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Opinión

16 de Mayo de 2012

Camila Vallejo: “Tuvimos durante mucho tiempo una cultura caracterizada por la homofobia”

De su partido, de los homosexuales, de la discriminación, del movimiento estudiantil, de la opción de Bachelet para el 2013-y su negativa a apoyarla-, de la falta de una cordinadora política que una distintos sectores sociales y sea una alternativa política. De eso, de la vez que la insultaron en una terminal de micros, de sus muelas y otras cosas habla la ex presidenta de la Fech y líder estudiantil.

R. Ahumada y M. Devia
R. Ahumada y M. Devia
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Camila Vallejo pensó que iba a tener un año más tranquilo, pero no. Llega corriendo a la entrevista y se va corriendo cuando termina. Entre medio, el humorista Ricardo Meruane pasó a la Fech a preguntar por ella. Se impuso dos días a la semana para terminar en su tesis, pero no ha avanzado mucho. Tiene que terminarla sí o sí este semestre, tiempo en el que además sigue siendo el referente del movimiento estudiantil que le quiere torcer la mano al gobierno y la principal carta política juvenil de la izquierda chilena.

Su tiempo lo reparte entre la Fech, la Jota, reuniones varias, la familia y algunos amigos. Volvió a la casa de sus padres después de una temporada en el centro “para ahorrar tiempo en desplazamiento” y sigue andando en metro y micro como cualquier mortal. Es la séptima figura pública con más reconocimiento según la última encuesta CEP y tiene a la derecha de rodillas respondiéndole cada vez que aparece en los medios. Y va a estar en el frente de línea este próximo lunes en la marcha en las afueras del Congreso mientras Piñera lea su tercer discurso de 21 de mayo.

-Vamos a adherir como Confech, Aces, Cones, profesores, apoderados, todos. De hecho la marcha de mañana es la previa para decir ‘queremos que el gobierno se pronuncie sobre estos temas’. Distinto es que lo hagan después- dispara luego de hablar una y otra vez de avanzar. De construir. De instalar la agenda de los movimientos sociales, de no tragarse el cuento de que las reformas educativas presentadas por el Gobierno solucionan el problema de fondo: acceso gratuito a la educación y el Estado como un garante del derecho a la educación.

Por eso la importancia de la marcha de hoy: “mientras no haya respuestas estructurales a la crisis de educación y el gobierno insista en un modelo que reproduce desigualdad, segregación, nosotros vamos a insistir en la manifestación y en poner los puntos sobre las íes”.

Esas íes parecen fáciles de entender: hay un malestar social que no está siendo atendido y, reconoce, probablemente no vaya a ser abordado por este Gobierno. Así cambie dos veces de ministro. Así presente proyectos como una reforma tributaria que ellos no pidieron porque “beneficia a los más ricos (…) y que por la vía legal hace que finalmente se genere una evasión de las grandes empresas y que la gran reforma”.

¿En resumen, qué es lo que lograron ustedes? Bajaron el interés del 6% al 2% en los créditos, sacaron a la banca.
-El punto no es lo que logramos, es lo que falta, lo que hay que lograr.

Lo planteaste: la gratuidad.
– Yo creo que más que argumentar que es viable económicamente porque nadie puede cuestionar que existen los recursos para financiar la educación. Basta con ver las utilidades declaradas de una sola empresa minera y con eso te da para financiar desde la pre básica hasta la educación superior gratuita. Pero más allá de eso, la gratuidad no es un capricho de los estudiantes. Nosotros no queremos un Estado subsidiario, queremos uno garante de derechos.
Pero no hay caso. Un año de movilizaciones con un amplio respaldo ciudadano no han logrado modificar el fondo del sistema y las reformas emanadas desde el Mineduc o La Moneda han perfeccionado el mecanismo de la deuda y la educación como una mercancía y, dice, Harald Beyer es un defensor de esta postura.

En términos prácticos, qué les queda a los estudiantes para avanzar hacia el cumplimiento de sus demandas, sin que los proyectos del gobierno se maquillen como logros.
-A estas alturas es difícil que el gobierno vaya a ceder. Ya tocaron su piso mínimo de votación y de eso no van a bajar, pero eso no significa que por eso nos vayamos para la casa. El movimiento social tiene que seguir insistiendo.

