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Opinión

4 de Agosto de 2012

Guía para convertirse en un ratón de laboratorio

Por Soho Costa Rica Me resultó claro en algún momento de mis veintitantos que trabajar para poder vivir era un engaño completo. Después de unos años de marcar tarjeta cuarenta horas semanales como operador de una caja registradora, me di cuenta de que no quería tener nada que ver con un sistema que me ofrecía […]

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Por Soho Costa Rica

Me resultó claro en algún momento de mis veintitantos que trabajar para poder vivir era un engaño completo.

Después de unos años de marcar tarjeta cuarenta horas semanales como operador de una caja registradora, me di cuenta de que no quería tener nada que ver con un sistema que me ofrecía muy poca compensación y además consumía todo mi tiempo. En un mundo perfecto, el tiempo sería mío para viajar, aprender a tocar la melódica y la cítara, descargar pornografía, llorar hasta dormir, jugar videojuegos, llorar en la ducha, ver un sinnúmero de episodios de La liga de la justicia sin ningún intermedio y visitar los mejores restaurantes de la ciudad, donde podría escaparme al baño a llorar sin que nadie me vea.

Así fue como me volví un conejillo de Indias.

Vivir de ser un voluntario para la investigación de la industria farmacéutica y la medicina es como tener las llaves del reino de la plata fácil y del tiempo libre. Todas las escenas de llanto descritas arriba eran tan solo lágrimas de emoción, queridos amigos, por la facilidad con la cual yo podría vivir. Y esto no era un secreto del cual yo era el único conocedor, esa es la mejor parte. Esta fuente de dinero gratuito no requiere habilidad, talento o inteligencia.

Eso quiere decir que usted también lo puede hacer. Es sencillo.

Paso 1: Sepa quiénes son

Hay instituciones en todo el mundo que ofrecen una compensación a cambio de que participe en estudios clínicos para las farmacéuticas.

Mientras que cada estudio y lugar varían en su modo de operación, las bases son las mismas: por un tiempo determinado usted se internará en una clínica de la cual no podrá salir y tomará una droga experimental, no autorizada, que está en etapa de prueba. Lo pincharán y le sacarán sangre hasta veinte veces al día, comerá comida insípida, tipo dharma-initiative, como en la serie Lost, y vivirá con otros que han hecho, de ser conejillos de Indias, su línea de oficio.

Esta última parte es la más difícil, pues muchas de las personas con las que usted estará encerrado lo sacarán de quicio.

Su principal labor, aparte de resistir la compañía de estos individuos y ser chuzado insistentemente con agujas, será reportar los efectos secundarios de la droga. Eventualmente, unos años más adelante, si el medicamento que probó es admitido por las autoridades, verá en televisión a un narrador con voz calmada diciendo algunos de los síntomas que usted experimentó al final del estudio. Estará advirtiéndoles a posibles pacientes que podrán sentir lo que usted ya sintió. Esto lo llenará de orgullo.

Yo conté con suerte, nunca tuve un efecto secundario más grave que una congestión o gripa, pero tampoco conozco a nadie que haya tenido que lidiar con algo más grave que un malestar estomacal. En la mayoría de los casos los efectos secundarios han sido muy leves.

Paso 2: Busque un estudio

En Estados Unidos, las ciudades con universidades grandes tienden a ser el centro de estas instalaciones ―Austin, Texas, y Madison, Wisconsin, por ejemplo, tienen algunas de las clínicas más importantes―, aunque en realidad se encuentran en cualquier lugar del mundo. Hay listas con opciones de estudios disponibles en páginas de Internet como Guinea Pigs Get Paid y Just Another Lab Rat. La gran mayoría de investigaciones son del mismo tipo: probar drogas
experimentales en voluntarios saludables, aunque el medicamento en prueba puede variar. Las opciones son amplias y van desde drogas contra la gripa y medicina psiquiátrica hasta medicamentos contra el sida. Entonces usted no tendrá mucha probabilidad de contagiarse con ninguna de estas enfermedades pues ya se habrá tomado los remedios.

El proceso de selección varía dependiendo de cada clínica. Algunas requieren que uno oiga a un empleado ojimuerto leer los acuerdos del contrato, mientras otras pasarán muy por encima este proceso. Algunas intentarán hacer todo el papeleo de un solo tacazo, mientras otras harán los trámites en una preselección y requerirán que usted vuelva para ser evaluado por un médico. Estas lo hacen porque no quieren pagarle a un doctor en caso de que usted no pase la etapa de preselección, gesto que le dará una idea del tipo de políticas de recorte de presupuesto que tienen algunos de estos centros médicos.

En cualquier caso tendrá que someterse a un examen físico durante la preselección. La idea es determinar, en caso de que usted caiga muerto después de tomar un medicamento, si fue por un efecto secundario o si efectivamente ya estaba al borde de la muerte. También le medirán el índice de masa corporal o la presión arterial, entre otros indicadores. Si usted encaja con estos requisitos, lo más seguro es que lo admitan.

Hay algunas diferencias en las clínicas, pero en general hay más cosas en común. Covance, en Madison, tiene mejor comida y allá solo duermen dos personas por habitación; PPD, en Austin, agrupa a ocho personas por cuarto, pero tiene mesas de billar y sillas tipo estadio en el cuarto de la televisión; Parexel, en Londres, sirve té todas las tardes, porque eso es lo que hacen, por supuesto. Nunca consideré hacer un estudio en Colombia ni en ningún otro país de

Latinoamérica, aunque no me hubiera opuesto a la idea. En realidad me quedé en Estados Unidos la mayoría del tiempo porque era más sencillo.

