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Opinión

27 de Noviembre de 2010

“El conflicto marítimo es una estupidez obsoleta”

Macarena Gallo
Macarena Gallo
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El escritor peruano Alonso Cueto (1954) estuvo en la Feria del Libro de Santiago presentando su última novela “La Venganza del silencio”, que mezcla el drama familiar y psicológico con la novela policial. Con The Clinic habló de este libro, y de la familia y la figura del padre en el mundo moderno.

“La venganza del silencio” narra la historia de Antonio, el inútil de una familia aristocrática del Perú, que descubre que su tío le pone los cuernos a su esposa con la hija de su chofer. Y comienza a espiarlo y seguirlo a todas partes. Hasta que un día su tío aparece muerto con un disparo en el corazón, en la misma calle donde se juntaba con su amante y donde el mismo lo espiaba. Antonio se obsesiona con saber quién lo mató y empieza a investigar los últimos días de su tío.

En “Pálido al cielo”, otro de tus cuentos, el protagonista es similar: tímido, romántico, iluso y detective problematizado. ¿Por qué recurres nuevamente a este tipo de personajes?
-Todos los seres humanos tenemos un instinto por conocer y descubrir la verdad sobre quiénes somos, quién es nuestra familia, quiénes son las personas que realmente queremos o las que tenemos cerca. Es una curiosidad innata que todos tenemos. Entonces, todos somos detectives, policías, investigadores, que buscan la verdad detrás de las apariencias, las máscaras y las falsificaciones normales en la vida cotidiana. Me interesan los personajes tímidos, inseguros, vacilantes, los personajes que dudan, más que los seguros y ganadores, porque son capaces de las más grandes hazañas.

¿Sí?
-Los tímidos son capaces de hacer las cosas más extremas, cosas que a lo mejor no haría un tipo lleno de confianza y coraje. Yo soy recontra tímido, pero creo que la lucha contra la timidez es un estímulo para lograr y realizar cosas que una persona segura no podría hacer. La timidez te hace ser consciente de ti mismo y te hace entrar en el mundo de los demás. Los tímidos, por lo general, son personas muy sensibles y muy perceptivas, con un mundo interior más fuerte, más vasto que otra persona llena de confianza y diciendo cosas que no tienen mayor sinceridad frente a los demás. Los tímidos viven la vida más intensa, más variada, más violenta, más extremamente. Un tímido puede llevar al crimen más extremo. Por eso hay que tener cuidado con ellos.

LA FAMILIA COMO RELIGIÓN

En esta nueva novela, el protagonista está obsesionado con Kim Novak, la protagonista de “Vértigo” de Hitchcock. En otras entrevistas, has mencionado la fuerte influencia de este cineasta en tus novelas.
-El amor, como no sea su versión edulcorada, es inseparable del terror. Ambos van juntos. Porque no hay nada más aterrorizante que enamorarse. Cuando uno se enamora, cuando el bienestar de uno depende de otro, está en una situación muy difícil, porque tu felicidad, tu armonía, tu bienestar, están en manos de otra persona. Y eso no tiene control. Y Hitchcock descubrió esto, las historias de amor suyas son inseparables de sus historias de terror, como en “Vértigo” o “Sospecha”. El miedo a entregarle el corazón al otro es una experiencia dolorosa, difícil y aterrorizante en la medida que hay amor, porque si no lo hay, no hay terror. En todo lo que he escrito me ha interesado mucho la realización del amor que conlleva también al miedo. La novela, para mí, es la historia de las falsas identidades. Todos los que parecen buenos e inocentes, en el fondo son criminales. Kim Novak aparece como una especie de mujer inocente y sensual, pero en la misma película se descubre que tenía otra vida. Y en su vida real resulta que se descubrió que era amante de Ramfis Trujillo, el hijo del dictador dominicano. Y eso desilusiona. La capacidad que tenemos para llevar dobles, triples o múltiples vidas, es tremenda.

Si bien la novela tiene muchos elementos del género policial, es también una radiografía del núcleo familiar indisoluble. Ha dicho que “la familia es la última gran religión de nuestro tiempo, una organización hecha de un pacto muy profundo, que obliga a sus miembros a alianzas marcadas por el origen común”.
-Para poder mantener una armonía, las familias tienen que perdurar, tienen que omitir y ocultar sus secretos. Y eso lo hace la mayoría de las familias latinoamericanas, donde siempre tienen una caja de Pandora, que esconde los misterios, sobre todos los actos ligados a la violencia, a la crueldad, al sexo y que no deben ser revelados para no perjudicar la idea de la familia. La familia es la última religión de nuestro tiempo, porque hasta hace unos veinte años tenía una serie de rituales, de unificación, una serie de sacramentos de unión: los almuerzos, los aniversarios, los cumpleaños y eso evidentemente se transforma en una costumbre. Y eso se ha perdido en los últimos diez o quince años. Ahora estamos en un mundo donde los amigos se han vuelto más importantes que los familiares.

¿Y usted qué valor le da al concepto de familia?
-Le doy un enorme valor, pero no absoluto. En mi caso, mi familia y yo tenemos muy buena relaciones. La familia crea un lazo indestructible. Uno puede dejar de ser esposo de alguien, pero no deja de ser hijo, padre o hermano de alguien. Se crean vínculos con ciertas fortalezas, sobre todo alimentados por una cultura como la latina, donde la familia sigue siendo un escudo para la sociedad, con presencia demasiado fuerte para lo que debiera ser. La parte positiva de esa familia es que daba una fortaleza, una seguridad, pero creo que evidentemente creaba una falsificación de la realidad. Y eso no puede pasar. Y sigue pasando. Tú puedes ver la imagen de las familias, en las series de televisión. Si ves Bonanza, la familia tenía una visión positiva, y si luego ves una serie de los últimos 10 ó 20 años, como Seinfeld, los familiares aparecen como unas arpías y la imagen del padre y de la madre son muy sarcásticas. Eso no habría pasado antes. Durante un tiempo, la figura de James Dean era “bueno, James Dean enfrenta al padre”, ahora no es que nadie se enfrente al padre, sino que el padre es un tonto y se le ignora. Es un nada. Es un Homero Simpson.

UN MISMO PROYECTO

¿Qué solución plantea al conflicto marítimo chileno peruano?
-Me parece obsoleto e inexistente. No sé si habrán militares que crean que exista. O sea, Perú y Chile son parte del mismo proyecto de la Conquista. Hablamos el mismo idioma. La solución es la cultura. Si la política de algunos políticos del pasado nos ha separado, lo que nos ha unido es la cultura. Ésta es una guerra interesada, promovida por algunos políticos y militares, pero no debemos hacer caso de eso, porque esa actitud revela una concepción del mundo pequeña, mezquina y caudillesca. Es una estupidez.

LA VENGANZA DEL SILENCIO
Alonso Cueto
Planeta, 2010, 319 páginas.

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