¿Y eso es parte de la proyección que tienen para este año?
-Es que no se puede repetir lo mismo. Nadie quiere que los estudiantes vuelvan a perder un año. No creemos en aplicar los mismos mecanismos. En el último Confech decidimos empezar a tener más iniciativa política y más interpelaciones que se puedan hacer al Parlamento y al Ejecutivo.

Esto, explica, es ir a ese espacio a enfrentar y a contraponer visiones y reabrir el debate. Y claro, ganando el debate. El debate que ellos instalaron y del que ella, obvio, se siente orgullosa:
-Yo me imagino que va a ser difícil que en las próximas elecciones los sectores políticos no se pronuncien sobre esto, pero ahí el movimiento social no puede desaparecer, no puede delegar la responsabilidad de instalar los temas.

¿Y ese hacerse cargo, implicará que algunos también se presenten como candidatos?
– Va a haber candidatos que han salido del movimiento social y estudiantil, Camilo Ballesteros es uno de muchos, tanto del PC como dirigentes independientes. Pero eso no significa que el movimiento estudiantil levante candidaturas. Que asuma quizás una posición o quiera hacer un emplazamiento en contexto electoral, puede ser, pero el movimiento no va a levantar candidaturas, ni la Confech, ni la Aces, ni la Cones.

Revolucionaria sonriente

El movimiento que llevó a Evo Morales al poder se construyó durante 15 años con un respaldo mayoritario, igual en Venezuela o en Ecuador. ¿Los movimientos sociales tienen esa base tan fuerte en Chile?
-Yo creo que no. Son procesos. Hoy día no tenemos las condiciones materiales suficientes para decir que hay un gran empoderamiento orgánico y político del mundo social para disputar el poder. No existe. El movimiento estudiantil tiene mayor nivel de organización pero tiene sus deficiencias y el movimiento sindical para qué decirlo. Si bien no hay programa desde el mundo social con una plataforma, hay luces de querer avanzar hacia una mayor soberanía económica y política. Entonces sería un error irse para la casa por la falta de una plataforma y creo que hay que avanzar en esa dirección, hay que apostar en esa dirección por responsabilidad…

¿Revolucionaria?
-Revolucionaria- Dice con su primera sonrisa.

¿Esa construcción parte por más organización dentro de los movimientos sociales o también pasa por un respaldo efectivo de la ciudadanía a esta agenda? Porque a veces parece que las demandas de los sectores sociales no tienen el mismo nivel de…
– Igual legitimación o apoyo, yo estoy de acuerdo (interrumpe). Hay sectores de conflicto donde hay movimientos sociales que están instalando temas, pero eso no significa que esos temas tengan el mismo apoyo o la base social de apoyo sea como la de otros temas más transversales. ¿Por qué existe el temor o no tienen tanta legitimidad? Porque a partir de eso muchos recuerdan las consecuencias políticas que trajo en la dictadura.

¿Tú crees que sea el temor a la dictadura o simple desinterés? Por ejemplo, si dices que se perdieron 48.000 millones de dólares en cuatro años de los fondos de pensiones de todos los chilenos, no hay manifestaciones, pareciera que a pocos les importa.
– Es que superar 20, 30 años de inmovilismo, de apatía, es difícil. No es llegar y cambiar las cosas. Chile ya hizo una ruptura, un cuestionamiento del modelo cultural en que defiendes tus derechos como consumidor y no como ciudadano.

El año pasado se habló mucho de sacar a Labbé. Incluso Giorgio Jackson dijo que había que inscribirse en Providencia para sacarlo y este fin de semana se hicieron primarias para elegir un candidato opositor único, fortalecido y van 3.600 personas…
-Muy poco….

¿No es un contrasentido que con un respaldo masivo a muchas demandas que van en contra de buena parte de lo que representa Labbé (más allá de lo que haga)?
-Sí, evidente. Y a mí me preocupan mucho las próximas elecciones con lo del voto voluntario. La gran mayoría en Chile ha tendido a perder la confianza en el proceso electoral como vía de solución. Quienes tienen la cultura del voto son quienes se ven más beneficiados, por eso yo no estoy de acuerdo con el voto voluntario, tendría que ser obligatorio.

