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Nacional

14 de Octubre de 2011

¿Quién mató a Rodrigo?

Un informe forense de la Universidad de Chile descarta de plano que Rodrigo Anfruns haya muerto el día que se perdió y afirma que una exhumación del cuerpo podría entregar más antecedentes sobre la forma en que se produjo el deceso.

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Por Soledad Pino
Mantenerse erguida, sostener la mirada, no dejar que aflore esa pena que la acompaña hace 32 años. Así procuró estar la madre de Rodrigo Anfruns Papi –Paola- mientras leía el informe de 37 páginas que elaboró el Departamento de Medicina Forense de la Universidad de Chile. El documento confirmaba lo que ella y su familia saben hacen mucho: La versión de la Justicia sobre la muerte de su hijo es falsa.

El documento, elaborado por un equipo forense que encabeza la médico legista Carmen Cerda, le ha devuelto la esperanza a Paola Papi de que la investigación por el secuestro y la muerte de su hijo de seis años en junio de 1979, tome un curso nuevo y se asome siquiera un poco a la verdad. El informe es tan detallado y concluyente que debería reactivar el caso, que el año pasado fue cerrado por tercera vez por el juez a cargo, el ministro Manuel Valderrama. Valderrama esa vez dijo no haber encontrado nuevos antecedentes que ameritaran seguir indagando e incluso más: aseguró que la versión oficial se confirmaba. Pero la Corte de Apelaciones opinó distinto y, junto con ordenarle que reabriera la investigación, pidió a la Universidad de Chile estudiar todos los informes legistas que se han acumulado y emitir su opinión técnica.

EL INFORME
Rodrigo Anfruns desapareció el 3 de julio de 1979 desde el jardín de la casa de su abuela materna, Guillermina Stange. Tras estar 12 días desaparecido, su cuerpo fue hallado en un sitio baldío, contiguo a la casa, un lugar donde había sido buscado hasta con perros. El mismo día, el ministro de Interior del gobierno militar, Sergio Fernández Fernández, junto al director de la Policía de Investigaciones, Ernesto Baeza Michelsen, aseguraron (sin mediar investigación) que el autor del crimen había sido P.P.V., un menor con escasez de recursos de todo tipo, a quien la policía encontró jugando en la calle y -justo- resultó ser el asesino de Rodrigo. Él mismo, dijeron, había confesado.

El informe de la doctora Cerda -con respaldo del doctor Luis Ciocca, director del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Chile- echa por tierra toda esa historia. Afirma que, según las fotos que hay del cadáver en el sitio del suceso y los informes de 1979, “es razonable descartar una data de muerte de 11 días”. Sus estimaciones dicen que el menor falleció entre dos y tres días antes de ser encontrado. Ni uno más.

Las llamadas livideces (coagulación de la sangre al cese de la vida), dice el informe, demuestran también que el niño fue cambiado de posición post mortem, en al menos dos ocasiones. Según Cerda, las livideces muestran que el niño murió con ropa. Pero Rodrigo fue encontrado desnudo, lo que evidenciaría según el informe, la intervención de terceras personas.
La ausencia de insectos y larvas, agrega el documento, también indican que el cadáver no estuvo siquiera 12 horas donde fue hallado. De esto hay testigos, como el ex carabinero Jorge Rodríguez, que aseguró en el 2003, haber visto como depositaron el cuerpo del niño en el terreno baldío donde fue hallado.

“¿Con quién o quiénes habrá estado entonces mi niño durante más de una semana?”, se ha vuelto a preguntar Paola Papi. La data de muerte de 11 días que en 1979 aseguró el ginecólogo del Hospital Militar, José Luis Vásquez, que compartía su jornada en el Médico Legal, dio sustento a la versión oficial que el juez Ricardo Galvez entonces sentó como verdad absoluta.

El gran fundamento de la data de muerte de 11 días, fue que en el estómago de Rodrigo había restos de carnes y papas, lo mismo que la abuela le había dado de almorzar antes de que desapareciera. Lo curioso fue que dos días antes de que apareciera el niño muerto, el sicólogo Hernán Tuane Scaff, llamó a la abuela de Rodrigo para preguntarle: ‘¿Qué fue lo último que dio de comer a su nieto?’. Curiosa pregunta que la mujer jamás olvidó.

La doctora Cerda explica que la descripción del contenido del estómago fue muy detallada por el doctor Vásquez; habló de contenido, formas y texturas. “Eso habría sido imposible de hacer, y es contradictorio, con un estado de putrefacción avanzado”.

El informe asevera: “El hecho de que el estómago del niño haya tenido papas, carnes y verduras al momento de la autopsia, no quiere decir que hayan sido las mismas papas, carnes y verduras que comió antes de desaparecer… El contenido gástrico no se utiliza como indicador de data de muerte”.

Paola Papi espera que el informe de la doctora Cerda sea leído en el tribunal, porque proporciona antecedentes nuevos, como que el análisis químico realizado al cadáver del niño arrojó una alcoholemia de 0,00%, que refuerza una muerte cercana a dos días porque al tercero de deceso el cuerpo comienza a producir alcohol endógeno por la descomposición.

Pero quizá lo más novedoso del informe es que se plantea que una exhumación del cadáver podría aportar luces a la investigación. Las estructuras óseas podrían ayudar, señala la doctora Cerda, a definir mejor la causa de muerte porque no habría claridad incluso de que haya sido por asfixia. El informe no descarta un TEC y reafirma que Rodrigo fue agredido mientras estuvo secuestrado: confirman la presencia de lesiones “hechas en vida al menor y por un instrumento”.

Paola Papi y su madre siguen esperando que llegue su hora de la verdad. En tanto, el abogado que las representa, Roberto Celedón, se prepara para presentar en los próximos días querellas con nombre y apellido contra quienes hayan actuado como autores o encubridores de la muerte de Anfruns.

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