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Opinión

2 de Octubre de 2012

Tres músicos la raja que no alcanzaron a disfrutar la fama

Nick Drake, Elliott Smith y Jeff Buckley prometían ser de los músicos más reconocidos de su generación, pero la muerte los alcanzó antes

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
Por

Jeff Buckley

Es la tarde de un martes 29 de mayo de 1997. Jeff Buckley está sentado con su amigo Keith Foti a la orilla del río Wolf, un afluente del Mississippi. De repente, Jeff se para y camina hacia el río que no tiene mucha corriente. Se mete con ropa y zapatos, cantando y riéndose. Keith lo mantiene a la vista. Nada unos 15 minutos, como ya lo había hecho otras veces en ese río. Keith acomoda su radio portátil para que no se moje, mira de nuevo a Jeff y ya no lo encuentra. Lo llama. No ve chapoteos, ni nada. Simplemente desaparece en silencio. Encuentran su cuerpo 6 días después. La corriente de un bote que pasaba se lo había llevado.

Así moría una promesa de la música, que mezclaba jazz, rock, folk y country con una inigualable voz de tenor. Su primer disco Live at Sin-é incluía covers de Edith Piaf (Je N’ en connais pas le Fin) y Van Morrison (The way young lovers do) y dos canciones originales. Con este primer EP Beckley se ganó un espacio en la escena musical de Nueva York. Pronto comenzaron pequeñas giras en cafés, bares y locales de Estados Unidos y Europa.

En Francia gana el “Gran Prix International Du Disque” de 1995, otorgado antes a la misma Edith Piaf, Bob Dylan Bruce Sprinsteen, entre otros. En Australia gana disco de oro y participa en varias colaboraciones con importantes cantantes. La última de éstas la realiza con Patti Smith en su disco Gone Again. En Beneath the Southern Cross se puede escuchar a Beckley cantando y en Fireflies tocando el “esrrage” (una especie de sitar pequeño).

Buckley fue enlistado en el número 39 de los 100 mejores cantantes de The Rolling Stones, y Chris Cornell (vocalista de Soundgarden y ex vocalista de Audioslave), recuerda: “había una tenacidad casi punk-rock en la forma que te forzaba a escuchar el lado afeminado de su voz. Vi shows llenos de gente con camisas de franela, y él improvisaba las canciones a cappella. Lo hacía hasta un punto más allá de la incomodidad para estos tipos que estaban ahí tratando de parecer rudos. Te incomodaba por tanto tiempo que luego tenías este rejuvenecimiento y descubrimiento de que este tipo no le tenía miedo a nada”

Buckley muere antes de poder completar el álbum My sweetheart the drunk y de ver consolidado su éxito como músico.

Elliott Smith

La muerte de Elliott Smith es lejos la más bizarra. Falleció el 21 de octubre de 2003 a causa de dos puñaladas en el pecho. El problema es que nunca se supo si se trataba de un asesinato o heridas autoinflingidas. Y la idea de suicidarse con un cuchillo en el corazón, alimenta hasta el día de hoy las imaginaciones más románticas de los fanáticos de la música.

Eliott vivía con su polola, también cantante, Jennifer Chiba en Silverlake, Los Ángeles. En una escena -que ha sido comparada con Sid y Nancy- se pusieron a pelear. Él amenaza con suicidarse. No es la primera vez que lo hace. Ella se encierra en el baño. Según su versión, Chiba escucha a Elliott gritar y cuando sale lo ve con el cuchillo clavado en el pecho. Lo llevan al hospital, pero muere media hora luego de su ingreso. La autopsia, sin embargo, dejó abierta la posibilidad de un homicidio y finalmente declaró que las evidencias no eran concluyentes.

De los tres, Smith fue el que alcanzó a lograr más: sacó más discos, hizo más conciertos y más carrera. Estudió Filosofía y Ciencias Políticas y fue nominado al Oscar cuando su canción Miss Misery fue incluída en la película Good Will Hunting. También tocó en la ceremonia de premiación, luego de Celine Dion. Su disco XO vendió 40 mil copias y fue invitado a exitosos programas de televisión, como Saturday Night Live. Pero el reconocimiento parecía hacerle peor.