¿Después de un año en que salen dos millones de personas a marchar, no es decepcionante que los candidatos municipales sean los mismos de siempre?
– Por eso yo creo que el movimiento tiene que decidirse a autorrepresentarse en la esfera política. Que haya dirigentes sociales, sindicales, un cambio en los ejes programáticos. Hay que superar la desconfianza en la institucionalidad para transformar a esos partidos, si no vamos a haber puesto los temas en la agenda pero quienes los van a tomar van a ser los mismos de siempre.

¿La centro derecha llamada Concertación?
– Claro, y la Concertación ya ha visto su salvavidas. A pesar de su deslegitimación, Michelle Bachelet, es un fenómeno, tiene un gran respaldo. El que la sigue está a 44 puntos porcentuales. Y yo siento que sectores por ejemplo de la DC o el PS dicen ‘Da lo mismo el 2011, estamos listos’. Y eso no puede pasar.

No te parece decepcionante que la candidata que parece con mayor aprobación en las encuestas sea alguien que ya fue presidente, que de alguna manera representa este establishment?
– No, para mi lo decepcionante es que la gente apoye un programa neoliberal. A mi me da lo mismo que sea Michelle Bachelet, no me importa la persona. Obviamente hay un liderazgo que es determinante, por eso creo que tiene mucho respaldo. Hay mucha gente que cree en la personificación. Yo creo que lo decepcionante es que se mantengan las políticas de los gobiernos de la Concertación anteriores, con Michelle Bachelet a la cabeza.

¿No te parece extraño que a pesar de esos dos millones de manifestantes al mismo tiempo en un sondeo se apoye a una persona, con mucho más de un 50%, que representa todo lo contrario?
– Es que es relativo porque quizás para la gente ella no representa lo contrario de lo que ha señalado el movimiento.

No lo sabemos
– Por eso. Nadie sabe lo que piensa. Quizás la gente la apoya porque cree que puede representar al movimiento. Lo que nosotros planteamos es que el movimiento estudiantil se traicionó el 2006, con la revolución pingüina, con Michelle Bachelet ahí. El año pasado yo estuve marchando y señoras de 40, 50 y hasta 60 años, adultos mayores, decían “bien, hay que seguir luchando, cuando vuelva Michelle estas cosas van a cambiar”.

¿Y cuál era tu reacción ahí?
Yo les decía… es que no va a cambiar jajaja. O sea, va a cambiar en la medida de que nosotros queramos que cambie. Y yo no diría que todo fue culpa de Michelle Bachelet, fue de toda la Concertación.

Ya, pero tu partido es súper ordenado. ¿Qué pasa si te dicen en algún momento ‘igual hay que apoyar a Michelle’?
– Yo confío en lo que hemos discutido, en lo que se ha señalado internamente y lo que hemos dicho públicamente. No hay diferencia en eso. Nosotros estamos por construir programas y vamos a tener un candidato presidencial propio, de la izquierda. El tema es la segunda vuelta. Ahí es cuando nos duele la guata y decimos “votamos derecha o por la otra derecha, que no es taaan terrible”. Nosotros tenemos claridad de que vamos a levantar nuestro propio candidato presidencial y queremos construir un programa con bases amplias de izquierda democrática. Esa es la apuesta.

Pero si te pidieran que la apoyaras.
– Es que nosotros vamos a llevar nuestro candidato. Si Michelle Bachelet no lleva un programa que a nosotros nos haga sentido, que sea coherente con lo que se ha venido señalando, no sólo a los comunistas sino que a todo el movimiento social, no hay que apoyar.

En tu partido se comenta que muchas veces que te sales de libreto, te han llamado la atención. ¿Es cierto que te retan de repente?
– Jajaja, no me retan. No, para nosotros ha sido muy bueno que se hayan abierto discusiones internas. O sea, por la cuestión de Corea, por ejemplo, o la cuestión de la vía armada. Lo que generó polémica al interior del partido fue eso, pero bueno, errores conceptuales que de repente uno tiene que tener ojo. Pero ha servido para generar discusiones. El partido se ha oxigenado mucho el último tiempo. Yo creo que hace un tiempo estábamos muy encerrados. Eramos los comunistas comeguaguas, los violentistas. Eso se ha derribado el último tiempo porque se ha instalado el debate abiertamente. Y es bueno que aparezca, por ejemplo, Cristián Cuevas, que es como la disidencia y que la gente dice que nadie lo quiere. La gente pensaba que éramos todos cuadrados, que todos pensábamos lo mismo, que recibíamos órdenes y nunca ha sido así.

