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Opinión

18 de Mayo de 2012

“Tengo terror de hablar con los periodistas”

El gran ideólogo del Mapocho navegable y el vilipendiado “papasaurio”, la escultura de casi ocho metros que se pretendía instalar en el barrio Bellavista, volvió esta semana a la polémica luego de afirmar en la revista Vivienda y Decoración que sus alumnos no tenían “cultura y sofisticación”. El lunes fue Trending Topic, lo echaron de la universidad y pocas horas después habló con The Clinic. “Me siento un poquito desilusionado”, dice.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
Por

Foto: Alejandro Olivares

Usted dijo que el programa que diseñó para la Universidad San Sebastián, recorriendo Asia y Europa, fue espectacular…¿En qué consistía?
– Era para relacionar esta escuela con todos los centros más importantes de discusión arquitectónica.

¿Qué ideas trajo?
– Esa huevá es para darte una clase de dos horas.

Pero se supone que era un plan de arquitectura top.
– Hagámoslo corto, en tres palabras: la vanguardia arquitectónica…

¿Por qué el proyecto no habría encajado con el perfil de sus estudiantes?
– Tú comprenderás que estudiar los puntos de vista arquitectónicos de Tokio, de la Bauhaus en Alemania, o qué se yo, Harvard en Estados Unidos, son temas que hay que masticar, madurarlos y como nuestra idea es que tanto Santiago, como las sedes de Concepción y Puerto Montt, que denominamos la escuela fin de mundo, estuvieran contactadas con el resto del planeta…

Pero no pensaron en el perfil de los estudiantes, como dijo…
– Yo creo que todo se precipitó, probablemente, por la mala interpretación de una entrevista y los alumnos reaccionaron, lo cual me parece absolutamente lícito, y se produjo todo esto. Tan simple como eso.

¿Cómo definiría el perfil C2 y C3 de sus alumnos?
– Gente muy interesada, buscando un upgrade en sus conocimientos y entusiasmada en el programa que les estábamos ofreciendo…

Considera una afirmación clasista tratarlos de incultos y poco sofisticados…
– Esa fue una interpretación tendenciosa de la periodista, se colgó de eso para decir lo que escribió…

Pero eran palabras suyas…
– Qué quieres que haga yo con una periodista que dice eso. No sé, yo creo que se equivocó, mal interpretó.

¿Cuál era el contexto, entonces, en que expresó esa afirmación?
– No era ningún contexto, estaba definiendo, a instancias de la periodista, cuál era el tipo de alumno que teníamos en la escuela. Y el tipo de alumno que tenemos en la escuela es como los alumnos de todas las universidades.
¿Incultos y escasamente sofisticados?
– Son chiquillos que salen con poca cultura, que se han preocupado poco del acontecer cotidiano y eso sucede en todas las escuelas y universidades del país.

Pero, juzgando sus palabras, da la impresión que sólo algunos estudiantes podrían acceder a este tipo de carreras.
– Eso es lo más equivocado que hay, todos pueden, bienvenidos los estudiantes más libres de pensamiento, porque para eso estamos los profesores, para enseñarles a pensar, a relajarse. No te olvides que el programa que tenemos nosotros es absolutamente atípico, ha sido elaborado con una precisión absoluta, con viajes a Estados Unidos, a Tokio, es el mejor programa de arquitectura y estamos convencidos de que así es. Por lo tanto, a los alumnos la primera condición que se les impone es armonizar el cuerpo y la mente. Y eso se hace a través de técnicas.

¿Como el yoga y las artes marciales que usted implementó en la Universidad?
– Sí, el yoga, las clases marciales y la meditación. Después de esto el cuerpo está armónico y, cuando está armónico, somos capaces de entender la arquitectura que, no te olvides, es un arte subjetivo. El arte mayor. Y para eso tienes que estar en armonía. No es la mecánica de sumar, dos más dos son cuatro, o repetir eslóganes.

Asimilaron bien los estudiantes este tipo de clases…
– Claro, si tenían salas especiales y todo el tema. Las mejores notas, lejos, eran de la profesora de yoga, el profesor de Artes Marciales, de meditación. La llevaban, como dicen ahora.

Pedro, Juan o Diego
No consideró ofensivo, entendiendo la educación como un mecanismo de ascenso social, tratar a sus alumnos como hijos de camioneros…

– Esas son interpretaciones de la periodista. Pude haber dicho eso, como gerente general de una empresa.

Pero dijo camioneros, habló de gente vulnerable…
– Bueno, pero la niñita tomó la última palabra, me entiendes, por eso tengo terror de hablar con los periodistas. En este minuto cada palabra que te estoy diciendo la estoy midiendo al centímetro.

