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Cultura

30 de Mayo de 2012

Película de Sebastián Lelio, “El año del tigre”, entra este jueves a cartelera

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Los parajes devastados por el terremoto y posterior tsunami registrados en nuestro país hace dos años son los escenarios de “El año del tigre”, un filme que reflexiona sobre cómo la libertad puede ser a veces más cruel que la soledad que se vive entre las paredes de una cárcel.

Dirigida por Sebastián Lelio, la película, que llega este jueves a las salas, relata la historia de Manuel (Luis Dubó) un preso que el 27 de febrero de 2010 ve cómo la cárcel en que está se derrumba por el sismo y aprovecha la ocasión para fugarse.

A partir de ahí el protagonista se encamina hacia su pueblo, totalmente desolado por la catástrofe, donde buscará reencontrarse con su familia.

En su camino se cruzará también con un tigre de circo, cuya jaula fue arrastrada mar adentro y luego arrojada a la playa, una metáfora de la libertad accidental con la que el protagonista tendrá que enfrentarse.

Con una trama en la que realidad y ficción se entremezclan, las primeras líneas del argumento de la película se cocinaron horas después del caos provocado por el terremoto de 8,8 grados que se registró hace ya más de dos años.

“Al ver en los noticiarios lo que estaba ocurriendo en el sur y ver la noticia de que los presos se habían escapado, empecé a fantasear con la idea de que ahí había una historia posible y que podría ser filmada en localizaciones reales”, aseguró hoy Lelio en una entrevista con Efe

Así, dos meses después de la catástrofe, Lelio y su equipo emprendieron un “duro viaje” hacia al sur donde recorrieron el litoral en busca de localizaciones que sirvieran para ambientar una historia que, según su creador, cambiaba a medida que iban descubriendo las consecuencias del desastre natural.

“Lo que hicimos fue escribir el guión mientras viajábamos. Íbamos adaptando la idea a los lugares reales y cruzándola con los elementos de ficción dramáticos que nosotros sentíamos que la película necesitaba” dice su autor, quien agrega que “El año del tigre” pretende ser “un documento urgente de la tragedia”.

A lo largo de su periplo por los parajes desolados del sur, el equipo de producción tuvo que vivir en primera persona el abandono y la desesperación de los habitantes de Iloca, Duao y Concepción, esta última la ciudad más próxima al epicentro del sismo.

“La gente todavía estaba muy abandonada, aún estaba conmocionada, y eso nos puso en un lugar de mucha relevancia. Nos recibieron muy bien porque éramos como vida que llegaba al lugar y quizás les sirvió para separar la catástrofe de sus cuerpos”, enfatiza Lelio.

Asimismo, la historia pretende ser una reflexión de cómo a veces la libertad puede tener un gusto más amargo que la soledad dentro de las cuatro paredes de una celda de reclusión.

“Nos parecía conmovedor el hecho que alguien que está preso de pronto se va a enfrentar a la libertad y se aferra a esta posibilidad, para descubrir que afuera es peor que adentro y que el derrumbe de las estructuras concretas y abstractas de la sociedad pude ser un castigo tremendo”, señaló.

Antes de su desembarco en las salas chilenas, “El año del tigre” fue presentada en los festivales de Valdivia (Chile) y Locarno (Suiza), donde fue premiada “como aporte a la Humanidad”.

“Creo que ha sido una película que obliga al personaje y al espectador a ponerse en contacto con emociones y necesidades que son muy básicas”, concluye su director, que anteriormente realizó también “La Sagrada Familia” (2005) y “Navidad” (2007).

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