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Mundo

27 de Julio de 2011

Rápido y Furioso, un plan que resultó fatal

Phoenix, Arizona. Llegaron de todo el país los agentes del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) para participar en un atrevido esfuerzo por detener el flujo de armas de EU a los cárteles mexicanos de la droga. El operativo se bautizó como Rápido y Furioso, por una conocida serie de películas. […]

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Phoenix, Arizona. Llegaron de todo el país los agentes del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) para participar en un atrevido esfuerzo por detener el flujo de armas de EU a los cárteles mexicanos de la droga. El operativo se bautizó como Rápido y Furioso, por una conocida serie de películas.

John Dodson, aguardaba dentro de un Chevy Impala junto con Olindo Casa, observaron cómo un sospechoso de tráfico de armas adquiría 10 rifles semiautomáticos y lo siguieron a la casa de otro presunto traficante. Su entrenamiento les decía que debían confiscar las armas. Los agentes llamaron a sus jefes para pedir autorización de arrestarlo y la sorpresiva respuesta llegó: “Dejen que las armas se vayan”.

Era parte de una ambiciosa nueva estrategia que permitiría a los agentes de Rápido y Furioso seguir la trayectoria de las armas, de compradores ilegales conocidos como compradores de paja, a través de intermediarios, hasta llegar a la jerarquía del poderoso Cártel de Sinaloa.

A los agentes del ATF no les agrada que las armas se les escurran. Sin embargo, siguió ocurriendo día tras día, mes tras mes, durante más de un año.

Un año después ocurrió lo peor. Un agente de la Patrulla Fronteriza murió en un incidente en el que armas de Rápido y Furioso fueron encontradas en el sitio. Posteriormente se reveló que la operación había permitido que más de 2,000 armas llegaran a las calles de México. Fue la peor debacle del ATF desde la fatal confrontación de Waco, Texas, en 1993.

La controversia ató de manos a Rápido y Furioso, una operación que según altos mandos del ATF prometía ser la mejor de su historia. “Nunca habíamos logrado llegar a niveles tan altos del Cártel de Sinaloa, que es el más poderoso del mundo. Es muy injusto que nos hayan cortado”, dijo uno de los comandantes en forma anónima.

Rápido y Furioso empezó con la estrategia de buscar, identificar y eliminar los grandes canales de distribución. La idea era derribar la red, no sólo los que estaban abajo en el escalafón.

En noviembre del 2009, el ATF supo que el asunto era serio. Los agentes detectaron que un solo comprador de paja adquirió 34 rifles y al mes siguiente compró otros 212. Pero la orden era no detenerlo, lo que enfureció a Dodson y Casa, cuyo escepticismo contagió a otros agentes y la moral dentro de ATF Phoenix se deterioró. Muy pronto resultó evidente que a ATF Phoenix y a los agentes ubicados en México, responsables de seguir la pista, el asunto se les salió de las manos.

Los responsables de ATF México, Darren Gil y Carlos Canino, enviaron señales de alarma a Phoenix ante el preocupante incremento de las armas vinculadas con Rápido y Furioso que se encontraban en sitios de masacres en todo México. Era claro que la operación había fracasado.

Fuente: ElEconomista.com.mx

 

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