Paso 3: Ser paciente

La vida en estos lugares es como la de un campamento de verano, pero sin actividades recreativas y con muchas jeringas. Los otros voluntarios vienen de diferentes contextos y hay desde padres con deudas de manutención de ocho hijos hasta personajes encantadores y chiflados, tipo Kramer de Seinfeld. En un estudio que hice en Londres, compartí cuarto con una estrella de porno que fue expulsada de la investigación por aparecer en un documental de la BBC llamado Sex maniac and proud (algo así como “maniático del sexo y orgulloso”).

De vez en cuando también se pueden hacer amigos; a veces usted se internará en una clínica de Wisconsin y verá a una persona con la cual jugó cartas hace un año durante todas las noches de su estadía en Austin. Es muy esporádico, pero encontrar gente con la que uno también se hablaría por fuera de la clínica es mágico.

Usted querrá llevar un portátil o un iPod, aunque debe asegurarse de que no tenga cámara, pues no se pueden tomar fotos en las instalaciones. Cuando no le estén inyectando algo o dándole drogas a la fuerza, tendrá mucho tiempo libre. Si ha querido ver la serie Game of Thrones, por fin tendrá tiempo para hacerlo. Por lo general hay solo dos tipos de días en estos estudios: los de pereza, en los cuales su única labor es comer durante un horario determinado y someterse a que le saquen sangre una que otra vez, y los días cinéticos, en los cuales uno debe aguantar que le saquen sangre a veces hasta cada quince minutos por varias horas. Pero incluso en esos días hay suficiente tiempo para ver televisión y navegar en Internet.

Los estudios tienen diferentes duraciones: van desde dos días hasta seis semanas, y el pago promedio suele ser de doscientos dólares por noche. Si la idea de hacer seis mil dólares en un solo mes no es lo suficientemente atractiva, imagínese ganar esa plata y haber usado ese tiempo devorándose toda la obra de Jet Li. Habrá momentos aburridos, lo más probable es que sus compañeros de cuarto lo vuelvan loco y la comida seguramente será terrible, pero no olvide la recompensa y lo logrará.

Paso 4: Sálgase y alístese para el próximo

Después de salir de un estudio hay un periodo de descanso que tiene como objetivo prevenir que usted mezcle drogas experimentales. Usualmente, ese espacio dura un mes. Asumiendo que use ese dinero para gastos personales y no para cubrir deudas masivas de casinos o algo así, viene el momento de gozársela: guarde lo necesario para impuestos, los cuales no le deducen de su cheque inicial, y después piense adónde le gustaría ir. ¿Le gustaría estar un rato en Chicago? Reserve un vuelo y después planee un estudio en los Laboratorios Abbot, en el cercano Waukegan. ¿Le apetecen unas vacaciones en Europa? Gástese un buenporcentaje de su cheque en un vuelo internacional y después alístese para inscribirse a Parexel, en Londres. (Plus: la tasa de cambio funciona a su favor). ¿Está de ánimo tropical? Vaya a Honolulú para un estudio extensivo en Covance.

Lo mejor de ser un conejillo de Indias es que uno realmente no hace nada para vivir ―lo que significa que usted puede hacer todo lo que quiera en su tiempo libre―. Si usted mantiene bajos sus gastos generales, tendrá la posibilidad de ver el mundo.

Paso 5: Eventualmente, retírese

Los primeros años en los cuales esté ganando (bien), mientras se dedica a los juegos de video y ve películas, pensará que encontró el código secreto para vivir: no tiene jefe, dispone de todo el tiempo libre y obtiene dinero fácil donde quiera.

Pero, como todas las cosas interesantes de la vida, llegará el momento en el cual usted se cansará del asunto. Estará extenuado de tener que explicarle las cicatrices de las jeringas en el brazo al señor de seguridad del aeropuerto, diciéndole que ya encontró a Jesús y que se lo está tomando un día a la vez. De pronto conocerá a una mujer que quiere un novio que esté ahí y cuyo trabajo le pueda explicar a su madre. De pronto simplemente se dará cuenta, como me pasó a mí, que esa labor chistosa que uno hace cuando es joven podría volverse una actividad muy depresiva para ejercer cuando uno es viejo, y empezará a buscar algo más para hacer con su vida.

Cuando ese día llegue, oiga sus instintos. Hay una variedad de carreras para gente que tiene este tipo de experiencia
―llevarse bien con extraños paga dividendos en la mayoría de campos y las historias que acumulará lo ayudarán a poner en marcha una carrera como escritor―. Aprenderá a apreciar ciertas cosas, como salir todos los días y no sangrar desde un hueco del brazo. No necesita quemar esta etapa del todo; si decide que necesita un jet ski usado o entradas para la temporada de básquet, los estudios de drogas todavía estarán ahí. Nadie puede hacer, de esto, una carrera de tiempo completo por más de cuatro años. Si lo hace, puede convertirse en el tipo de persona que sus amigos temieron cuando les dijo su nuevo plan de vida. Y usted no querrá ser ese tipo de persona. Habrá gastado mucho tiempo encerrado en una clínica con esa persona. Usted odiará a esa persona.

Fui ratón de laboratorio durante tres años consecutivos y el hechizo de la plata ha hecho que vuelva a recurrir a este tipo de estudios un par de veces. Resulta que hay algunos trabajos que logran que uno sienta algún tipo de satisfacción. Yo recomendaría, en caso de que exista la posibilidad, perseguir alguno de estos oficios. Pero, en una economía donde las opciones laborales son limitadas, el dinero gratis a cambio de probar drogas seguro es mejor que trabajar como un tonto.

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