Su música incluía guitarra, armónica y batería entre otros instrumentos, todo en una onda folk, indie; aunque él odiaba que se le comparara con la escena indie estadounidense. Odiaba juntarse con famosos. Todo un hipster noventero. Pero su música era realmente el reflejo de él mismo. Según se dijo, Smith tenía recuerdos reprimidos de su infancia que lo hacían pensar que había sido abusado sexualmente por su padrastro.

Smith era un tipo triste, adicto a la heroína, depresivo, alcohólico e introspectivo. Por eso la noticia de su suicidio, hacía sentido entre sus conocidos. Su amiga y cantante Mary Lou Lord declaró al diario The Guardian de Gran Bretaña en 2004, que Smith era el “heredero del trágico manto de Kurt Cobain: estaba haciendo música para “los chicos tristes””.

Pero en su último año de vida, durante 2003, Smith decía haber dejado su adicción a la heroína y al alcohol. Algunos de sus cercanos lo desmetnían. Decían que estaba paranoico y que su humor variaba radicalmente. Lo cierto es que por su largo historial de depresiones y adicciones, la historia de su suicido tenía sentido. Sin embargo, cuando la autopsia se hizo pública en internet, se supo que no se encontraron drogas ilegales en el cuerpo.

El archivo también apuntaba a que si bien el lugar y dirección de las heridas eran consistentes con puñaladas autoinflingidas, llamaba la atención la presencia de lo que podrían haber sido heridas defensivas en su mano derecha y la ausencia de “heridas de vacilación”, las cuales se presentan en suicidas que usan este tipo de armas (aunque muy atípicamente en el pecho), al titubear o dudar antes de dar la embestida certera. Por lo tanto, quedaba abierta la posibilidad de un homicidio.

Su novia defendió siempre su inocencia y mantuvo la tesis del suicidio.

Nick Drake

A Nick Drake no le gustaba ir de gira. Tampoco las entrevistas. Llegaba a un bar, se sentaba a tocar y se emputecía porque todos estaban hablando, sin ponerle atención a su reflexiva música. Alguna vez intentó una gira pequeña y nunca más. Se fue de vuelta a la casa de sus padres en Warwickshire, en Inglaterra, donde murió de sobredosis de antidepresivos.

Nick Drake sólo alcanzó a sacar tres discos. Ninguno vendió demasiadas copias, porque él tampoco hacía mucho esfuerzo por promoverlos comercialmente. De hecho, no existe ninguna filmación de él como adulto. El documental A Skin Too Few, sobre su vida, está hecho con videos de su niñez y luego sólo fotografías de su época adulta.

Sus carrera artística estuvo marcada inicialmente por la literatura, materia que estudió en Francia e Inglaterra. Ahí se familiarizó con la guitarra y sus poemas se convirtieron en canciones. Con temas recurrentes sobre la muerte y la tristeza, al igual que Elliott Smith, Drake estaba cantando sobre su propia existencialista y melancólica vida.

Luego de su último disco, Pink Moon, se volvió completamente irreconocible. Asocial y deprimido. Según cuenta su madre en A Skin Too Few, Drake le dijo: “no me gusta estar en casa, pero no soporto vivir en ninguna otra parte”.

Sus padres hicieron lo posible por hacer su vida más amena, pero Drake finalmente murió el 19 de junio de 1974 a los 26 años a causa de una sobredosis de antidepresivos. No se supo si se trató de un suicidio o un accidente.

Según dijo su madre, Nick sentía que si sólo podía llegar a una persona, ayudar a una persona con su música, entonces se sentiría completo. Y si bien no vendió muchos discos en vida y por muchas décadas fue olvidado, en 1997 se usó su canción Pink Moon en un comercial de Volkswagen y eso disparó las ventas. Se compraron más discos durante ese año que en los 30 años que habían pasado desde la creación de la canción.

Desde ese entonces, el público ha recuperado las canciones de Drake, encontrando nuevas lecturas. Entre sus fanáticos más famosos está Heath Ledger, quien estaba obsesionado con el músico inglés y con su vida. Uno de los proyectos que tenía pensado para el futuro, era llevar al cine la vida de Drake. Robert Smith (The Cure) y Peter Buck (R.E.M.) han confesado estar influenciados por su música.

Pedro Aznar también tiene una versión español de Time of no reply, llamada Tiempo sin respuesta.

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