Me imagino, porque la gente percibió sus palabras como discriminatorias.
– Bueno, analizando el artículo y después de todos los llamados telefónicos, sospecho que se entendieron así, cuestión que no me importa en el sentido de que lo que estoy haciendo es ver que, más allá de un clasismo, de un estatus, de un origen, aquí lo que importa es que seamos cultos, inteligentes, organizados, emprendedores, sea Pedro, Juan o Diego.

¿La preparación de los alumnos que ingresan a estudios superiores es un tema recurrente en el mundo académico?
– Así es, tú estás de acuerdo en que los alumnos de cuarto medio tienen una capacidad cultural y un discurso armónico del acontecer cotidiano o un lenguaje correcto, ¿contéstame eso?

Yo creo que sí, existen…
– En ningún segmento, si yo he hecho clase en todas partes.

¿En qué ha notado ese déficit?
– En todos los ámbitos de la cultura, tanto así que introduje en la escuela un ramo que se llama acción y dicción, me entiendes lo que quiero decir, o sea, que el alumno aprenda a expresarse y use la palabra, la dicción, el convencimiento con dignidad, no llegar en jeans y con una botella en el bolsillo. Introduje una clase que la hace un actor, donde enseñan actuación y dicción, porque los arquitectos en algún momento de su vida, van a tener que exponer un proyecto de arquitectura frente al directorio de una empresa y no puede llegar un arquitecto joven sin manejar bien su prestancia, su vocabulario y su dicción. Esos son temas que en las universidades nunca han tocado y considero que son importantes. Yo hago clases en distintas partes, hasta en Estados Unidos e Inglaterra, ahí me doy cuenta lo importante que son todos estos temas que nosotros no consideramos…

¿Son déficits estructurales, diría usted?
– Yo creo que son déficits de la cultura nuestra, por lo tanto pueden ser estructurales.

Y qué piensa de la meritocracia, algo que se ha vendido mucho en materia educacional.
– La palabra meritocracia significa el mérito que tú tienes para ser capaz de abordar un tema urbano o en este caso arquitectónico, o médico, o un tema legal o lo que quieras. Meritocracia significa los méritos que logras por tu capacidad de desarrollar una actitud sólida, consciente, integral, frente a tu disciplina…Todos tenemos la misma capacidad, los mismos derechos y la misma posibilidad de ser un estupendo alumno. En la universidad tengo los mejores alumnos que te puedas imaginar, que se han lucido como arquitectos, no viniendo de clases acomodadas.

No discriminó, entonces, a sus alumnos…
– Cómo voy a querer discriminarlos, son los mejores alumnos que he tenido, hace 30 años hago clases. He hecho clases en la Católica, en la universidad del Desarrollo, ahora en la Universidad San Sebastián, en Argentina, Inglaterra y Estados Unidos. Entiéndeme, cómo una periodista puede centrarse en un solo punto cuando hablamos de la ciudad, el crecimiento y temas arquitectónicos de alto interés. Eso ha generado la polémica más enorme y ha significado desencontrarme con las autoridades de la universidad.

De hecho, lo echaron.
– Simplemente me desvincularon. Nos encontramos con el rector, el prorrector y el rector académico, discutimos el tema, decidimos que debería repensar el asunto y que tendría alguna alternativa futura. Sería bonito volver a retomar algunas responsabilidades en la facultad de arquitectura que yo armé.

¿Fue un golpe al ego para usted?
– No, al ego no, si yo tengo cantidad de planes, estoy escribiendo dos libros, organizando un seminario, estoy invitado al taller de Cartagena de Indias, a un workshop de arquitectos en Londres, entiéndeme, o sea…

Pero este proyecto era su “chiche” y al final lo echaron.
– Y va seguir siendo mi chiche porque tengo amigos míos, colegas que están vinculados a la universidad, a los que yo invité, que van a seguir con el programa como lo planteamos: un programa súper, súper top, elegante, sofisticado. Imagínate que para la sede de Puerto Montt, que se ha comido a todos los estudiantes de los alrededores, pensábamos tener un barco para hacer talleres navegando, te das cuenta lo interesante que puede ser invitar a los astros europeos, que les fascina más ir a Puerto Montt que dar una conferencia en Santiago. Allá pueden recorrer las islas y hacer el taller navegando por los fiordos de Chiloé. Todo eso es parte de un nuevo planteamiento para la enseñanza de la arquitectura…

Sáqueme de una duda, ¿cuánto sale la carrera de arquitectura en la universidad San Sebastián?
– 300 lucas mensuales, 250, no sé..

