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5 de Diciembre de 2024Roberto Boisier, el arquitecto del criticado edificio espejado de Plaza de Armas defiende su obra: “Pensamos que reflejar el entorno era más mágico”
Roberto Boisier fue uno de los arquitectos del característico edificio ubicado en la esquina de Catedral con Paseo Puente, en Plaza de Armas. Su construcción implicó la demolición del Bazar Krauss, un histórico edificio de 1910, cuya demolición -a más de cuarenta años-, sigue generando críticas. "Reconozco que era un edificio súper simpático (el Bazar Krauss), pero no teníamos nada que opinar", asegura Boisier, quien responsabiliza a la empresa sobre la demolición. En conversación con The Clinic aclara dudas sobre el proceso de construcción, pero ante todo responde a críticas, incluidas a la de un premio nacional de arquitectura. " "Lo consideraba espantoso. ¿Y qué hubiera propuesto él? Me pregunto yo", señala.
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Hasta el día de hoy, la demolición del antiguo Bazar Krauss en 1980, y en su reemplazo, la construcción del edificio de vidrio ubicado en la esquina de Plaza de Armas, en Catedral con Paseo Puente, genera cuestionamientos.
Recientemente se han levantado críticas por parte de usuarios de X (ex Twitter), por la falta de armonía con el resto de los edificios del sector. La estructura está rodeada de la Catedral de Santiago, y el edificio de Correos Central, dos monumentos nacionales. Y el resto del entorno de la plaza también destaca por edificios de época.
“Lo que hicieron con el bazar Krauss en Puente con Catedral es imperdonable”, se lee en críticas de X.
Lo que hicieron con el bazar Krauss en Puente con Catedral es imperdonable. pic.twitter.com/iPEbvLh1fN
— Ginés de Pasamonte (@TomCast27757620) November 30, 2024
El edificio fue diseñado por los arquitectos Juan Echeñique, Roberto Boisier y José Cruz en 1980. Fue un encargo de la empresa AGSA, que compró el terreno donde se ubicaba el histórico Bazar Krauss. Tras cerrar la compra, demolieron el edificio -construido en 1910-, y contrataron a la oficina de arquitectos a construir un edificio de oficinas en la esquina.
Roberto Boisier (81), es el único de los arquitectos que está vivo. En conversación con The Clinic se da un tiempo para explicar cómo se gestó la construcción del edificio, y defenderse ante críticas.
Demolición del Bazar Krauss y construir en Plaza de Armas
Su percepción como arquitecto del Bazar Krauss es que era un edificio “simpático”, de valor patrimonial, pero asegura que no calzaba con la arquitectura del lugar, tampoco, como algunos reclaman. De todas formas, entiende la relevancia que tenía, pero insiste en destacar que el terreno ya había sido comprado, y poco tenían por hacer frente a la demanda de la empresa.
“Eran puras discusiones. Porque todo era gasto, era costo, no era eficiencia. ‘Más metros cuadrado, métale metros cuadrados por aquí’. Las peleas que teníamos eran terribles”, afirma.
Al mismo tiempo, afirma que intentaron buscar alternativas, pero no tuvieron respuestas. “Todo esto que nosotros tratábamos de hacer, que fuera regular, un conjunto armónico, olvídate, no importaba“, señala.
Boisier cuenta con una amplia experiencia. Construyó decenas de edificios en Santiago, incluido el de IBM, pero este por años ha generado discusiones. Respecto al estilo, afirma que era una arquitectura de moda en la época, en particular en Europa y Estados Unidos. Pero no ha sido suficiente para defenderse de las críticas.
“Reconozco que era un edificio súper simpático (el Bazar Krauss), pero no teníamos nada que opinar”
No está al tanto de cuestionamientos en redes sociales, pero si tiene presente las críticas de arquitectos de su época. En el afán de darle vuelta al asunto, se pregunta qué hubiesen hecho otros en su lugar.
“El mismo Christian de Groote (premio nacional de arquitectura), que yo lo admiraba mucho, criticó este edificio y lo encontraba espantoso ¿Y qué hubiera propuesto él? Me pregunto yo. Era jodido. Tenías la catedral a un lado y al frente el Correo. Dos edificios que son emblemáticos, arquitectónicamente hablando, a mucho valor, además”, reclama.
-¿Cómo se gestó la construcción?
-Compraron el terreno por ubicación, en la esquina de la Plaza de Armas. Había un edifico ahí antiguo, abandonado. No estaba ocupado, por lo que recuerdo estaba abandonado y en muy mal estado. Pero reconozco que era un edificio súper simpático, pero no teníamos nada que opinar. Estos gallos dijeron “vamos a comprar esto, y queremos esto y hay que sacarle el jugo a esta cuestión, a sus metros cuadrados”. Hicimos lo mejor que pudimos, desde luego. Ese era el punto de partida para nosotros.
-Usted ya me comentaba que al menos la forma del edificio Krauss lo consideraba simpática, pero que no coincidía con el resto de la arquitectura. ¿En ese tiempo tenía algún significado el bazar Krauss para la gente?