Ahora que lo nombras, ¿se generó un debate al interior del partido por la homofobia? Lo digo por el caso de Lemebel, el mismo Rolando Jiménez que reclama haber sido expulsado del PC. ¿Cómo funciona esto ahora?
– Bueno, nosotros tuvimos durante mucho tiempo una cultura interna como comunistas caracterizada por la homofobia y el machismo evidente, lo que es un gran problema que por suerte hemos superado. Y siempre quedan resabios, pero por suerte lo hemos superado. Eso ha sido un proceso, no muy fácil, pero hoy la Jota resuelve en su último congreso apoyar la despenalización y el autocultivo de marihuana y el partido también lo hace. Entonces, son avances. Y, o sea, Cristián Cuevas, homosexual, sindicalista, comunista, que podría tener todos los prejuicios del mundo ahora es una persona sumamente respetada por su trabajo. Con la mujer todavía quedan resabios de machismo, pero ahora hay mayores niveles de participación. Falta, pero como a nivel nacional falta.

Camila ser humano

¿Oye, y ahora que no eres la cabeza visible de la Fech, te da tiempo para carretear, salir, a ver amigos?
– Sí, he tenido tiempo para ver amistades que el año pasado no vi. Y compartir y conversar con una cerveza.

¿Para leer? ¿Qué cosas has leído últimamente?
– “Podemos cambiar la educación para cambiar el mundo”, de Claudio Naranjo. Y otro que tiene un título parecido que se llama “Transformar la educación para transformar la sociedad”, de un autor ecuatoriano. Y lo otro son textos y artículos, si tampoco me da para leer mucho y es en función de la coyuntura.

¿Música, cine?
– Creo que la última vez fui con mi hermano chico, pero no recuerdo qué fui a ver. Me sacaron las muelas hace poco y ahí tuve tiempo para ver la primera temporada de Game of Thrones. Me habían dicho que era buena, entonces cómo no la iba a ver si tuve que estar en reposo como 4, 5 días. Y ahí pude leer y ver una serial. Me sacaron tres muelas del juicio.

Te digo porque antes de ser Presidenta de la Fech tenías una vida normal como la de cualquier estudiante que puede salir y dedicar el tiempo a otras cosas.
– Pero si igual tengo tiempo de hacer esas otras cosas, si no soy una anormal. Tengo tiempo de compartir con mis compañeros, con amigos, no sólo de la Jota, sino que de otras amistades, de otras colectividades. Conversar de política y no de política. Puedo compatibilizar trabajo, vida política y entretención. Y vida familiar. El año pasado fue más difícil, obviamente.

¿Has vuelto a tener amenazas?
-Sí, pero menos. Igual han llamado a mi casa. Pero si hay mucha gente ociosa y muy cobarde.

¿Te sigues manejando en micro y Metro normalmente?
– Sí. Mi madre de repente me lleva, típico que es más preocupada, ‘no quiero que andes sola’. Típico temor de los padres y dicen que estos tipos son capaces de cualquier cosa. Igual sigo andando en Metro y micro. Si estoy muy apurada tomo taxi.

¿Has tenido situaciones incómodas en público? ¿Insultos?
– En Temuco he tenido dos veces, en el terminal. Y de señoras. Cosas como “comunista de mierda” o “floja de mierda” y “comeguagas”. Eso y otra situación puntual cuando en el metro una señora me dijo “¿Tú eres Camila Vallejo? Gracias… gracias por haber hecho que mi hijo perdiera su año”. Y yo le dije a la señora que no era yo, que los secundarios decidieron eso. Pero el resto nada, todo lo contrario. O no se atreven a decir nada o es buena onda. Hay muy buena onda la gente en la calle y para mi eso es una muy buena señal.

En twitter hay mucha gente que te responde, políticos de derecha que te emplazan. Con Giorgio pasó también. ¿Por qué crees que te ven como… el objeto a darle?
– Yo creo que a la derecha le genera mucho conflicto que uno cuestione sus bases ideológicas. El ataque no es en base a argumentos, son cuestiones burdas, ridículas, que tú decis “pa’ qué voy a responder algo así, no voy a caer tan bajo”. Entonces son cosas cobardes y la cobardía es temor. Además el twitter no es como Facebook que ya se propagó y alcanzó estratos más populares. Además se utiliza como herramienta política ideológica y hay todo un tema con las redes sociales y la política digital.

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