¿Y los viajes se contemplan dentro del arancel?
– Claro, obvio, y conseguimos aportes externos a través de convenios…

¿Y los viajes a Tokio?
– No pues, todas esas cosas atípicas, vienen con financiamientos externos y aportes de empresas. Imagínate que todo el mundo hiciera cosas de este tipo, una barca para 15 alumnos más dos profesores y un invitado, el presupuesto de la facultad no alcanza. Yo me consigo esos presupuestos porque, como soy un arquitecto privado y tengo una oficina con 30 profesionales, tengo la capacidad de llegar a los montos de financiamiento y comprometerlos para que me colaboren en estos proyectos. Hace dos años llevé a 20 alumnos y dos profesores a Cuba. Hicimos un proyecto maravilloso durante 10 días, después volvimos a mostrarlo y nos juntamos con el alcalde de La Habana. Un proyecto magnífico. Hasta el día de hoy me están pidiendo antecedentes y eso lo financió la iniciativa privada…

¿Sus alumnos viajan gratis?
– En esto que te hablo sí, ahora las cosas han cambiado y estamos programando un taller en Cartagena de Indias por un mes, conseguimos unos descuentos fantásticos, los alumnos van a ir por la mitad de precio haciendo un proyecto con los mejores profesores de Latinoamérica. Esas son todas gestiones mías porque me lo paso viajando y me invitan de todas partes…

¿Parece que el perfil de sus alumnos no es tan C2 o C3?
– No veo por qué el perfil C2, C3, no puedan ir a Cartagena de Indias. Si no se puede se buscarán becas, siempre busco las fórmulas para que mis alumnos hagan los talleres que invento.

¿Está encariñado con sus alumnos?
– Bueno, es que los alumnos para mí no son alumnos, son mis amigos, con los cuales discutimos de arquitectura, hacemos viajes, recorridos, nos vamos a una casa que tengo en Los Vilos. Estamos haciendo un plan maravilloso en el valle de Quilimarí, los alumnos se han juntado allí, lo hemos recorrido, las juntas de vecinos nos han invitado a hacer asados, estamos súper vinculados con la parte social que nos importa sobremanera. Es parte del planteamiento que yo tengo en la escuela. Que tenía.

¿Se siente dolido por lo que pasó?
– Me siento un poquito desilusionado, obviamente, después de un esfuerzo de seis años, plantear un escuela top, que los profesores extranjeros vienen y quedan absolutamente admirados, claro que me siento un poquito desilusionado de que, en 24 horas, se haya tomado una decisión tan extrema…

¿Conversó con sus alumnos?
– Claro, conversé con el presidente del Centro de Alumnos, Sebastián Muñoz, les mandé una carta abierta a todos los alumnos comentándoles que el artículo fatal de la revista distaba mucho, como a ellos les consta, de mi punto de vista. Si para mí los alumnos son mis íntimos amigos.

En la entrevista también habló del chaqueteo de sus colegas que ni siquiera conocían sus edificios y lo criticaban
– El tema del chaqueteo es una norma nacional que se da en todos los estatus y disciplinas. En lo personal no creo que haya habido un chaqueteo de “tiremos a este compadre para abajo”. Aquí ha existido una discusión arquitectónica insistente respecto a los edificios que yo he hecho. Una crítica fuerte y muchas veces desinformada de los arquitectos.

Mucha envidia en el gremio…
– No tengo idea, lo que sí te puedo decir es que he construido una cantidad de metros cuadrados y edificios particularmente interesantes que han sido no sólo publicitados en Chile sino en Estados Unidos, en Europa. Incluso la última vez estuve en Hong Kong, me metí a una librería y vi en el lomo de un libro la arquitectura de Cristián Boza.

¿Cómo no lo van a pelar si usted mismo ha dicho que quizá sea la persona que más sabe de arquitectura y urbanismo en Chile?
– Bueno, claro, tengo un postítulo en Edimburgo en diseño urbano, dos años trabajando en Londres en la ciudad nueva de Milton Keynes, ocho meses en París, tengo dos pasantías en Barcelona, entonces, ¿podrá alguien saber más que yo?, capaz que sí…

No sé, lo dice usted…
– Obvio, lo digo yo con absoluta humildad poh, huevón. Pero, si alguien me pregunta, tengo que contar el cuento completo.

¿Cómo va el Mapocho navegable?
– Ya partió… se va inaugurar antes que se vaya el presidente Piñera. Ya, hasta aquí llegamos, me están diciendo que no hable más.

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