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Opinión

1 de Septiembre de 2011

El caradurismo de Golborne

El nivel de caradurismo del ministro Golborne no tiene límites. El sábado recién pasado, una nota aparecida en la página A17 del diario El Mercurio bajo el título “El ministro Golborne revela su plan de infraestructura cultural”, pretende hacemos creer, primero, que él tiene o que le pertenece algún plan relacionado con cultura y, luego, […]

Pablo Dittborn
Pablo Dittborn
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El nivel de caradurismo del ministro Golborne no tiene límites. El sábado recién pasado, una nota aparecida en la página A17 del diario El Mercurio bajo el título “El ministro Golborne revela su plan de infraestructura cultural”, pretende hacemos creer, primero, que él tiene o que le pertenece algún plan relacionado con cultura y, luego, que estas decisiones son méritos, propuestas o ideas surgidas de su cartera. Nada más lejos de la realidad.

Todos los proyectos mencionados en la nota, como son las iglesias de Tarapacá, el parque cultural de Valparaíso, la sala para 2000 personas del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) y los teatros de La Serena y Rancagua (olvidó o no le soplaron que también el programa del CNCA incluye al teatro regional del Bío-Bío), han sido elaborados y presentados al Presidente de la República por el CNCA, que preside el ministro Cruz-Coke.

Podemos entender que a falta de accidentes dramáticos que generen cobertura mediática y que luego de haber sido afectado por un enroque ministerial, sienta la necesidad de continuar apareciendo en los medios de manera grosera con el objeto de mantenerse como carta presidencial, pero vestirse con ropas ajenas y que para colmo no le quedan bien, es realmente una frescura sin nombre.

Su barata referencia al edificio que actualmente cobija al GAM, como el lugar donde funcionaba el casino de la UNCTAD III, denota la falta de reconocimiento de que la democracia y los gobiernos de la Concertación le limpiaron la cara a un edificio que albergó lo peor de la historia reciente de nuestro país.

Su pasión por la cultura nos resulta realmente sorprendente, ya que, cuando se desempeñó como uno de los más altos ejecutivos del grupo Cencosud -propietario de varios centros comerciales- jamás tuvo ninguna consideración especial para espacios dedicados a actividades relacionadas con las industrias culturales, ya sea librerías o bibliotecas, como sí lo han hecho otros centros comerciales.

El haber tocado la guitarra en asados o fiestas familiares no lo convierte en una persona cercana o con sensibilidades culturales y, si las tuviera, no necesitaría sacarle la ropa a otros. Lo menos que podría haber hecho es pedirla prestada; pero salir a tirar pinta con lo que no le corresponde es propio de un chanta.

A lo mejor es bueno que lo haga, ya que así nos iremos dando cuenta de quién es realmente este pájaro oportunista y trepador. Su labor en todo esto es solo la ejecución y, para que quede claro, la idea, la propuesta, la obtención de recursos y la presentación ante el Presidente de la República y su aprobación corresponden al CNCA, en donde no tiene pito que tocar.

Estemos atentos porque el día de mañana aparecerá como el gestor principal en la construcción de escuelas, hospitales, regimientos y embajadas, por lo que le arrebatará cualquier rol a los ministros de Educación, Salud, Defensa y Relaciones Exteriores, por nombrar solo algunas de sus posibles aspiraciones.

Para terminar, una recomendación señor ministro, dedíquese a trabajar en lo que es genuinamente su pega, elabore los pliegos de licitación de manera correcta y cuidando los intereses del Estado. Estudie los detalles técnicos para que nada de esto se caiga ni se llueva y no intente llevarse los laureles con el trabajo de otros. Las inversiones en cultura no las resuelve Ud. ni le corresponden los méritos de esta. En todo caso, me merece mucho más respeto el trabajo que desarrollarán los obreros de la construcción, calculistas, constructores, arquitectos e ingenieros que el suyo.

Si volvemos a construir estadios de futbol espero no verlo pidiendo que adicionalmente lo dejen patear los penales, sacar los laterales ni tirar los tiros de esquina. Cada uno a lo suyo y basta de chantadas.

* Pablo Dittborn es Consejero del CNCA y Gerente General de The Clinic

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