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Poder

22 de Julio de 2011

La historia de la improvisación detrás de la caída de Echeverría

El lunes en la mañana el presidente Piñera le informó al hasta entonces ministro de Planificación, Felipe Kast, que en menos de una hora sería reemplazado en la cartera por Joaquín Lavín. Como consuelo, el presidente le ofreció ocupar el Ministerio de Energía, que a partir de entonces volvería a ser una cartera independiente de […]

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El lunes en la mañana el presidente Piñera le informó al hasta entonces ministro de Planificación, Felipe Kast, que en menos de una hora sería reemplazado en la cartera por Joaquín Lavín. Como consuelo, el presidente le ofreció ocupar el Ministerio de Energía, que a partir de entonces volvería a ser una cartera independiente de Mineria.

Kast, sentido por no haber sido informado antes de su salida, rechazó la oferta y generó un nuevo problema para el mandatario y su equipo, que en ese momento se apuraban por cerrar definitivamente los cambios de gabinete que deberían presentar pocas horas más adelante.

Fue por esto, y porque desde ese día quedaba cesante, que se optó por ofrecer la cartera a la ex vocera de Gobierno, Ena von Baer. Pero la ex panelista de televisión también rechazó la oferta: sus ojos estaban puestos en el senado desde que perdiera la elección por la Araucanía Sur en el 2009 y la salida de Pablo Longueira y Andrés Chadwick abría la posibilidad de colarse en la Cámara Alta.

Los minutos pasaban y la hora del cambio de gabinete, inicialmente programado para las 12.30 del día, estaba cada vez más cerca.

Así, el presidente y su equipo optaron por buscar en sus libretas el nombre de algún profesional del campo que pudiera ocupar el cargo. Las llamadas no tuvieron éxito y Piñera comenzaba a desesperarse.

Sin embargo, tenía una carta debajo de la manga: desde el inicio de su gestión en la Intendencia de la Región Metropolitana, Fernando Echeverría, había sido cuestionado por su flojo desempeño, afectando incluso la imagen de Piñera en Santiago según las encuestas que manejan en La Moneda.

La llamada fue bajo presión: faltaba menos de media hora para promulgar el decreto que establecía el cambio y Piñera le consultó a Echeverría, con quien tiene una estrecha relación, si deseaba ocupar la cartera de Energía.

El intendente -y accionista de la constructora Echeverría e Izquierdo- no lo dudó. Su nombre cerró el decreto a pocos minutos de que el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, leyera los nuevos nombramientos.

Dos días después, las consecuencias del improvisado nombramiento despertaron las alarmas en La Moneda: el miércoles en la noche se comenzó a hablar en las redes sociales de un eventual conflicto de interés entre el ingeniero y la cartera. “¿Alguien sabe qué va a hacer el Ministro Echeverría con los contratos que tiene su empresa con ENAP?”, cuestionó el miércoles en la noche el analista político Patricio Navia desde su cuenta de Twitter.

El mensaje, respondido por algunos con bromas al estilo de “¿renovarlos?”, generó una emergencia en el segundo piso de La Moneda, donde se decidió actuar pronto para controlar los daños y evitar que la crisis escalara y el tema se instalara desde los medios de comunicación hacia el Gobierno y no en el sentido contrario.

De hecho, ayer la revista The Clinic también había publicado otros conflictos de interés que tenía el ahora ex ministro y ex intendente.

Así las cosas, se decidió citar al ministro para el jueves a La Moneda, donde tuvo dos reuniones con Piñera.

Dentro de las atribuciones del Ministro de Energía está presidir el directorio de la Empresa Nacional de Petróleo con la que una de las filiales de la constructora Echeverría Izquierdo mantiene una abultada deuda por un trabajo realizado en el 2009.

La segunda reunión con Piñera, a eso de las seis de la tarde, selló definitivamente el destino del constructor: la única salida posible era su renuncia, la que se acordó sería definida comunicacionalmente como un acto de buena fe y de probidad al reconocer lo que el definió como un sorpresivo conflicto de interés.

Cuentas del pasado
“Tenemos un Gobierno incapaz, un Gobierno que improvisa, que no tiene carta de navegación y que cuando hace las cosas, finalmente la hace mal”, afirmó Hernán Larraín, senador y esposo de la cuestionada ex ministra de Vivienda, Magdalena Matte, el 10 de marzo de 2007, cuando era timonel de la UDI y el Michelle Bachelet cumplía un año en La Moneda.

Hoy, sus dichos parecen encajar perfectamente con la situación que vive el que fuera anunciado como el Gobierno de los mejores y que poco a poco se hunde en una crisis política y -especialmente- de credibilidad.

La respuesta -pedida a gritos desde dentro y fuera del Gobierno- fue el anunciado enroque ministerial del lunes con el que el mandatario buscó parchar su Gobierno.

Pero no logró controlar los daños y la crisis política escaló este jueves con la renuncia de Echeverría.

Su abrupta salida del Gobierno dejó en claro algo que venía sonando desde el mismo día del cambio de gabinete: a pesar de lo anunciada, la reforma se hizo sin analizar todos los frentes -políticos y técnicos- que podría abrir para La Moneda.

Si uno de los motivos de la salida de Joaquín Lavín del Ministerio de Educación fue precisamente que para el ex candidato presidencial era imposible mantenerse a cargo de la cartera debido a sus vínculos con la Universidad del Desarrollo, lo lógico era que los encargados de coordinar la transición entre ministros revisaran los antecedentes de los candidatos para evitar reveses como el que hoy pone en tela de juicio la remodelación del Gobierno.

El plato servido
En tanto, las reacciones del mundo político no se hicieron esperar. Tras años de ser acusados de improvisar como Gobierno, en la Concertación había cuentas pendientes que cobrar a quienes se vendieron durante su campaña como la nueva forma de hacer política.

“Lo que me queda claro de este Gobierno son los conflictos de interés. Esto no hace más que desacreditar a este gobierno, que no ha logrado armar un equipo respetable y creíble, sino que lamentablemente cada tanto nos vemos cruzados con inexperiencia política o conflictos de interés”, dijo la senadora Isabel Allende, miembro de la comisión de Energía de la Cámara Alta.

“Desde que partió el gobierno ha habido varias denuncias y hubo varias renuncias justmanete porque los antecedetes demostraban que esa persona o tenía un tema vinculado con derechos humanos o tenía conflictos de interés. Otra cosa es con guitarra… Esto francamente es casi un chiste”, agregó Allende.

Por su parte, el Senador Ricardo Lagos Weber aprovechó la oportunidad para repasar a los ministros que aún tienen esqueletos en el clóset. Esto “amerita que se vuelvan a estudiar todos los conflicto de intereses en el gobierno entre los que se encuentran el de los ministros Lavín y Larroulet por el caso de la participación en una Universidad privada”, señaló el parlamentario.

Por último, el presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker dijo que el paso fugaz de Echeverría por el ministerio le parecía “un espectáculo bochornoso que un país serio como Chile no se merece”.

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