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Nacional

23 de Agosto de 2011

Las duras críticas de la Confech al rol de Jaime Gajardo

Miembro de la comisión política del PC y de la cúpula de la CUT, el presidente del Colegio de Profesores es por lejos el representante más resistido y criticado dentro de los sectores movilizados por la Educación. Las bases universitarias y las asambleas de escolares pidieron más distancia de los voceros con su figura y algunos hasta evitan aparecer en la prensa a su lado. La inclusión del Magisterio en el movimiento no es el problema.

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Super-Gajardo

La filtración de la penúltima acta de la Confech, realizada el sábado 13 de agosto en la facultad de Educación de la Universidad de Concepción, reveló un rumor que hace rato se escuchaba en los rincones del movimiento universitario: que la figura del presidente del Magisterio, Jaime Gajardo, no es bienvenida y causa más rechazo que pulgares arriba entre la ciudadanía que apoya las demandas estudiantiles. Tanto así que el tema se incluyó en la tabla y se debatió entre los presentes, junto a la puesta a disposición del cargo de vocero de Giorgio Jackson, presidente de la FeUC.

“Debemos decidir también respecto a Gajardo, en conformidad con las irregularidades que ha habido con su vocería. Plantea que este plenario defina que Gajardo no se manifestará con los voceros del Confech”, dice la Universidad de la Frontera, abriendo el debate en esa jornada.

Más abajo aparece la Universidad Técnica Federico Santa María de Viña del Mar pidiendo aplicarle un veto al representante de los maestros y otras, como la Universidad Católica del Maule (Sede Talca), piden más lejanía con el dirigente gremial y que se limite a hablar a nombre del Magisterio.

Al terminar, la Femae también opinó al respecto, incluso cuando ya había terminado ese debate. “Debemos sacar las figuras negativas dentro del ámbito educacional. Se puede mandatar a la mesa ejecutiva de no sentarse con Gajardo en las conferencias de prensa”, dice parte de su intervención.

Finalmente, las federaciones determinaron que el tema lo resolvieran los mismos profesores, mientras la Fech, con Camila Vallejo a la cabeza, fue la única federación que lo defendió a rajatabla. Primero diciendo que “los medios intentaban manchar su imagen” y después proponiendo que el tema se solucionara vía mesa bilateral con el Colegio de Profesores, la cual no se habría concretado.

La semana pasada, posterior a la Confech de Concepción, el presidente del Magisterio siguió apareciendo en las conferencias de prensa del movimiento educacional, luego marchó bajo la lluvia en “la marcha de los paraguas” y el domingo apareció igual en el escenario del “Domingo Familiar por la Educación” en el Parque O’Higgins. Las críticas, sin embargo, quedaron registradas y se divulgaron cuando apareció el acta en los medios.

Poco carisma

Si bien la crítica hacia las “prácticas sionistas” ordenadas por Hinzpeter para reprimir a los estudiantes en las marchas fue la gota que rebalsó el vaso, la figura de Gajardo ha sido resistida desde hace años. Presidente desde 2007 del Magisterio, el hombre del bigote es también miembro de la comisión política del PC y se desempeña como secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores.

Desde este óptica, alguno miembros de la Confech no quieren exhibirse junto a él e incluso se restan de aparecer a su lado en las pautas de prensa. Los escolares, si bien no han hecho críticas públicas hacia él, no están contentos con su comportamiento en las vocerías y creen que más que un aporte le hace daño al movimiento.

“A veces habla en nombre de nosotros y la verdad es que a nosotros nos molesta mucho. Tiene la manía de querer aparecer en todas partes hablando y eso a la mayoría de los sectores, los que no son del PC, les molesta”, dice un representante de los secundarios. De hecho, en algunas asambleas nacionales también se ha tratado el tema y en una de las últimas se acordó tener una reunión con él para hacerle ver lo que a los pingüinos no les gusta de sus intervenciones.

En la Confech, como quedó claro en la discusión del pleno en Concepción, algunos de sus miembros critican a los universitarios comunistas que lo blindan, aunque tal como los secundarios, reconocen que no es un problema con el Colegio de Profesores, sino que con el propio Gajardo y su manera de abordar los micrófonos.

“Nosotros no podemos descartar a nadie, menos al Colegio de Profesores, que es un actor importantísimo en este movimiento. Ahora, respecto a la imagen específica de Gajardo, lamentablemente él ha tenido muchos dichos a través de la prensa que no representan nuestra demanda. Ha cometido varios errores mediáticos y eso claramente no nos gusta”, dice Patricio Arauco, vicepresidente de la Federación de la Universidad Arturo Prat.

Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago y compañero de partido de Gajardo, Camilo Ballesteros, dice que finalmente lo acordado es dejar claro que ellos no son voceros de los profesores ni ellos de los estudiantes y se seguirá trabajando con todos en esa línea.

“Esto era sólo de estudiantes y cuando se suman los profes, ya hablamos de un movimiento educacional. En ese sentido el Colegio de Profesores ha jugado un rol bastante importante. También, quizás, por distintos motivos y errores que no hay por qué desconocerlos, ha sido la imagen que el gobierno y algunos sectores de derecha le han dado para desprestigiar más y hacerle daño al movimiento. Pero el Magisterio juega un papel importante y seguirá haciéndolo”, dice.

Evalación docente

El tema, sin embargo, se sigue discutiendo en las bases de ambos sectores -universitario y escolar- ya que no sienten en la figura de Gajardo a un actor representativo del movimiento. De hecho, al poco andar recuerdan que el primer día de los cacerolazos, las declaraciones de Gajardo sobre “las prácticas represivas de Israel” casi desvían el foco de atención.

Al día siguiente el propio Hinzpeter lo acusó de faltarle el respeto a él y su familia con sus dichos. Luego el ministro de Educación, Felipe Bulnes, lo emplazó en el programa Tolerancia Cero y lo responsabilizó de la pérdida del año escolar y de alimentar la intransigencia del movimiento. Ahí fue cuando varios personeros aprovecharon, además, en entrampar negociaciones de tipo gremial como la de la deuda histórica y la Evaluación Docente.

De hecho, en marzo de este año el presidente del Magisterio acusó al Mineduc de tergiversar datos tras la publicación de los resultados de la última de estas pruebas. En esa oportunidad Gajardo explicó que el tema no pasaba porque los profesores estuvieran en contra del examen, sino que a este debían introducirle mejoras ya que actualmente lo único que hace es “cimentar las bases para el despido de los colegas”.

Los mismos estudiantes reconocen en este un problema mayor con el hombre del bigote. “Todo el mundo sabe que mejorar la educación y hacerla de mejor calidad incluye una evaluación a los que la entregan. Eso es básico. Por eso los mismos profesores no se sienten representados por él, y fuera de que sea o no representativo del movimiento, no nos gusta que hable en nombre de nosotros cuando muchas veces pensamos distinto”, dice un miembro de la mesa ejecutiva de la Confech.

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