-Yo creo que no. Para nosotros, los arquitectos que estamos más metidos en el cuento, sí, porque encontrábamos simpático el edificio. Pero estaba hecho un espanto, como un edificio mal mantenido que termina mal su vida. Y eso no es menor. Puedes considerar que todos esos edificios van a quedar 100 años, por lo menos. De hecho, este edificio tiene 50 años, y yo creo que está impecable desde el punto de vista de terminación. Por eso yo te sugiero mirar un poco los alrededores, y miras un edificio que es de muy buena arquitectura que hizo Emilio Duhart con Sergio Larraín, en la otra esquina, una cuadra más arriba de la Plaza de Armas en la esquina oriente y te das cuenta del estado que está, porque es deplorable.
-¿Cree que hoy hubiesen hecho algo distinto en ese edificio?
-¿Nosotros?
-Sí, considerando todas las condiciones que ya me comentaba que tenían.
-No. Porque te vuelvo a decir, hay dos posturas, o tú te sometes a tu entorno, pero ¿a qué te sometes ahí? ¿A una arquitectura neoclásica? Tratar de emanarse con la Catedral o con el Correo, es imposible. Son edificios que por sí tienen su tremendo valor. Ahora, con esto no te quiero decir que nosotros pretendíamos dar un tremendo valor al edificio de la esquina, pero sí quisimos hacer lo que fuera menos impactante. Al revés, que pasara desapercibido. Nos pareció que en este momento estaba la cuestión del espejo sobre todo por su tema de la limpieza, era más puro todo esto. Y como te digo, a nuestro entender, en aquel entonces no competía con nada. Porque reflejaba, no competía.
-Y una vez construyó el edificio, los primeros años ¿se tiene noción de cómo fue la reacción de la gente?
-Había dos o tres arquitectos que eran los gallos que siempre nos tiraban a partir por haber hecho esa cuestión. Es como cuando hicimos la IBM también. Nadie tiene idea de lo que hay detrás de la IBM. Yo me hice cargo de ese proyecto durante cuatro años, la IBM tenía un libro de ochocientas páginas de lo que ellos querían. Era re jodido. Fue parecido al de Plaza de Armas.
“Quedamos satisfechos. Creo que hoy habríamos hecho, no sé si lo mismo, pero algo parecido”
Una de sus principales molestias con el edificio espejado de Plaza de Armas, es que no fue terminado. Roberto Boisier asegura que consideraban un helipuerto que no se hizo, y que la terminación del edificio quedó mal diseñada. Además, el entorno exigía muchas limitaciones para lo que quisieran hacer.
“No es fácil cuando tienes tantas limitaciones, condicionantes, por decirlo así. Pero, en fin, nosotros quedamos satisfechos, si esa es la pregunta que me quiere hacer en el fondo. Quedamos satisfechos. Y yo creo que habríamos hecho, no sé si lo mismo, pero algo parecido. Y lo que sí, hubiera terminado edificio que nunca lo terminaron, porque habría tenido un helipuerto, que después se suprimió, quedó una sala máquina que se dio para arriba y ya no estuvo a cargo nuestro eso. Entonces, quedó una construcción, a mi gusto, horrorosa, fuera de nuestra responsabilidad”.
-¿Usted hubiese dejado un edificio como el Bazar Kraus?
-Depende. Nosotros no éramos los gestores. No teníamos injerencia ninguna en lo que se iba a hacer ahí.
-La pregunto usted como arquitecto, desde su punto de vista.
-Bueno, es que uno le tiene cariño a las cosas. Porque yo le digo, el Bazar Kraus era súper simpático como edificio, como arquitectura. Pero guardando las proporciones tampoco era un edificio que había que guardar a raja tabla.
-Porque en redes sociales se romantiza un poco este edificio.
-Obvio. Y hay mucho, no solamente romanticismo, sino que hay ignorancia de la gente, de la opinión. Por eso es súper jodido para nosotros arquitectos que al final nos achacan las cuestiones. Tú podías hacer una cuestión que le guste a uno o le guste a otros.
-Y si no lo hacían ustedes, quizás lo hubiera hecho otro arquitecto que hiciera otra cosa.
-Obvio, eso no se podía discutir. Pero ellos (la empresa) tampoco tenían claro lo que había que hacer. Ellos tenían claro que tenían que aprovechar metros cuadrados a como de lugar, porque incidía en el valor del terreno. Y por otro lado estaban las normas municipales, que establecían que tenía que ser tres cuerpos, no dos, ni uno. Porque era de distintas alturas. Por el lado de la catedral, tenía una altura, por el lado del correo tenía otra altura.
“Ellos ya habían vendido todo esto porque tuvieron bastante éxito comercial. Entonces, ahí te aplauden y dicen, oye, está bien esta cuestión. Y nosotros peleando ahí por el famoso helipuerto que nunca se hizo. Quedó horroroso, no quedó terminado el edificio”.
-¿Qué opina de las críticas que se hacen en redes sociales contra el edificio? ¿Le hacen sentido algunas?
-No las he leído.
-Hay quienes comentan que se rompió la estética de la Plaza de Armas con este edificio. Gente que, por cierto, opinan respecto a imágenes antiguas.
-¿Qué te puedo decir de eso? Mi opinión ya te la di. Además, Santiago y el centro no se caracterizan por tener una homogeneidad en la arquitectura. Los distintos tiempos fueron generando lo que tú tienes hoy día. Que haya armonía en esto o no sé cómo llamarlo, yo creo que es muy ocasional.