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Mundo

2 de Noviembre de 2011

El libro que enseña a las argentinas a abortar

“Porque soy muy chica, quiero seguir estudiando”, “Planeaba tenerlo pero me separé”, “Porque falló el anticonceptivo”, “Porque no puedo mantener otro hijo”, “Porque quiero”. Esas fueron algunas de las razones manifestadas por un grupo de mujeres que decidió practicarse un aborto en algún momento de su vida. Sus testimonios están recopilados en el manual “Todo […]

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“Porque soy muy chica, quiero seguir estudiando”, “Planeaba tenerlo pero me separé”, “Porque falló el anticonceptivo”, “Porque no puedo mantener otro hijo”, “Porque quiero”. Esas fueron algunas de las razones manifestadas por un grupo de mujeres que decidió practicarse un aborto en algún momento de su vida. Sus testimonios están recopilados en el manual “Todo lo que querés saber sobre cómo hacerse un aborto con pastillas”, el libro Argentino que, después de lanzarse en internet con más de 100.000 visitas, se ha convertido en un best seller con su edición impresa.

Se trata del trabajo del grupo “Lesbianas y Feministas por la descriminalización del aborto”, un colectivo que atiende un promedio de 400 llamados al mes desde su línea telefónica “Más información, menos riesgos”, autogestionada hace dos años.

Según cuentan, el propósito es instruir con todas las precauciones e información necesaria a mujeres que han decidido practicarse un aborto con misoprostol, una pastilla para las úlceras.

La publicación de 144 páginas incluye desde cómo conseguir y administrar el medicamento, o qué es necesario prever antes y después de suministrarlo, hasta los contactos de varias instituciones de derechos humanos u organismos gubernamentales argentinos a los cuales las mujeres pueden recurrir en caso de negligencias médicas, maltrato o complicaciones en el procedimiento.

Motivadas por la rápida saturación del teléfono, este año recopilaron toda esa información y crearon Editorial el Colectivo para lanzar la publicació el libro, que mezcla los datos científicos más actualizados con las experiencias de algunas mujeres que llamaron a la línea durante un año.

Se trata de información confiable y detallada, paso a paso, con las recomendaciones formales de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la Flasog (Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología), adaptada para ser fácilmente compresible por cualquier mujer, de cualquier edad y nivel educacional.

El tema lleva un tiempo instalándose en Argentina y a pesar de que el aborto no es legal en ese país, la atención post aborto está garantizada por el Estado y la información sobre alternativas que existen para practicarlo de forma segura se considera un derecho de las mujeres; los médicos están obligados a entregarla.

Cuando el colectivo presentó el libro a mediados de abril en Buenos Aires, el auditorio para 100 personas no tardó en repletarse y en poco tiempo se ha agotado el tiraje del libro que cuesta $5 pesos (600 chilenos).

El misoprostol es un medicamento utilizado para el tratamiento de úlceras, es legal, se vende con receta en farmacias y es también la forma más segura de practicarse un aborto antes de la semana 12 de embarazo. A pesar de que el medicamento está en la lista de medicinas esenciales de la OMS para uso ginecológico, es poco el conocimiento que se tiene en Latinoamérica acerca de su uso seguro.

La agrupación trabaja en respuesta a la cantidad de muertes de mujeres por abortos quirúrgicos clandestinos y con la intención de descriminalizar el aborto, quitarle la carga moral negativa e incluirlo a los métodos de anticoncepción contemplada por la ley.

Partió siendo una decena de mujeres que se auto capacitaba en distintas bibliografías e internet, hoy son formadas por una institución tan oficial como la Universidad de Buenos Aires y están en red con otros grupos feministas de Latinoamérica, entre ellos Chile, donde también se ha publicado el manual en medios online.

“Esta información no es de los médicos, tiene que estar lo más cerca de las mujeres posible”, dice la abogada Luciana Sánchez, uno de los rostros visibles del colectivo.

En Argentina se ha instalado rápidamente el tema. ¿Qué diferencias ves en ese sentido con Chile?

-Una diferencia que vemos con Chile es el aborto entra en un tema de valores. Cuando acá se quiso tratar de ese modo, las mujeres salieron a decir que esto es un tema de justicia social no de valores. Las mujeres están abortando, no le están pidiendo permiso a nadie para hacerlo y hay un tema social de que la mucama aborta con sonda y la patrona aborta regia en una clínica.

¿Hubo grupos conservadores reticentes a la difusión del libro? ¿Cómo lidian con eso?
– Bueno, estamos conectadas con la línea telefónica en Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela y nos pusimos Red Reas (Red de experiencias autónomas de aborto seguro) porque todo el mundo nos decía que íbamos a ir presas. Pero, en general, en Argentina la Iglesia tiene el lugar que le corresponde. Existe pero no nos hacemos cargo de ese interlocutor, no lo validamos como institución. A las mujeres nos rigen las mismas leyes que los varones  ¿Por qué nosotros tendríamos que discutir con la iglesia y ellos con el ministerio del trabajo?

¿Cómo funciona la línea telefónica?

-Tenemos un número al que nos pueden llamar o pedir que les devolvamos la llamada. Nos auto capacitamos y ahora hicimos un convenio con la UBA para capacitar a estudiantes en práctica que quieran atender el teléfono con nosotras. Con todas las compañeras de las otras líneas de Latinoamérica intercambiamos información y tenemos encuentros regionales donde expertos nos actualizan siempre. El manual lo hicimos porque sabemos que nosotras tenemos una información privilegiada y hacerla pública contribuye a la democratización. Es una discusión muy diferente la que proponemos porque empezamos desde la lógica de que las mujeres ya están abortando, queremos evitar el aborto inseguro.

¿Qué tiene que ocurrir para que la discusión avance en instancias formales?
– Para nosotras es muy importante el contexto político. La legalización no se va a dar en cualquiera. Acá el Estado no solo no refuerza a la iglesia sino que la enjuicia por delitos de lesa humanidad. La discusión tiene que ser desde la política, no desde la moral. El misopostrol tiene un montón de usos y salva la vida de las mujeres, hay que plantearlo desde los derechos humanos, no desde la prohibición. Si ustedes se plantan desde las leyes de Pinochet ya perdieron.

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