distinta el próximo año?
* Encargada de Comunicaciones Corporación OPCIÓN.